ABC ACOMPAÑA A RAJOY EN LA CAMPAÑA
Mariano Rajoy: «Yo espero que no haya un tripartito. Eso sería un disparate para España»
El jueves, Mariano Rajoy saltó de una entrevista en Madrid, a Tenerife y luego a Gran Canaria. Esta es la crónica del día 7 de la campaña más incierta
«Método. Hace falta método» ¿Para qué? «Para todo en la vida». Incluso para ser presidente y amanecer al alba sobre una bicicleta elíptica. Es el día 7 de la campaña electoral 11 de la España 2015. Es jueves 10 de diciembre. Quedan ocho días y quinientas noches para que Mariano Rajoy Brey (60 años) negocie con la casera del Palacio de La Moncloa -España- si le amplía el alquiler otros cuatro años. Ofertas de otros tres inquilinos no faltan: aspirantes más jóvenes que se jactan de representar a la nueva sociedad. Pero el candidato Rajoy asegura que tiene los recibos en regla, buen historial laboral y ganas.
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-Mire, estoy bien, con humor, con equilibrio y creo conocer esto. Estoy con ganas.
- Y si no puede gobernar, ¿qué hará?
Yo no pienso en perder. Me quedan cuatro años para redondear lo hecho.
Acaba de llegar a Torrespaña. Viene a los Desayunos de TVE donde está a punto de contarle a María Casado que va a eliminar el IRPF, con limitaciones según ingresos, para los que retrasen la edad de jubilación. Los Desayunos son solo la primera etapa de un día de avión, mítines y mojo picón (de tres sabrosas clases) en el que ABC se empotra con el aspirante a revalidar el poder. Los clásicos del periodismo lo llamarían 24 horas con Rajoy. Más acertado sería catalogarlo en la prueba del medio maratón.
Cuando empezó este relato estaba Rajoy en los Desayunos. Como el gallo ha cantado en Moncloa a las siete menos cuarto, el presidente confiesa que no ha tenido tiempo ni para un café.
-¿Sale sin desayunar de casa?
-Es que tengo poco tiempo. Me levanto a las siete menos cuarto, hago veinte minutos de elíptica y otro tanto de cinta, me ducho y aquí.
«Aquí» es TVE , donde dicen que manda mucho aunque sea la primera vez que pisa como presidente el plató 2 del programa estrella de las mañanas. Un café «calentito» y un churro, manjar que habitualmente hace las delicias de los tertulianos, ayuda a templar la mañana gris diésel del Madrid que gobierna una alcaldesa afín a Podemos. Porque Rajoy es uno de los seis millones y medio de vecinos de Madrid que se levantaron un día con Ana Botella de alcaldesa y se acostaron bajo el cielo morado recién asaltado por Pablo Iglesias y Manuela Carmena. De camino al aeropuerto para volar a Tenerife, segunda escala del día, el presidente se malicia de un acuerdo entre PSOE, Ciudadanos y Podemos para desalojarle. «Yo no sé lo que van a hacer pero espero que no haya un tripartito; sería un disparate para España».
«Respeto» a volar
El abrigo con que se cubre en Barajas antes de abordar el avión quedará repanchingado durante todo el día en un asiento. En Santa Cruz hace 25 grados, estos sí, despejados y azules. Antes, dos horas y media de vuelo que arrancan con «respeto». A juzgar por la cara de Rajoy, llámenle miedo.
-¿Tiene miedo a volar? Pero si después del accidente de helicóptero con Esperanza Aguirre estará inmunizado...
-No se crea. No me hace gracia. ¿Usted por qué cree que los humanos tenemos brazos y no alas?
A la pregunta la periodista sigue sin poder contestar. El candidato del PP no solo sobrevivió al testarazo de Móstoles sino a la gran galerna. No había quien, en 2011, divisara cabo de hornos alguno. Así lo relata Rajoy, al mando entonces del barco que zozobraba.
-2012 fue un espanto. Hubo que tomar medidas tremendas para evitar ser rescatados. Evitar ser rescatados nos permitió ser libres y llegar hasta aquí.
-¿El día más duro fue en el que anunció los recortes, la supresión de la paga de los funcionarios, etc..?
