Gerente y coordinador de Producción y Exportación en Agroquivir

Fernando Sastre: «El 30% de la producción de alfalfa se exporta al mercado chino»

La cooperativa busca aumentar la superficie del cultivo para satisfacer el crecimiento exponencial de la demanda en China a raíz de la guerra comercial con Estados Unidos

Fernando Sastre ABC

Inma Lopera

Las comarcas del Bajo Guadalquivir y la Campiña están llamadas a transformar parte de sus cultivos tradicionales debido a la falta de competitividad y a la concatenación de varias campañas de precios bajos. Ante esta coyuntura, Agroquivir ha sabido reinventarse , apostando por nuevos cultivos forrajeros como la alfalfa y promoviendo nuevos aprovechamientos de los granos clásicos .

Gracias al método de la deshidratación , la cooperativa sevillana de segundo grado ha logrado abrir nuevos nichos de mercado para cereales como la avena, el trigo, el triticale y el maíz. De hecho, el 75% del maíz que siembran sus casi mil socios se comercializa ensilado y deshidratado.

—¿Son los cultivos forrajeros una alternativa más rentable a los granos clásicos?

—Agroquivir ha desarrollado y fomentado varias alternativas de cultivo rentables para el agricultor, no solo en productos fibrosos para la alimentación de ganado (forrajes), sino que también hemos introducido el cultivo del almendro con excelentes resultados, así como el olivar. No obstante, hemos conseguido modificar el aprovechamiento de algunos de nuestros cultivos tradicionales. Un ejemplo claro es el maíz, un cultivo que para su aprovechamiento a grano ha perdido peso, debido a los bajos precios de puerto procedente de países como Ucrania o Brasil. Agroquivir comenzó a producir silo de maíz deshidratado en 2012, ofreciendo al agricultor una alternativa de cosecha rentable y cómoda, ya que nosotros realizamos todos los trabajos de asesoramiento, recolección y comercialización, contratando con el agricultor a un precio fijo cerrado, evitando así las fluctuaciones de mercado.

La alfalfa

—¿Cuál es el cultivo estrella?

—La alfalfa lidera la sección de forrajes. Agroquivir empezó apostando por este cultivo y actualmente nuestra alfalfa es referente de calidad no solo en el mercado local, sino en los países donde exportamos. El mercado de la alfalfa ha cambiado. Así, en los últimos dos años se ha observado un aumento significativo de la demanda de esta fibra para alimentación animal a nivel mundial, que como consecuencia, está produciendo una escasez de producto. Esto ha ido acompañado de un aumento del precio de la alfalfa, haciendo un cultivo muy rentable para el agricultor, por lo que se ha expandido por zonas como Cádiz o la Vega del Guadalquivir, donde se está contratando muchas de las nuevas hectáreas que se están sembrando este año. Este aumento de la superficie nos va a ayudar, en parte, a cubrir la alta demanda de alfalfa que actualmente tenemos. Agroquivir comercializa tanto en el mercado nacional (40% del total), como en el mercado de exportación (60% del total) a países como Japón, Taiwán o China. El mercado chino en 2019 aumentó su demanda de alfalfa exponencialmente debido a la guerra comercial con EE.UU. Agroquivir exportó el año pasado el 30% de su producción de alfalfa a China.

—Muchos agricultores han optado por sembrar alfalfa en regadío para cumplir con la Superficie de Interés Ecológico (SIE). ¿La prohibición de fitosanitarios en estas superficies ha afectado al cultivo?

—Es cierto que la alfalfa se puede sembrar como cultivo SIE y cumplir así con las obligaciones para cobrar ayudas de la PAC, y como tal, es el cultivo más rentable. De cara a la PAC del 2020, aunque sabemos que es un cultivo que es rentable por sí solo, sin apoyo de subvenciones, estamos en coordinación con la Consejería de Agricultura para la obtención de una ayuda, lo que haría aumentar su rentabilidad y se semejaría a otros cultivos que ya la tienen.

—¿Qué novedades en cuanto a productos forrajeros tiene la cooperativa?

