ANÁLISIS
Las joyas de la abuela... o el cambio de la Avenida
La venta de las sedes de Allianz, Telefónica, Banco de Andalucía y Generali demuestran que la Avenida y Plaza Nueva están en transición
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Los herederos de las compañías financieras que configuraron el aspecto actual de la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva están traspasando, casi un siglo más tarde, los vestigios de su historia arquitectónica. Tras azarosos procesos de concentración empresarial, edificios como el de la Unión y el Fénix, Vitalicio, Banco de Andalucía y Telefónica habían mantenido una clara continuidad hasta llegar a las manos de sus penúltimos propietarios (Allianz Seguros, Generali y Popular). Más allá de su valor económico y de su funcionalidad, estos inmuebles venían de un tiempo en el que el marketing siempre empezaba con una gran fachada coronada con letras cinceladas en bronce. Pero en los días del negocio digital y las súper-sedes empresariales en el extrarradio, a estos caserones les ha ocurrido como a las lustrosas y anacrónicas joyas que dejan las abuelas en el testamento.
La última operación (la venta del edificio Generali al fondo inglés Shaftesbury por 20 millones de euros ) tiene tanta lógica empresarial como en los casos que le han precedido. Para las grandes corporaciones ya no son útiles y, sin embargo, hay fondos especializados en rentabilizar estos activos con una gestión muy profesionalizada y una gran capacidad de inversión. Una sociedad de la familia Tous se hizo con el de Telefónica; Drago Capital tomó el control del de Banco de Andalucía; y algo similar ocurrió con el edificio de Allianz (que lo adquirió en 2013 una sociedad vinculada a la familia González de Caldas y sobre el que ahora hay interés en el mercado). Todos estos inmuebles están llamados a reconvertirse radicalmente. Frente a ello, todavía sobreviven con su uso original muchos otros activos, como la espectacular sede del Banco Central (hoy Santander) o la de Seguros Santa Lucía. Y por supuesto, las sucursales de dos instituciones de abolengo, como son Correos y el Banco de España (esta última con una nula utilidad en una plaza de provincia).
Lentamente la Avenida vive el mismo proceso que experimentó hace más de una década la Gran Vía de Madrid , con una clara transición de la actividad financiera a la comercial y turística (conviviendo con el uso de oficinas). En este momento hay fondos de inversión interesados en desembarcar en la capital hispalense para hacerse con este tipo de edificios y, en paralelo, también existen operadores comerciales buscando buenas ubicaciones más allá de la calle Tetuán. Cuando se analiza cierto tipo de restaurantes y tiendas que hay actualmente en esta arteria no es difícil llegar a la conclusión de que su caché podría ser mayor. Tanto los profesionales del sector como el Ayuntamiento deberían pensar conjuntamente en qué hay que hacer para ordenar y potenciar el futuro de una zona que no está a la altura de sus posibilidades.