Elecciones Galicia 2020

Gonzalo Caballero arrastra al PSOE en su debut y será tercera fuerza

El partido que hace ocho meses ganó las generales en Galicia se estanca en un 19%. El candidato socialista repite los malos resultados que obtuvo su tío en 1997 y es adelantado por el BNG

Caballero, tras votar esta mañana en Vigo EFE

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La marca PSOE con Pedro Sánchez como candidato ganó por primera vez las generales el pasado 28-A con un histórico 32%, que supo mantener en la repetición de noviembre. La misma marca con Gonzalo Caballero al frente no ha sido capaz de superar el 20% de los sufragios, lo que lo arrincona como tercera fuerza del Parlamento y 15 escaños, uno más de los que ya tenía. Un fiasco mayúsculo que ni siquiera maquilla la subida de dos diputado por Pontevedra (uno de ellos en pugna con el PP por un puñado de votos) porque pierde otro por La Coruña, provincia en la que el poder urbano del PSOE es total: gobierna las tres grandes ciudades. De los 520.000 votos de abril de 2019 a apenas 250.000 . El debut como candidato de Caballero arroja el mismo saldo que tuvo su tío Abel hace en las autonómicas de 1997: absoluta del PP y sorpasso del nacionalismo, solo que entonces no había el viento a favor de una Moncloa socialista, y ahora sí.

Caballero ha dilapidado el capital político que le entregó el PSdeG-PSOE hace tres años, cuando lo eligió secretario general tras unas primarias en las que se presentó como el abanderado del sanchismo en la Comunidad, a pesar de que él no era el candidato favorito de Sánchez para liderar el partido en Galicia. A pesar de ello, y por indicación de Ferraz, el sobrinísimo contó con el respaldo de una formación caracterizada por sus lucha de familias y corrientes . En estos tres años se han contado con los dedos de una mano las salidas de tono internas, y casi siempre fruto de sus intentonas por purgar a dirigentes afines a José Ramón Gómez Besteiro o Pachi Vázquez, los anteriores secretarios generales del PSdeG.

Ni siquiera su movimiento apresurado para ser elegido candidato a la Xunta antes de las municipales —que muchos no entendieron y que leyeron como un síntoma de debilidad— provocó que alguien levantara la voz. La consigna interna era que Caballero llegara a las elecciones y jugara su oportunidad. «Nadie quiere hablar críticamente para que no se le responsabilice de un mal resultado» , que ya se veía venir desde hace meses.

Caballero, profesor universitario y militante socialista en la trinchera de Vigo, gozó de cierta relevancia por su participación en tertulias. Algunos de sus colaboradores más estrechos proceden también de ese espacio que algunos sectores del PSdeG más tradicional ven «friki», muy de política de manual teórico pero muy poco pegada a la calle.

Uno de los lastres de Caballero ha sido atar su discurso —y quizás su futuro— a la gestión de Pedro Sánchez y no solo en el coronavirus. Su cerrazón en defender al Gobierno en la reclamación que la Xunta hacia de los 200 de millones del IVA, su amago con querer ir a elecciones en marzo o el respaldo acrítico con la gestión de Ejecutivo central en la crisis del coronavirus fueron poco a poco mermando su credibilidad. Tampoco se entendió que, pese a poder entrar en el Parlamento para confrontar con Núñez Feijóo, optase por seguir en la universidad hasta un año antes del previsible final de la legislatura.

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