Entrevista

Manuel Ángel Martín: «El cambio de modelo debe venir de menos intervencionismo y más empresas»

El presidente del Consejo de Economía de la CEA receta al nuevo Ejecutivo andaluz que elimine la regulación ineficiente y la corrupción

Manuel Ángel Martín López es ingeniero naval, economista y estudiante de Sociología Vanessa Gómez

E. Freire

Manuel Ángel Martín López (@eneltejado) es doctor ingeniero naval, titulado en Ciencias Económicas y Empresariales, diplomado en Alta dirección de Empresas por el Instituto Internacional San Telmo y, actualmente, estudiante de Sociología. Nuestro «Economista en el tejado» —así titula sus columnas semanales en ABC— conoce bien los dos frentes de la gestión económica, el privado y el público, como responsable de empresas de ambos ámbitos, alto cargo en el área económica del Gobierno socialista andaluz en los años 80 y presidente ahora del Consejo Empresarial de Economía. Fiscalidad y Financiación de Pymes de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Su visión sobre por dónde debería venir un nuevo modelo económico en Andalucía en esta nueva etapa política se resume en menos intervencionismo y más iniciativa privada.

Andalucía está en la segunda posición por la cola en PIB per cápita y en la primera en tasa de paro. ¿No hemos avanzado nada?

Hay que precisar entre qué fechas se compara; más en este caso porque la crisis delimita dos períodos muy claros: recesión entre 2008 y 2014 y recuperación a partir de 2014 hasta 2018. En la gráfica del PIB se aprecia con claridad. Por eso el paro comparado con la fecha de las anteriores elecciones autonómicas de 2015 disminuye casi 10 puntos. En todo caso el concepto clave es «convergencia» y el ranking con otras comunidades españolas. Y ahí se advierte que la brecha (no la posición relativa) se reduce algo en las recuperaciones, para ampliarse mucho más en las recesiones.

«Necesitamos 100.000 empresas más para ponernos a la altura de los porcentajes nacionales»

La estructura económica regional (el peso de los sectores) se ha movido poco. ¿Por eso el mercado de trabajo tampoco evoluciona mucho?

Efectivamente, la estructura (eso que llamamos indebidamente el «modelo») no cambia porque es muy difícil hacer ingeniería económica como quien construye un puente o un embalse, y menos cambiar los motores profundos de la economía. Peor aún, el pinchazo de la «burbuja inmobiliaria», la desaparición de la construcción y la reducción de las obras públicas (un evidente cambio de estructura sectorial) han sido un golpe terrible para el empleo, ya que esos sectores creaban puestos de trabajo de diversas calificaciones y tienen un efecto multiplicador. El tan citado cambio de modelo es un error garrafal e histórico referirlo a un diferente reparto sectorial, que de eso ya se encargan los mercados y lo hacen a veces de forma imprevisible. El cambio de modelo viene de un mayor protagonismo de la iniciativa privada, de las empresas, de una mayor libertad de adaptación a los cambios, de menos regulación ineficiente, de la eliminación de la corrupción, de la contención del intervencionismo... Algo de esto, tímidamente, se está produciendo.

Más de la mitad del tejido productivo andaluz está formado por empresas sin asalariados. Se ha recuperado el 75% de lo perdido en la crisis, pero la necesidad de aumentar el tamaño y el número de empresas sigue pendiente, ¿no cree?

Facilitar la contratación laboral debería ser uno de los objetivos del gobierno y de los mercados eficientes, y hay que preguntarse por qué las empresas tienen miedo o no pueden contratar y crecer. Necesitamos 100.000 empresas más para ponernos a la altura de los porcentajes nacionales. El tamaño es importante según en qué actividades y cómo se haga, pero toda empresa empezó siendo pequeña.

La Junta cumple el déficit público, pero no la regla de gasto ¿Qué peligro corre la economía andaluza con esta desviación?

El techo de gasto es un instrumento fiscal que protege del espejismo de considerar aquellos ingresos que no son recurrentes, digamos que no son estructurales. El primer peligro es de carácter disciplinario y solidario. Si los parámetros de estabilidad no se cumplen por las autonomías se dificulta el cumplimiento a nivel nacional y ahí «Bruselas» interviene con los mecanismos previstos en el Pacto de Estabilidad. La disciplina del euro obliga a unos deberes fiscales cuyo incumplimiento a largo plazo sería la salida de la Unión Monetaria, pero a corto encarece y dificulta el endeudamiento. Es un asunto de solidaridad y de lealtad.

La I+D+i andaluza es un empeño para esforzados héroes muy localizados y el resto es propaganda»

Las estrategias para revertir la situación, como el plan de reindustrialización, siguen sin tener mucho impacto y el gasto en I+D es solo un 0,92% del PIB andaluz.

Es obvio señalar que con planes no se crean industrias, sino con empresarios, financiación, proyectos rentables y entorno favorable. Si eso es lo que contiene el plan, bienvenido sea. Pero soy escéptico al respecto. Los recortes en I+D+i de la Junta (también del Gobierno central) han sido dramáticos y han dado al traste con casi todos los proyectos e iniciativas en marcha. Si la Junta no invierte, los empresarios desconfían, se abstienen y se limitan a financiar lo que sea indispensable para resolver sus problemas operativos. La I+D+i andaluza es un empeño para esforzados héroes muy localizados y el resto es propaganda. Pero no quiero ser del todo pesimista porque se producen avances y sectores que despuntan.

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