¿Qué partido ha sido el más perjudicado por la ley electoral en las elecciones generales de 2019?

El sistema electoral español es de los más proporcionales, pero no puede evitar que haya partidos a los que el escaño les salga mucho más caro que a otros

¿Qué habría pasado el 28A con el sistema electoral de otros países?

Guillermo Navarro
Jorge Sanz Casillas

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Las elecciones generales de 2019 han vuelto a dejar un parlamento fragmentado y el debate sobre la Ley electoral reaparece entre los «damnificados» por la ley electoral, que aplica el sistema D’Hondt en un modelo de circunscripción provincial. Al lamento habitual de los emergentes (Ciudadanos y Podemos ya pidieron hace años otro sistema) se les ha sumado este año la queja de Vox , que pide repetir el recuento alegando «la aparición de decenas de miles de votos nulos». Casualmente, la formación de Santiago Abascal fue –de todas las que tenían aspiraciones nacionales– la más perjudicada por una ley electoral que no está pensada para que cinco partidos peleen por llegar a La Moncloa.

[ ¿Qué habría pasado el 28A con otro sistema electoral? ]

El caso es que el sistema D’Hondt es el que es. No es ni mucho menos el más desproporcional –hay sistemas como el italiano o el estadounidense mucho más severos con los «perdedores»–, pero sí es verdad que provoca desigualdades cuando se aplica en circunscripciones pequeñas. Bastaría con dividir los votos conseguidos entre los escaños obtenidos para observar que hay partidos a los que el escaño les sale mucho más caro que a otros . Así ha sido esta vez:

Con un vistazo rápido a la estadística, se observa que Vox ha sido el gran perjudicado de las últimas elecciones. Además, tal y como publicamos hace unos días, 700.000 votos dirigidos a Vox se quedaron sin representación , dificultando así un cambio en La Moncloa y reforzando la teoría del voto útil. El caso es que a la formación de Abascal, cada escaño le ha costado 111.548 votos , 40.000 más que la media. En la otra cara del sistema estaría la periferia peninsular , donde Partido Regionalista Cántabro, NA+, Bildu o PNV necesitaron 65.000 votos o menos para sumar cada escaño.

Ejemplos anteriores

Mirando atrás, en las elecciones generales de 2015 –las primeras con Podemos y Ciudadanos con opciones reales de influir– hubo un partido muy perjudicado por el sistema: Izquierda Unida . La formación consiguió solo dos escaños pese a contar con 923.000 papeletas favorables. Es decir, cada escaño le costó unos 460.000 votos cuando la media estuvo en 112.000. Esto, sumado a unas expectativas de «sorpasso» al PSOE que nunca se cumplieron, fue uno de los motivos por los que Podemos e IU fueron juntos a las elecciones del año siguiente, las que llegaron tras la legislatura fallida.

Excepción hecha de Izquierda Unida, lo que sí es una constante en todos los comicios es la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas. PNV o ERC figuran siempre entre las formaciones a las que menos les cuesta sacar escaño. En 2015, el PNV, con un tercio de los votos de Izquierda Unida (301.585 frente a 923.133), consiguió el triple de escaños (seis diputados frente a apenas dos).

En 2016 la situación fue parecida, aunque no contó una excepción tan notable como la de Izquierda Unida. Ese año, entre los cinco partidos más sobrerrepresentados volvieron a estar tres nacionalistas: PNV , CDC y ERC . De los partidos nacionales, Ciudadanos fue al que más «caro» le salió cada escaño. Necesitó 97.617 votos frente a los 57.709 de PP, 63.820 de PSOE y 71.123 de Podemos. La media estuvo en 71.976.

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