Los vetos cruzados complican los planes de ERC para una investidura rápida e indolora

Junts no quiere que los comunes entren en el futuro gobierno de la Generalitat, tal y como pretende Junqueras

La CUP calla y espera a ver la recomposición del mapa antes de definir su posición sobre Pere Aragonès

Pere Aragonès y Oriol Junqueras David Zorrakino / Europa Press

Miquel Vera

Los planes de Esquerra para lograr una investidura rápida e indolora de su candidato Pere Aragonès de la mano de Junts, los comunes y la CUP chocan con los vetos cruzados marcados por los integrantes de la ecuación. Los comunes no quieren saber nada de compartir gobierno con los neoconvergentes , mientras que estos se niegan a dar espacio en el ejecutivo a un partido que no se reconoce como independentista.

A lo largo de las últimas horas el entorno de Puigdemont está aprovechando todos los altavoces mediáticos que tiene a su alcance para poner trabas a los planes de Junqueras, que apuesta por conducir el movimiento soberanista hacia una «vía amplia» que incluya sensibilidades más allá del secesionismo más purista. «Nunca el independentismo había tenido un resultado tan bueno y nos parecería extraño que se decidiera hacer un gobierno no independentista». Así de rotunda se mostró ayer por la noche la vicepresidenta de Junts, Elsa Artadi, en TV3 al certificar el veto al partido de Ada Colau.

Junts sube el precio

Esta mañana, los neoconvergentes - que obtuvieron 32 diputados en los comicios del domingo , uno menos que ERC- han marcado una nueva exigencia. Según ha afirmado en Catalunya Ràdio Jordi Sànchez , secretario general de Junts, los partidos independentistas deben trabajar unidos tanto en el Govern como en el Congreso, donde ERC ha desplegado una estrategia de pactos con Sánchez e Iglesias que los puigdemontistas rechazan. «Si queremos que haya un gobierno fuerte no puede ser que las acciones de los partidos que integran este gobierno sean disonantes en otros espacios políticos, como el Congreso. Hace falta una estrategia compartida», ha señalado Sànchez. Nueva petición y nueva subida de precio para el aval de Junts a Aragonès.

Las idas y venidas de Junts, acompañadas de las críticas de los comunes a la formación de Puigdemont, causan inquietud en Esquerra cuando las negociaciones para una eventual investidura están todavía en fase de gestación. «Que dejen de vetar los unos a los otros, que dejen de anteponer los intereses de partido a los de país por una vez en la vida y que se pongan a trabajar», ha lamentado este martes Oriol Junqueras. El líder de los republicanos no quiere que las negociaciones se alarguen y la decisión final se tome en medio de una presión social y mediática extrema, como ocurrió con las investiduras de Carles Puigdemont o Quim Torra en el pasado.

Silencio de la CUP

Mientras Junts y ERC marcan sus límites de cara a una negociación que empezará de forma inminente, los comunes presionan a favor de una fórmula alternativa -«transversal y progresista»- sin Junts. «Es la única alternativa al desastre que hemos tenido esta legislatura», recordaba este mismo martes una Jéssica Albiach crecida por los resultados de los comunes el 14-F. En este contexto, resulta revelador el silencio de la CUP, que evita posicionarse de forma clara ante la candidatura de un Aragonès al que han despreciado en repetidas ocasiones (véase su campaña contra la denominada 'Ley Aragonès' ). La llave para una nueva investidura nítidamente 'indepe' está solo en sus manos.

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