Los tipos de interés llegarán en verano por encima del 4,25%, según algunos expertos

Pronostican subidas de 50 puntos en las reuniones del BCE en marzo, mayo y junio, seguidas por un aumento final de 25 puntos en julio

Sede del Banco Central Europeo ABC

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

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Diversos miembros del consejo de gobierno del BCE, incluida su presidenta Christine Lagarde, han avanzado que en marzo veremos una nueva subida del 0,5% de los tipos de interés, que ahora están en el 3%. Pero todo apunta a que no quedará ahí. Otro de los consejeros, el belga Pierre Wunsch, ha adelantado que habrá nuevas subidas después de marzo y que las tasas clave del BCE solo alcanzarán el pico cuando superen el 4%.

Hasta qué punto deben elevarse los tipos «depende en gran medida del desarrollo de la inflación subyacente», ha dicho en Bruselas. «Si no recibimos señales claras de que la inflación subyacente está disminuyendo, tendremos que hacer más». Un nivel superior al 4% «no se descarta».

El economista jefe del BCE, Philip Lane, ha confirmado por su parte desde Dublín que «la información más reciente sobre las presiones inflacionarias subyacentes sugiere que será apropiado continuar elevando las tasas de interés más allá de nuestra reunión de marzo«, »exactamente lo que hagamos en mayo dependerá mucho de los datos«, en referencia a las proyecciones económicas del personal del BCE, que se presentarán en la próxima reunión.

«No hay duda de que debe continuar el endurecimiento de la política monetaria en la zona del euro«, ha insistido Ignazio Visco, miembro del directorio ejecutivo del BCE, en Fráncfort. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, también ha pedido más aumentos.

Los analistas de Nomura han revisado al alza sus previsiones y apuntan a que la tasa de depósito terminal alcanzará el 4,25%. Pronostican subidas de los tipos de interés de 50 puntos básicos en las reuniones de política monetaria del consejo de gobierno del BCE en marzo, mayo y junio, seguidas todavía por un aumento final de 25 puntos básicos en julio. Además retrasan el primer movimiento de retroceso hasta el cuarto trimestre de 2024, cuando se revertirán las subidas y los tipos volverán a ir descendiendo progresivamente hasta, según los cálculos de Nomura, el 2,75% a mediados de 2025.

De todo ello se deduce que en verano estaremos con los tipos por encima del 4% y que hay que empezar a contar con las consecuencias. Uno de los efectos secundarios más importantes es que las tasas de interés clave más altas ahogan el crecimiento económico, lo que apunta a una posible recesión. Este escenario ya es amenazante en Alemania. También es predecible que disminuya la compra de inmuebles y sus precios bajen, lo que a su vez empujará a la baja al sector inmobiliario. Subirán las hipotecas, será más difícil encontrar financiación para las pymes y los estados más endeudados comenzarán a pasarlo mal. El gasto público aumentará debido a los mayores costes de los intereses de los bonos. Esto significa que los presupuestos generales serán más caros. Ya estamos viendo, además, como la inflación y las subidas de los tipos de interés están dañando la confianza de los consumidores, que descendió 1,4 puntos en febrero respecto al mes anterior, hasta situarse en los 71,6 puntos, un nivel que no tocaba desde febrero de 2020, en lo peor de la pandemia.

«A pesar de las evidentes consecuencias, son necesarias subidas más fuertes de los tipos de interés en la zona euro porque prevé que la inflación será muy alta durante mucho tiempo», ha justificado el gobernador del Banco Nacional de Austria, Robert Holzmann, en una entrevista con el diario alemán 'Handelsblatt', además de manifestarse «a favor de aumentar las tasas de interés en medio punto porcentual en cada de reuniones en marzo, mayo, junio y julio«. «Va a pasar mucho tiempo hasta que baje la inflación», augura Holzmann, partidario también de que el BCE reduzca rápidamente su balance. En cuanto a la facilidad de depósito con la que el BCE remunera los depósitos bancarios, que se sitúa actualmente en el 2,5%, Holzmann considera que estaría ubicada en un terreno restrictivo, en el que el crecimiento económico se frena, al 4% y que será necesario llevarla a ese nivel para que la inflación baje al 2% en un tiempo previsible.

«Al BCE le preocupa que la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos porque son más volátiles, esté aumentando a pesar de la caída de la inflación general», ha explicado los motivos, sumándose al consenso generalizado sobre la conveniencia de frenar el crecimiento como precio al control de la inflación.

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