Los ochocientos aspirantes que nunca ocuparán el Despacho Oval
2016 es el año soñado para los candidatos independientes a #la Casa Blanca
![Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York](https://s3.abcstatics.com/media/internacional/2016/02/08/bloomberg--620x349.jpg)
Las elecciones presidenciales en EE.UU. son cosa de dos. La última vez que un inquilino de la Casa Blanca no era del partido demócrata o del republicano fue en 1848, cuando se impuso Zachary Taylor, del partido Whig, una formación con un peso importante en la política estadounidense de mediados del siglo XIX. Desde entonces, demócratas y republicanos -aunque con candidatos y presidentes de tendencias políticas muy diversas- han ganado las elecciones y, con toda probabilidad, también lo harán este otoño.
En el pasado, ni el célebre activista Ralph Nader, que se presentó a cinco elecciones desde 1992 a 2008 , ni el multimillonario Ross Perot, que arañó más del 12% de los votos en 1992, consiguieron agrietar el muro del bipartidismo.
Sin embargo, la polarización que podría suponer una recta final con candidatos como Donald Trump y Ted Cruz, por el lado conservador; o Bernie Sanders, por parte demócrata, deja una veta mayor que nunca para una tercera vía que siempre ha parecido imposible. Por ella se podría colar Michael Bloomberg, que al parecer sopesa una candidatura si el populista Sanders, que logró empatar con Hillary Clinton en las primarias de Iowa y tiene buenas perspectivas para las de New Hampshire, consigue el respaldo demócrata.
El exalcalde de Nueva York sería una excepción. Ni siquiera con un candidato que disguste a buena parte de sus partidos habría opciones para el resto del espectro político. Porque en EE.UU. escasean las oportunidades presidenciales para alguien que no sea demócrata o republicano, pero sobran partidos políticos y candidatos de buena fortuna.
Formaciones serias
Hay formaciones serias y con una base considerable de votantes. Por el lado conservador, el Partido Libertario , con su cruzada contra el poder de Washington y contra su arma más temible, los impuestos. En el otro extremo, el partido Verde , que se autoproclama como el «verdadero liberal» de EE.UU. y que mezcla el discurso ecologista y progresista. Su candidata más conocida es Jill Stein , que ya fue nominada en las elecciones de 2012 y que cuenta con muchas opciones para conseguirlo este año. El sistema electoral, en el que un colegio de electores elige al presidente, convierte en nulas las escasas opciones de estos partidos.
Otras opciones políticas tienen todavía menos peso, pero lo equilibran con una moral inquebrantable . Es el caso del Partido Prohibicionista, que vive todavía de las glorias pasadas. La guerra al alcohol marcó buena parte del debate político en EE.UU. a finales del siglo XIX y comienzos del XX. El partido consiguió representación en el Congreso y, sobre todo, la aprobación de la 18ª Enmienda a la Constitución, que prohibió la comercialización del alcohol. El final de la prohibición, en 1933, significó el fin de la influencia del partido, pero no su desaparición. Los prohibicionistas existen y todavía intentan el asalto a la Casa Blanca. En 2012, consiguieron 519 votos. Su último congreso se celebró por teleconferencia, porque el comité ejecutivo no podía permitirse una reunión en persona. Su candidato es Jim Hedges , un exmarine que vive en un pueblo de Pensilvania.
Otro de los partidos con mayor tradición, el comunista, no presenta candidato a las presidenciales. No lo hace desde 1988, cuando su líder histórico, Gus Hall, renunció a desperdiciar votos. En su lugar, respalda, a pesar de diferencias ideológicas, a los candidatos oficiales del partido demócrata.
Legión de candidatos
Otras formaciones -el Partido de la Libertad, el Constitucionalista, el Socialista, el Reformista, el de la Marihuana- tienen cierta estructura, pero opciones tan nulas como la legión de candidatos sin partido que se presentan por su propia cuenta a las elecciones y que, de vez en cuando, consiguen llamar la atención de algunos votantes y de los medios de comunicación. El más conocido es Zoltan Istvan , que con su partido Transhumanista promete la inmortalidad a sus votantes. Pero también están Andrew Basiago, un ciudadano de Washington que centra su programa en revelar las visitas a Marte y los viajes en el tiempo ejecutados en secreto por EE.UU; o La Resa Edwards, que asegura haber sido «específicamente diseñada por Dios» para convertirse en «la única líder de la paz de la Humanidad».
El Comité Federal Electoral tiene registradas más de 800 candidaturas a la presidencia. La gran mayoría serán en vano y responden a agitar el debate político o a satisfacer el ego. «No hay una gran razón», asegura uno de estos independientes, un estudiante de Ohio que se autodenomina Samx García. «Estaba cansado de todos esos aspirantes republicanos anunciando su candidatura. Me di cuenta que lo hacían por publicidad, ni siquiera ellos piensan que van a ganar. Tengo tantas opciones como ellos, entonces, ¿por qué no?».