SEMANA DECISIVA
Las tres condiciones (más una) de la banca a Abengoa
La única opción que dejan las entidades es que Felipe Benjumea se marche e Inversión Corporativa renuncie desde ya a influir en la empresa
LA pasada semana los representantes de los siete grandes bancos acreedores de Abengoa convocaron una atropellada reunión con los directivos de la mayor compañía andaluza. Llegaban con la lección bien aprendida y, sin grandes preámbulos, pusieron directamente sobre la mesa cuatro condiciones indispensables para continuar con el proceso de negociación (tres estaban fielmente reflejadas en un papel y la cuarta voló en forma de taxativo recado verbal). Tenían un denominador común: fulminar de forma inminente cualquier influencia presente o futura en Abengoa de los miembros de Inversión Corporativa (la sociedad con la que las familias Benjumea, Aya, Abaurre y Solís han controlado históricamente la empresa).
Primero: Inversión Corporativa debe aceptar la equiparación de las acciones A y B (estas últimas tienen derechos políticos limitados) para evitar que con su actual 20% del capital controlen el 50% de los votos. Segundo: después de que banca y bonistas cambien 6.000 millones de deuda por acciones, los actuales propietarios de Abengoa no verán rebajada —como pretendían— su participación del 100% al 12,5% (del cual a Inversión Corporativa le corresponde un 3%); se conformarán con un 5% (lo que reduce la presencia de Inversión Corporativa a menos del 1%). Tercero: los miembros de Inversión Corporativa han de comprometerse desde ya a votar a favor de la solución final que proponga la banca en una futura junta de accionistas. Y cuarto: Felipe Benjumea tiene que abandonar en el acto su puesto como presidente de honor y asesor de la firma que fundó su padre.
Todo esto es indispensable para que la banca permita la entrada de nueva liquidez. Dicho de otra manera: Inversión Corporativa debe abandonar toda esperanza de recuperar una parte de su antiguo patrimonio para pagar las nóminas de febrero.
Felipe Benjumea ha logrado que el plan de rescate de Abengoa contemple el mantenimiento esencial de lo que es hoy la compañía (tanto en volumen de negocio como en número de empleados), pero con este paquete de tres condiciones (más una) los intereses de Inversión Corporativa y de Abengoa quedan radicalmente disociados. ¿Es solo un órdago de la banca? En diez días Abengoa irá a la quiebra si no existe un acuerdo preliminar con entidades y bonistas que permita sobrevivir hasta el 28-M. Será, por tanto, una gran temeridad mantener el pulso hasta el final. Puestos a elegir entre su propia ruina o la de todos (proveedores y empleados) , la decisión final de Felipe y los demás Benjumea, Solís, Aya y Abaurre debería estar clara: firmar las condiciones y ayudar a que la reestructuración salga bien. Esta semana se resolverá el dilema .
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