Elecciones - Catalanas

Diario de campaña, día 9: Hacia un tercer referendo

Artur Mas, tratando de disimularse, y hasta no siendo el candidato, será esta vez la que consiga mejores resultados

Artur Mas y Oriol Junqueras en un mitin de esta campaña
Artur Mas y Oriol Junqueras en un mitin de esta campaña - efe

La encuesta que hoy publicamos en ABC sugiere que Mas va a recibir el apoyo electoral que había pedido para iniciar su proceso hacia la independencia. Sabiendo que es gafe y que todo lo que toca lo estropea, hace semanas que está callado y se esconde tras los hombres de paja de su candidatura.

Hay que alabarle la prudencia, porque tratando de disimularse, y hasta no siendo el candidato, será la vez que va a conseguir mejores resultados. Por otra parte, resulta indicativo de lo que le quieren los catalanes, y del respeto que el president siente por la democracia.

Pero lo más significativo es que en sus poquísimas intervenciones desde que empezó la campaña, y consciente de la mayoría que va a obtener, está rebajando a marchas forzadas la tensión plebiscitaria -por llamarlo de algún modo- del 27-S.

Si en 2012 anticipó las elecciones solicitando una «mayoría excepcional» para convocar un referendo sobre la independencia; llegado el momento de celebrarlo, el 9 de noviembre de 2014, lo sustituyó por una patochada participativa. Con la misma táctica, si cuando anunció las elecciones otra vez anticipadas de la semana que viene, dijo que serían el referendo que «España no nos había dejado hacer»; ahora dice que quiere pactar un referendo legal con el gobierno resultante de las próximas elecciones generales. Y en privado le ha reconocido al candidato socialista, Miquel Iceta, que dramatiza con su independentismo al objeto de tener más fuerza para negociar con el Estado. O sea que con el segundo referendo todavía por consumar, hemos puesto ya en marcha la propaganda del tercero.

Por el camino, Mas ya nada teme más que sus cuidados, y actúa de comercial de sí mismo para asegurarse la presidencia: a fin de cuentas el independentismo es mucho mejor negocio que la independencia y Convergència es experta en hallar petróleo en los pozos del agravio. Y como todas las demagogias son hermanas, ante las advertencias de empresarios y banqueros contra la independencia, Mas, como Tsipras, no ha dudado en despreciarles, y reclama «la voz del pueblo para pasar por encima de los poderes financieros», como Varoufakis con aquel grotesco referendo, justo antes de que la realidad le pasara por encima. A él, a su partido, a su gobierno y a los griegos, que tendrán que soportar unas condiciones mucho más duras por culpa de tanta chulería estéril.

Aunque las encuestas, como sucedió en 2012, podrían equivocarse, todo parece indicar que Mas culminará con éxito la operación de blanquearse a costa de tipos como Romeva, Junqueras o Lluís Llach, en otra demostración -admito que bella- de cómo la derecha te acaba convirtiendo en el servicio sin que te des ni cuenta. También Convergència se refundará a costa de Esquerra y sorteará unas elecciones tan cruciales sin sufrir por la corrupción ninguna erosión concreta. La jugada, ideada por David Madí, es perfecta.

La trama continúa operando a pleno rendimiento. Y aunque pueda parecerte que todo ha cambiado, continuamos siendo los de siempre.

Toda la actualidad en portada

comentarios