Debate TVG

Cs ve lamentable usar a los muertos para lograr votos

Vox trata de situar a Feijóo como cómplice del Gobierno de los 40.000 fallecidos y En Marea se reivindica como la única fuerza sin las manos atadas

La candidata de Ciudadanos, Beatriz Pino en el plató de la TVG CRTVG

N. Sequeiro

En línea con el nuevo papel de Ciudadanos liderado por Inés Arrimadas, la candidata a la presidencia de la Xunta de la formación naranja, Beatriz Pino, trató de hacerse un hueco en el debate electoral de la TVG como una fuerza útil. «Es lamentable que usemos los muertos para intentar rascar votos», aseveró Pino en el bloque que abordó la gestión de la crisis del coronavirus. La candidata de Cs pidió disculpas a la ciudadanía por el tono de la clase política durante la pandemia, que calificó de «bochornoso» y llamó a los presentes en el debate a ser constructivos. «Claro que llegamos tarde, pero ¿arreglamos algo con eso?. Vayamos a lo que toca que es construir», reclamó.

Pino se reinvindicó como representante de un partido de «centro» capaz de entenderse con la derecha y con la izquierda para ofrecerse a un pacto para la reconstrucción tras la Covid-19. Sin embargo, en la parte final del debate la candidata de Cs polemizó tanto con el BNG, como con el PSdeG y siguió tendiendo la mano a Feijóo. A Ana Pontón le recriminó su pacto con los nacionalistas catalanes en las elecciones europeas y a Gonzalo Caballero que el PSOE pactase con Bildu derogar la reforma laboral, de la que «viven 400.000 gallegos gracias a los ERTE».

Al igual que Ciudadanos, Vox contó por primera vez con un representante en un debate electoral en Galicia. Pero Ricardo Morado no es candidato a presidente de la Xunta, sino número 1 por La Coruña. Morado, el único que habló en castellano, t rató de situar a Feijóo como «nacionalista» y lo acusó de «alabar» al Gobierno central de los «40.000 muertos» . Morado centró buena parte de su tiempo en atacar al Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que tachó de «criminal». Durante el debate mostró su malestar por los «ataques» que sufre su partido en los actos que organiza en Galicia durante la campaña. Después de que Ana Pontón lo acusase de pertenecer a la ultraderecha, pidió «respeto» y recriminó que son los «cachorros del BNG los que nos apedrean».

Desde En Marea, Pancho Casal defendió a su formación como la única «que no tiene las manos atadas». Se mostró muy crítico con la gestión de Feijóo y decidió cambiar el lema con el que se presenta a las elecciones. «Galicia podería ser moito, si no fuese por sus nefastas políticas industriales», le reprochó . «Lo único que gestiona bien es su imagen y las estadísticas», prosiguió Casal, quien prometió subir el impuesto de patrimonio a los 6.000 gallegos más ricos. También se mostró dispuesto a apoyar un posible gobierno de coalición de izquierdas, pero garantizando «que hubiera debate».

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