—Heno de avena, de triticale o de trigo, todos ellos deshidratados y empacados, o la producción de pulpa de remolacha en rama o pellets de cinco milímetros son claros ejemplos de productos que en este 2020 deben asentarse en el mercado, aumentando la rentabilidad y producción en las explotaciones ganaderas de todos nuestros clientes. Seguimos apostando por cultivar el pasto del Sudán, que se comercializa casi exclusivamente en Japón. Todo mercado tiene su idiosincrasia y las empresas tenemos que adaptar nuestros productos y packaging. En este sentido, este año esperamos comenzar con la producción en serie del formato de funda de productos forrajeros para países como China, Japón o Taiwán. Pero no sólo ofrecemos productos de alimentación para granjas, sino también de bienestar animal, como la cama absorbente para pollos y pavos (Avibed) y para caballos (Equinobed), o pellets para la alta producción de setas.

Instalaciones industriales

—¿Qué capacidad tiene la planta para deshidratación?

—Tenemos dos plantas de deshidratación y una de peletizado, ofreciendo productos tanto en pacas como en pellets a granel y envasado. Aunque tenemos capacidad para deshidratar unas 3.000 hectáreas de alfalfa, con el paso del tiempo otros productos han copado parte de la capacidad de deshidratación. Nuestro objetivo es utilizar el 66% de nuestra capacidad para la alfalfa y el resto para los demás cultivos y productos. En el año 2019 produjimos un total de 45.000 toneladas aunque nuestra capacidad podría llegar a 60.000-65.000 toneladas.

—¿Cuáles son las últimas inversiones realizadas?

—En estos últimos años hemos empezado con la automatización de parte del proceso productivo, que esperamos terminar este año. Esto nos hará ser más eficientes y ajustar los costes, siendo más competitivos en el mercado. Fuimos también una de las primeras deshidratadoras en instalar un sistema de análisis en continuo, permitiéndonos clasificar en función de la calidad, las pacas o los pellets en el momento de la producción, mejorando nuestra calidad y certificando que el producto suministrado a nuestros clientes se adapta a lo contratado. Ahora, hemos sido la primera deshidratadora en España en instalar una prensa de funda para adaptarnos a los mercados orientales y tener la posibilidad de comercializar nuevos productos forrajeros que por su formato no podrían comercializarse con los packaging tradicionales.

—Agroquivir cuenta también con una planta de selección de semillas certificadas...

—Intentamos poner a disposición del agricultor todos los input necesarios para su actividad, empezando por la semilla. Esta actividad es reciente, pues comenzamos solo con tres variedades de trigo duro y dos de blando, pero ya estamos comercializando ocho de trigo duro, cuatro de trigo blando, tres triticales, tres avenas, dos cebadas, dos haboncillos, una de guisantes, un garbanzo y dos variedades de algodón (DP401 y ESA015). En total, 26 variedades en catálogo, todas ellas con excelentes producciones y calidad. Además nuestras instalaciones también están adaptadas para la producción de semillas de girasol o maíz, por lo que no descartamos seguir aumentando en los próximos años. Mención especial merece el convenio de investigación que actualmente tenemos con el Ifapa en relación a la obtención de una nueva variedad de alfalfa que se adapte a nuestras condiciones climáticas y edáficas, con el mejor valor nutricional para el ganado.

El almendro

—La cooperativa también ha apostado por el almendro. ¿Qué producción tiene actualmente?

—En 2019, nuestra producción de almendra cascara ha sido de 1,8 millones de kilos, que a buen seguro aumentará de forma progresiva, ya que, nuestros agricultores realizan nuevas siembras cada año. Actualmente estamos en época de plantación y para este año sembraremos unas 100-150 hectáreas, pues en total ya contamos con 1.200 hectáreas. El año pasado inauguramos nuestra planta de descapotado y limpieza, primer paso del procesado de la almendra. Contamos con cuatro técnicos especialistas del cultivo, asesorando a los agricultores sobre qué variedad sembrar o qué métodos de producción o recolección realizar. De hecho, en los últimos años se ha producido un cambio en las variedades sembradas, siendo más tolerantes o resistentes a enfermedades y con mayores producciones.

—¿Qué factuación tiene la empresa?

—En el ejercicio 2019 el grupo Agroquivir facturó unos 55 millones de euros, creciendo un 10% nuestra facturación con respecto al 2018. Hemos crecido en nuestras secciones de forrajes, semillas y almendra, así como nuestra filiar Fitoquivir, que tiene una facturación de 10 millones de euros. En nuestra filosofía está seguir buscando nuevas alianzas con otras empresas del sector, de manera que aseguremos una actividad agrícola rentable a nuestros agricultores.

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