Elecciones generales 28A
Pablo Casado lleva al PP de Feijóo a su peor resultado en unas generales
El PSOE sube diez puntos y gana en dos provincias y todas las ciudades. Ciudadanos logra dos escaños Consulta todos los resultados de las elecciones generales 2019
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El PP gallego resistió las crisis económicas y los duros recortes que implicaron, capeó el cruento temporal de los escándalos de corrupción en la calle Génova y aguantó la irrupción de un competidor naranja entre su electorado más moderado. Durante tres décadas —ya desde las épocas de Alianza Popular—, defendió el fuerte en cada elección general manteniendo una primacía en las urnas indiscutible. Hasta ayer, cuando el PP de Alberto Núñez Feijóo se vio arrastrado a los peores resultados de su historia por la tendencia del partido a nivel nacional, protagonista de una debacle sin igual desde la refundación de Fraga.
El hundimiento de los populares gallegos solo encuentra un estéril consuelo en la comparativa con los datos del partido en el resto de España, al que supera en dos dígitos, cediendo solo una cuarta parte de sus escaños, al pasar de doce a nueve. El PP de Casado se ha dejado más de la mitad de sus diputados en el Congreso .
Son muy malos datos para Feijóo , que cosecha apenas un 27,4% de los votos, veinte puntos y 250.000 apoyos menos que los que él obtuvo en septiembre de 2016 para revalidar su mayoría absoluta al frente de la Xunta, examen para el que queda año y medio y un abismo de incertezas, a la vista de este 28-A. El votante moderado que sí respaldó con contundencia a Feijóo ha huído en masa de Pablo Casado , distinguiendo con claridad al presidente gallego del líder de su partido. Solo el tiempo dirá si la Corte y Villa empieza a reclamar, de nuevo, a Feijóo para liderar una nave más errabunda que nunca y estrellada en las piedras.
El PPdeG no ha sido capaz de frenar en esta ocasión el empuje naranja. Ciudadanos ha logrado el escaño por La Coruña que vaticinaban muchas encuestas, pero causó cierta sorpresa el conseguido por Pontevedra, que se explica por el desplome popular en Vigo . Empiezan a pintar preocupantes bastos para el PP en la capital olívica, ahora entregada sin rubor al PSOE del otro Caballero, Abel. También contundente caída conservadora en La Coruña, Orense y Lugo, en cuya provincia los populares ganaron por apenas mil papeletas.
Vox fue el Ciudadanos de pasadas elecciones: arañó 85.000 papeletas a los populares a cambio de nada, dado que los de Santiago Abascal no estuvieron ni siquiera cerca de entrar al reparto de escaños, detrás por incluso de los nacionalistas del BNG. El (escaso) ruido de la campaña de la derecha extrema no tuvo reflejo práctico en las urnas. Voto perdido.
Aval para Caballero
La derrota popular es la otra cara de una moneda que muestra una inédita victoria socialista en generales en cuarenta años de democracia. El triunfo del PSdeG viene fraguado principalmente en los entornos urbanos, donde la formación de Gonzalo Caballero ha subido quince puntos de media , casi los mismos que ha caído el PP, y todo ello a menos de un mes de que los ciudadanos vuelvan a las urnas para elegir gobiernos municipales.
Los socialistas suben hasta un 32%, lejos de sus mejores resultados en la era Zapatero: 39,5% en 2008 y 37,2% en 2004. Diez escaños, los mismos que obtuvo entonces. Los 520.000 votos de ayer están cerca de los 550.000 que cosechó en 2005 Pérez Touriño en uno de los techos electorales del PSdeG. Salvo improbable hecatombe en las municipales de mayo, Gonzalo Caballero entrará en el Parlamento antes del verano con un acreditado aval de las urnas a su partido, aunque su tirón personal seguirá siendo una incógnita.
La izquierda dirimía una lucha fratricida entre quienes antaño fueron compañeros de foto y confluencia. La pugna entre En Marea y En Común - Unidas Podemos la ganó esta última de manera aplastante. La marca de Luís Villares apenas fue capaz de mejorar en mil votos los resultados del Pacma; Yolanda Díaz y Antón Gómez Reino superaron los 230.000 apoyos , aunque solo ellos dos repetirán en la Carrera de San Jerónimo, que en el fondo era el objetivo primordial. Este varapalo deja muy maltrecho al actual portavoz rupturista en el Parlamento de Galicia y alimenta cualquier teoría conspirativa que desemboque en su relevo al frente del grupo. Si la duda era quién tenía tirón electoral, si la marca «En Marea» o los rostros de Díaz y Tone, las urnas han arrasado cualquier duda del juez en excedencia.
Por último, el leve crecimiento del BNG ha sido insuficiente . Tan bajo era el suelo nacionalista que duplicar votos respecto a 2016 no ha significado conseguir acta en Madrid.
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