-Desde luego, junto al debate de Bárcenas de 2013, y la muerte de nuestros compatriotas. Me estoy acordando de los tres militares que murieron aquí en Canarias en octubre. Y lo mejor, los primeros datos esperanzadores de empleo en octubre de 2013.
-¿Alguna autocrítica sobre la corrupción en su partido?
-Nos ha hecho mucho daño. Se pudo hacer mejor, desde luego, pero hemos tomado las medidas para que no vuelva a ocurrir nada semejante.
¿Rajoy ha hecho amigos como presidente? Relajado, con las luces de «desabróchense los cinturones» en sus aliviados ojos, y con menos turbulencias que en tierra firme, pasa lista: «De los líderes europeos me llevo muy bien con Angela Merkel y con Passos Coelho, ahora ya ex en Portugal». Con la canciller alemana recorrió cinco kilómetros -«ella a muy buen ritmo»- y se tomó en Santiago de Compostela unos pimientos del Padrón, que la jefa del Gobierno alemán recuerda cada vez que se encuentran. Acaba de reparar en que tiene que mandarle un mensaje de felicitación por haber sido elegida personaje del año por Time: «Que no me olvide», se dice. En segundo lugar, los europeos que mejor le caen son Hollande y Cameron. La pregunta sobre Renzi queda sospechosamente sin contestación. Al primer ministro griego, Alexis Tsipras, el presidente le dijo cuando salió elegido: «Tú, un pulso a Europa no se lo ganas». Hablaba la experiencia. Pero el presidente francés merece una repregunta.
-¿Le ha pedido Francia que participe en los bombardeos a Siria como dicen por ahí?
-Ni Hollande ni Valls me han dicho nada. Y hay confianza para ello. Y si me pidieran algo yo lo plantearía inmediatamente al Parlamento. De todas maneras sepa usted que nosotros ya estamos colaborando contra el Daesh en distintas zonas del mundo.
-¿Daesh, mejor que Estado Islámico?
-Claro. Daesh es el nombre del grupo terrorista.
Una vez clasificados los colegas europeos, el presidente sonríe cuando lo que se le solicita es su nómina española. Es decir, la de los expresidentes. «Me llevo bien con todos. Creo que fue un acierto convocarles en aquella cena que compartimos en Lucio con el Rey Juan Carlos. Lo pasamos bien. Estuvimos relajados». ¿Y Aznar? ¿Porque no hay noticias de su compañero en campaña?: «Es el presidente de honor del PP y tiene las puertas abiertas para hacer campaña cuando quiera». En el último puesto de sus allegados políticos se halla Artur Mas. Sobre él solo tiene palabras de desaprobación: «No olvide que las elecciones fueron el 27 de septiembre y Cataluña sigue sin Gobierno. Es inaceptable. Pero yo voy a seguir defendiendo la unidad de España y la soberanía de todos. En eso no voy a cejar nunca».
Ya que menciona a Don Juan Carlos, la pregunta es ahora por su hijo, el Rey. «Es un gran Rey. Lo está haciendo muy bien. Está muy preparado». Salvo necesidad, no habla con él por teléfono todos los días porque «voy a despachar a Zarzuela los lunes».
Sin corbata fetiche
Mirando su corbata, que a poco no recibe, durante el traqueteo del vuelo, una juguetona gota de café, le pregunto sobre si tiene alguna reservada para los grandes momentos. «No, porque no soy nada supersticioso», asegura. Otra diferencia con los políticos norteamericanos, tan dados a los fetiches, es la ausencia de su mujer, Elvira Fernández, en los actos políticos. Ajeno a la costumbre de Pedro Sánchez, su esposa casi nunca le acompaña a los mítines. «Es que nosotros -ironiza- no somos americanos. Somos de Pontevedra».
Hasta que aterrizamos, las encuestas, Pedro Sánchez y los debates televisivos centran la conversación. A las primeras las despacha sardónico: «Son quinielas de fútbol con un poco más de fundamento». Aunque el último CIS le consolida en la primera posición con 128 escaños, la mayoría absoluta parece inalcanzable.
