Elecciones - Catalanas
El «centrista» Iglesias Turrión
El neo-centrista se ha volcado en la campaña catalana, y echa el resto en el discurso contra Artur Mas, sabedor que cualquier tibieza le puede salir cara en las elecciones de diciembre
Ahí lo tienen, hecho un centrista de toda la vida, más formalito que una ursulina en el refectorio, tanto que parece que en vez de tomar el cielo al asalto pareciera que entra, timorato, pidiendo la vez en la peluquería, ¿quién es el último?… Después de definirse como «una persona moderada» en la COPE, ayer Iglesias Turrión actuó en Mollet del Vallés (51.000 habitantes), donde la marca de Podemos obtuvo en las pasadas municipales 4.864 votos que le valieron ser la segunda fuerza política de este municipio, a diecisiete kilómetros de Barcelona. Una «plaza fuerte», por tanto, para el círculo podemita en la provincia y más concretamente en el otrora «cinturón rojo», donde al parecer se juega el partido que puede decantar el fiel de la balanza a un lado o al otro.
El neo-centrista se ha volcado en la campaña catalana, y echa el resto en el discurso contra Artur Mas, sabedor que cualquier tibieza le puede salir cara en las elecciones de diciembre, cuando él de verdad se examina. Por eso ayer volvió a dejar claro a la dupla «Más-Junqueras, esto no es lo que era», que «nadie en Podemos apoyará la investidura de Mas como presidente de la Generalitat». Veremos.
Pero el centrismo del «Corbyn de Lavapiés» es de ida vuelta, de cal y de arena y de higos a brevas, porque en cuanto se descuida vuelve por donde solía con otra radical vuelta de «tuerka», para asegurar que «los catalanes tiene derecho a decidir su relación con España». ¿En qué quedamos? Critica a Mas por cometer una ilegalidad y luego él propone otra como solución, el fantasioso «derecho a decidir» que no está recogido en ninguna legislación democráticamente solvente. Como tampoco se atreve a corregir del todo la teoría de Juan Carlos Monedero sobre la similitud criminal del venezolano Leopoldo López con los etarras. De repente le entra un sofoco de moderación y dice que no comparte la «reflexión» del ideólogo de Podemos; y al segundo, se le vienen quizás a la cabeza aquellos dineros chavistas y llama «golpista» y «extremista» al preso, como justificando que Maduro lo tenga a la sombra.