Los errores de Hillary en la campaña
La falta de empatía con los jóvenes y escándalos pasados pasan factura a Clinton
A medida que pasa la campaña, aumentan los errores y las carencias de Hillary Clinton para contrarrestar el discurso ilusionante de Bernie Sanders. Populista o no, su mensaje es nítido y concreto: subida de impuestos a los ricos para un reparto de riqueza, defensa de una cobertura universal de la sanidad y gratuidad de la enseñanza, como en Europa, y propuesta de desmontar el sistema político «corrupto», donde Wall Street manda.
1. Campaña defensiva y no definida
Frente al mensaje de Sanders, Clinton se ha limitado al pragmatismo defensivo de afirmar que no salen los números, pero no ha planteado un proyecto. Arrastrada por la inercia de ser percibida como nominada inevitable, sigue sin ser proactiva. El ritmo lo marca Sanders.
2. Muy lejos de los jóvenes
La falta de humanidad e ilusión, por el mensaje, pero también por la distante y fría forma de ser de Hillary Clinton, ha llevado a los jóvenes a reafirmarse con la «revolución» de Sanders, y de manera creciente. A ello hay que sumar el trabajo del equipo de campaña, poco cálido y mucho menos activo en internet y las redes sociales, una de las grandes inquietudes del matrimonio Clinton y uno de los motivos que va a llevar a un giro en muchos planteamientos.
3. Pasado sin zanjar: e-mails y Wall Street
Algo muy propio de los Clinton, y de Hillary en particular. Después de meses, sigue sin zanjar el efecto político del escándalo de los e-mails. Complicado el pasado verano por la apertura de una investigación oficial a cargo del FBI, la aspirante demócrata no ha tenido un mensaje unívoco. Si en su día llegó a pedir perdón por gestionar la Secretaría de Estado con un solo servidor personal, en su última comparecencia aseveró: «No he hecho nada malo de lo que tenga que arrepentirme». A ello hay que sumar su justificación por haber cobrado dinero de Goldman Sachs a cambio de conferencias, que refuerza su imagen de deshonesta: «Ellos me lo ofrecieron».
4. Descalificaciones personales
Ante el temor a los malos resultados en New Hampshire, el error más sonado, y también más reciente, ha sido entrar en descalificaciones personales a Sanders para evitar la debacle. Pero no sólo contra Sanders. El ataque en tromba de Bill Clinton, junto con la exsecretaria de Estado, Madeleine Albright, y la escritora feminista Gloria Steinem, no ha hecho sino apuntalar al senador por Vermont, muy cuidadoso siempre en respetar a su rival. Primero, porque evidenció quién era el candidato fuerte. Y segundo, porque los ataques descalificaban a las mujeres por querer votar a Sanders. Insulto a su inteligencia y desprecio a su personalidad, que habrán movilizado, pero en contra.
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