Diario de la campaña / día 1
Todos los sectarismos
TV3 practica todas las categorías del sectarismo. El antisemita, el antiamericano y también ese odio furibundo a la derecha, a la que siempre acusa de fascista

Mi querido amigo Bernat Dedéu, filósofo, independentista y que dedica buena parte de su vigorosa producción a escribir en favor de este asunto, se vio, por el más elemental sentido de la decencia, obligado hace unas semanas a declinar la invitación a una tertulia de TV3 porque todos los convocados eran independentistas. La cadena se vio obligada a rectificar, invitó a dos de otro modo de pensar, y finalmente Bernat pudo acudir al debate.
TV3 practica todas las categorías del sectarismo. El antisemita, con corresponsales en Jerusalén que justifican el terrorismo de Hamas o de Hezbolá; el antiamericano, con reporteros en Washington que han dado una simplista e insultante visión de los Estados Unidos, llegándoles a culpar de los ataques criminales que sufren con el argumento de que son la respuesta a su imaginaria opresión imperialista; y también ese odio furibundo a la derecha, a la que siempre acusa de fascista.
También en el sectarismo relativista, TV3 ha sido puntera. Personajes del panorama mediático nacional como Carles Francino, Julia Otero, Gemma Nierga o Àngels Barceló tuvieron el escaparate de TV3 a su entera disposición para difundir la más casposa y trasnochada propaganda socialista, con todos los tópicos de la corrección política y todos los fracasos de la Historia.
Los tertulianos de la casa son siempre los mismos y vagan de programa en programa. Los elige la policía política de Quico Homs, consejero de la Presidencia y una de las nulidades intelectuales más sonrojantes de mi país. Funcionan los vetos, funcionan las obediencias bienpagás, y esa grandilocuencia provinciana, y hasta rural, que rebaja cualquier idea a proclama.
En la misma medida, y en la misma dirección, TV3 ha servido de plataforma para blanquear ingentes cantidades de dinero público. Su anterior directora, Mònica Terribas, firmó inconcebibles e injustificados contratos millonarios con las productoras de los accionistas del diario independentista «Ara», próximo a Esquerra cuando Esquerra estaba en la Generalitat, y pagaba; y hoy más próximo a Convergència, porque quien paga es Convergència.
En los últimos cinco años, desde que Mas accedió a la Generalitat, TV3 ha perdido definitivamente los papeles y ha optado por la burda propaganda gubernamental, utilizando para ello a los profesionales más mediocres, tal vez los únicos dispuestos a arruinar cualquier prestigio con su modo de pisotear ya no el periodismo sino la mera higiene sintáctica.
La cobertura de la manifestación de ayer en Barcelona fue de un entusiasmo tan naíf que hacía dudar del resultado del test psicotécnico de sus presentadores, si es que algunos se sometieron a él. Que personas que se dedican a jerarquizar lo que es noticiable se continúen tomando en serio el folklore anual de la Diada, y continúen presentado cada una de estas demostraciones poco menos que como el prólogo de una inminente independencia, no sólo atenta contra cualquier serenidad sino que es la demostración de una muy escasa inteligencia.
Y esta falta de inteligencia es la que también hallamos en la realización de la cobertura, un insólito espectáculo del despropósito, propio de aficionados, con una descoordinación como si al mando estuviera el propio Quico Homs, y con clamorosos fallos que no serían perdonables ni en una televisión local.
Y así, TV3, que siempre había destacado por la categoría con que era capaz de retransmitir los grandes eventos, y por su remarcable sentido de la elegancia, ha acabado sucumbiendo a su inmoralidad y se ha convertido en una televisión fea. Almas de poca calidad, degradación en el espejo.