-¿De qué sorpresa sobre los resultados hablaba usted hace unas horas?
-Hay que esperar. Las sorpresas son sorpresas por definición.
-¿Dicen que en sue equipo están hablando ya con Albert Rivera para un futuro pacto?
-Eso es el futuro. No suelo adelantarme a lo que va a pasar.
-¿No se referirá a que hay quien teme que el PSOE de Sánchez puede quedar cuarto, no en Madrid, sino en España?
-Todo es prematuro. Pero creo que Pedro Sánchez se está equivocando en participar en algunos debates.
-¿Usted cree que ha acertado no acudiendo?
-Completamente. Ya estoy preparando el del lunes con el líder de la oposición.
El aspirante a revalidar La Moncloa cree que esa cita «tiene que ser limpia porque a Pedro Sánchez no le conviene bajar al fango». Sus misteriosas palabras concluyen así: «Si baja al fango yo actuaré en legítima defensa».
Antes de repasar sus notas para el mitin en Santa Cruz de Tenerife, donde estamos a punto de aterrizar, dos apuntes sobre los susodichos programas de televisión. «Muchos no lo saben pero el que celebré con Rubalcaba en 2011 solo logró cambiar el voto a un 0,25%». Y el segundo: «Cuando llegué a Doñana el pasado lunes solo pude ver desde las once el que hizo Soraya. Lo hizo muy bien. Y no era fácil».
«Llegué a Doñana a las once y empecé a verlo. Soraya estuvo muy bien y no era fácil. Los sondeos son como quinielas de fútbol pero con más fundamento»
Mariano Rajoy
Doñana. Allí pernoctó un par de noches de la semana pasada para acudir a algunos actos en Andalucía aunque «voy poco porque a mis hijos no les gusta. Es que no pueden estar con amigos». A Rajoy, del parque preferido de Felipe González en su tiempo de presidente, lo que más le atrae es «caminar por la playa». Ya en Santa Cruz y antes de ser pasto de los selfies, abrazos y besos canarios repasa su agenda a la vuelta: Consejo de Ministros, grabar el programa de María Teresa Campos y aislarse el sábado para preparar el encuentro con Sánchez.
Todavía queda la parada en Las Palmas de Gran Canaria. Allí comparte almuerzo con el ministro José Manuel Soria, y otros compañeros de partido. Papas con mojo de tres gustos y un pescado sirven de gustosa excusa para que Rajoy cuente a los comensales cómo se las arregló para darle a Bertín Osborne una paliza al futbolín. «Es que yo he jugado mucho con mis hijos», asegura. El Rajoy más pequeño, Juan, dio la vuelta al mundo hace unos días por sus comentarios sobre Manolo Lama en la Cope. «Al principio -cuenta su padre entre risas- se asustó un poco por la repercusión pero luego se vino arriba. Fue divertido. Si pones en google, Rajoy/colleja, salen miles de entradas».
Empujón electoral en Canarias
La penúltima escala es un paseo por la calle Triana, en Las Palmas. En Canarias el PP, según la encuesta de ABC, seguiría siendo la primera fuerza aunque perdiendo cuatro diputados. Por eso, el empuje del presidente es vital. Pide a sus colaboradores «menos mítines, y más calle». Por momentos, a la periodista le «vende» Canarias como si fuera un agente turístico. En seguida se descubre el porqué: allí vivió unos años su padre que, a punto de cumplir 95 años, vive con él en Madrid. Dice que le gusta cenar con él y con el resto de la familia. «Tiene mucha vitalidad», asegura. Y hablando de la televisión, la pregunta es inevitable.
-¿Por qué no se prodigó más en los años en que el relato televisivo era poco favorable a usted y dicen que se limitaba al plasma?
- Quizá me equivoqué, pero yo estaba centrado en lo importante. En trabajar y negociar con Europa. Por eso hay que mantener las reformas y la política económica para no dar al traste con lo conseguido y con el sacrificio que han hecho los españoles.
Para el final, la pregunta sobre las pérdidas: «Echo de menos la libertad de entrar y salir. Pero a cambio, es un honor ser presidente ».