Elecciones - Catalanas

Diario de campaña, día 11: Grecia explicada a Artur Mas

«Las masas, como las ratas, siempre siguen al flautista que les hace la promesa más fácil»

Artur Mas junto a Raül Romeva y Oriol Junqueras este lunes en un acto de campaña
Artur Mas junto a Raül Romeva y Oriol Junqueras este lunes en un acto de campaña - efe

Las masas, como las ratas, siempre siguen al flautista que les hace la promesa más fácil. Querría tener mejores noticias para ti pero la Humanidad no para de crecer y la inteligencia es constante. Tsipras ganó sus primeras elecciones, ganó su referendo y el domingo volvió a obtener una mayoría aplastante. La turba embiste. Es ese tipo de gente que a sus errores les llama dignidad y que por cobrar poco se cree más honrada. Ruinas de la civilización, dramas de la democracia.

Las urnas llenas de votos y Europa construida con leyes y estados con sus legítimos intereses contra la ofuscación y el populismo. ¿Cuántas veces ha votado Grecia? ¿Qué céntimo de euro ha regalado la Unión Europea? El principio de realidad se impone, las leyes marcan el camino y los intereses de los estados prevalecen.

Grecia explicada a Artur Mas da un espejo cóncavo donde los héroes de pacotilla van a mirarse. El esperpento es una armonía superada por deformaciones mucho más grotescas. Mas ganó las elecciones de hace tres años, ganó esa pachanga participativa del 9 de noviembre y lo más probable es que gane el domingo, incluso por mayoría absoluta. Como Tsipras y Varoufakis. Con todo el populismo y toda la demagogia. Carne sobre carne amontonada, va barato el quilo de democracia.

Pero Grecia está sufriendo lo que Rajoy le ha evitado a España, y con Tsipras los griegos se han quedado sin nada. Su país ha sido intervenido, sus bienes vendidos a precio de saldo, su esperanza está por los suelos, y eso a lo que Tsipras llama dignidad no es más que un rotundo fracaso. A cambio de su vanidad, los líderes iluminados son capaces de ofrecer en sacrificio a su pueblo ensimismado. Y cada vez que los griegos votan como si no tuvieran nada que perder, hay otro puñado de islas que se quedan los alemanes: saltarse las leyes nunca es la solución, hay que pagar lo que se debe, y la realidad es un tanque que arrasa a todo lo que se le pone por delante.

Que la gente vote, que la gente llene las plazas. En Atenas y en Barcelona, en Salónica y Sant Carles de la Rápita. La arrogancia de los líderes se carga en la factura del pueblo envalentonado. Que la gente sea estúpida no la excluye de pagar cada consecuencia de sus actos.

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