Cleveland, un polvorín con 50 protestas y libertad de armas

Los manifestantes podrán llevar fusiles militares, pero no pistolas de agua o de juguete

Un policiía vigila una de las barreras de seguridad en el centro de la ciudad de ClevelandAFP

MANUEL ERICE

Si la convención republicana de Cleveland (Ohio) ya venía cargada de tensión, el entorno va a ayudar poco a paliarla. El brutal ataque terrorista de Niza ha supuesto un motivo más de preocupación para los encargados de proteger el congreso conservador, en un país recién salido de la pesadilla del tiroteo de Dallas y en pleno rebrote de violencia racial. Pero no es la única inquietud. Que Ohio sea uno de los treinta estados open-carry gun ( con libertad para llevar armas ) contrasta con las excepcionales medidas de seguridad adoptadas. Medio centenar de protestas convocadas traen de cabeza a las autoridades, hasta el punto de que el FBI ha contactado con el movimiento «Black Lives Matter», grupo activista por los derechos de los afroamericanos, para prevenirles del riesgo existente. Los más radicales de la causa, «Black Panther Party» , ya han anunciado que llevarán armas, porque les protege la ley.

Y podrá hacerlo cualquiera que secunde las más de cincuenta protestas convocadas en los 4,5 kilómetros cuadrados que ocupa el downtown (centro) de Cleveland. Únicamente está prohibido acceder con ellas al espacio en el que se celebrará la convención, dentro de un perímetro especialmente protegido, por decisión de los servicios secretos estadounidenses. De nada han servido las 46.000 firmas que reclamaban la posibilidad de acceder armado al congreso republicano.

Las cifras son imponentes. Dos mil policías (1.700 en principio, aunque se ha adquirido equipamiento para dos millares de unidades), reforzados con los 50 millones de dólares que ha destinado expresamente el Gobierno federal, velarán por la seguridad de la convención. Los juzgados abrirán las 24 horas, y se ha habilitado una zona amplia como calabozos . Sólo el congreso republicano va a atraer a Cleveland a 50.000 visitantes , 15.000 de ellos periodistas, en una ciudad de medio millón de habitantes, más de dos millones si hablamos de todo el área metropolitana.

La legalidad ampara, incluso, a quien quiera llevar fusiles de uso militar, como el AR-15, tristemente célebre en Estados Unidos por el sangriento uso que le dio Omar Mateen para acabar con la vida de 49 personas en Orlando. La ironía es que la prohibición sí alcanza a las pistolas de agua o de juguete, los paraguas metálicos, las pelotas de tenis, las latas y a cualquier objeto punzante de metal.

Variables peligrosas

El presidente de la Asociación de Patrullas de Policía de Cleveland ya ha dado la voz de alarma: «Lo último que necesitamos es que alguien aparezca caminando por aquí con una AR-15 colgada a la espalda». No sólo por el riesgo potencial de que abra fuego. En el reciente tiroteo de Dallas, en el que cinco policías murieron tiroteados por el reservista del ejército Micah Johnson, en medio del caos, la Policía llegó a distribuir la imagen equivocada del presunto asesino, con la explicación lógica de que paseaba por la calle con un arma del mismo estilo.

En vísperas del arranque de la convención, el jefe de la Policía de Cleveland, Stephen Loomis, en una entrevista en televisión, no pudo sino mostrar una «seria preocupación», al reconocer que se mezclaban muchas variables peligrosas en «un evento que es de una enorme magnitud».

Además de organizaciones en defensa de la causa negra, está prevista la presencia de los «Oath Keepers», de extrema derecha, grupo integrado en su mayoría por excombatientes, así como asociaciones de derechos civiles y contra la pobreza. También han convocado concentraciones grupos partidarios de Donald Trump.

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