Minería
Un proyecto puente para que Las Cruces llegue activa a 2024
En enero cerraba la actual mina y en cuatro años abre la nueva, pero alargará su vida procesando el metal de las escombreras
Cobre Las Cruces entra de lleno en un proceso de transición de cuatro años. La filial del grupo canadiense First Quantum clausurará su actual mina a cielo abierto en enero de 2021 e iniciará entonces un nuevo proyecto subterráneo que podría estar operativo en 2024 (si se obtienen previamente todos los permisos administrativos autonómicos y estatales en los plazos previstos). Este proceso comenzó el pasado agosto, cuando se produjo la última voladura en esta explotación situada en Gerena (han sido más de 1.800 detonaciones en la última década). Con ello, accedió a las últimas reservas de un mineral que será tratado y reconvertido en planchas de cobre (cátodos) en los próximos cuatro meses.
La buena noticia es que entre 2021 y 2024 podrá mantener parcialmente la actividad . La compañía anunció ayer que pondrá en marcha un proyecto industrial transitorio para extender dos años más su actual vida productiva. Para ello, ha desarrollado una solución tecnológica mediante la cual se volverá a procesar en su planta el mineral extraído durante los primeros años de producción de la mina (el denominado «tailing»), que todavía conserva un porcentaje aprovechable de cobre (ley media de metal del 1%). En dos años se espera producir en total 22.000 toneladas de cátodos de cobre (en los últimos diez años de producción la media ha sido de unas 72.000 toneladas anuales).
Junto al aprovechamiento de la escombrera, también c ontinuarán las labores de mantenimiento y restauración (pues hay sellar el acuífero y revegetar la zona), pero todas estas tareas solo ocuparán a una parte de su actual plantilla, así que en el seno del complejo minero (que proporciona empleo directo a 700 personas) ya se ha iniciado una negociación laboral para encarar el final de esta primera etapa de su historia.
El proceso administrativo para el nuevo proyecto comenzó en 2018 y su previsión es culminar la tramitación con la Junta de Andalucía a lo largo de este año y, a mitad de 2021, obtener los permisos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. A partir de ese momento s e podrá activar una inversión superior a los 530 millones de euros para ejecutar la iniciativa denominada PMR (Polymetallurgic Refinery), que extendería la vida del complejo otros diez años con una nueva planta de tratamiento en la que, además de cobre, se produciría zinc, plomo y plata. La construcción del nuevo complejo y la apertura de la mina subterránea tardaría tres años, con lo cual se volvería a generar empleo de manera paulatina.
Para esta etapa de transición Las Cruces ya ha comenzado la negociación del expediente de regulación y ofrecerá un plan de empleo a los afectados que así lo soliciten. En paralelo, continuará apoyando diversas iniciativas de reindustrialización en los pueblos del entorno. Una parte de la plantilla quizá encuentre oportunidades de seguir en el sector ya que hay otras empresas mineras en proceso de expansión (como Atalaya y Matsa).
Las Cruces también está analizando otras iniciativas que, como ocurre con el proyecto «Tailing», le pueden permitir mantener una parte de la actividad durante esta etapa. Así, junto al tratamiento de la escombrera, a más largo plazo también intentará recuperar el oro, la plata y el cobre que están el las zonas de mineral denominada Gossan (también conocido como «monteras de oxidación», que se han clasificado y acopiado en las instalaciones de la mina separándolo del resto de materiales estériles con vistas a su potencial aprovechamiento en el futuro). Para ello, está desarrollando el proyecto Rauclor, que ha recibido financiación de Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
Cambio de paradigma
Las Cruces inició su actividad hace una década y ha invertido desde entonces 1.100 millones de euros. Ha sido una excepción en la Faja Pirítica, ya que el mineral que ha extraído en la corta que ahora se clausura es de una pureza extraordinaria (en torno al 6%), lo que propició que pudiera tener su propia planta de tratamiento (con tecnología hidrometalúrgica) y generar en el complejo los cátodos de cobre. La nueva mina subterránea tiene una ley menor, pero la tecnología que ha creado es un cambio de paradigma.
Ahora, como el resto de las minas de la Faja Pirítica, debe procesar sulfuros polimetálicos (una mezcla de sulfuros de cobre, zinc y plomo interrelacionados y con un tamaño muy fino, lo que dificulta su explotación en términos de rentabilidad). Con estos sulfuros se producen concentrados de mineral que son vendidos posteriormente a refinerías, que son las que elaboran las planchas de cobre. El proyecto Polymetallurgic Refinery pondrá en marcha un nuevo proceso para el tratamiento de este mineral con el que lograrán, directamente, la plancha de metal en la mina, lo que eleva el valor añadido generado en la región, protege mejor a las compañías de las variaciones de precios y hace más atractiva Andalucía para los inversores. El éxito de estas operaciones puede elevar el valor de la minería andaluza, ya que se puede aplicar a otras explotaciones.
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