Los empresarios del Gran Consumo lamentan la muerte de Valentín Álvarez Vigil

El presidente de Mercadona, Juan Roig, recuerda también al empresario fundador de Ecovol

Valentín Álvarez Vigil, entregando un premio en Ecovol ABC

S. I.

La Asociación de Empresas del Gran Consumo AECOC ha querido unirse al dolor del mundo empresarial andaluz y del gran consumo de todo el país por la reciente pérdida de Valentín Álvarez Vigil , que fue socio fundador de AECOC y miembro de su consejo directivo durante varios años.

Javier Campo , presidente de la Asociación destaca de él que fue «un emprendedor de éxito, pionero en el desarrollo de grandes superficies en España con su empresa Ecovol y también uno se los primeros en implantar en sus tiendas modernos métodos de gestión como el código de barras».

Por su parte, Juan Roig , presidente de honor de AECOC y presidente de Mercadona, ha querido recordar al empresario con estas palabras: «Valentín Álvarez Vigil fue un tendero, como yo , del que aprendí mucho. Siempre a contracorriente, fue un gran empresario; un innovador y pionero que supo ver hace más de 50 años que la función de la empresa que fundó trascendía lo económico porque desarrollaba también una importante labor de compromiso social».

Ambos directivos han querido trasladar sus condolencias a sus familiares y colaboradores más cercanos y compartir su admiración y respeto por una figura muy querida en el sector del gran consumo.

Una vida dedicada a la empresa

El empresario sevillano Valentín Álvarez Vigil, fundador de Ecovol, falleció el 24 de mayo en Sevilla a los 90 años . Distinguido por la CES en 2008 con el Premio Rafael Padura Rodríguez en reconocimiento a su trayectoria empresarial y su compromiso con las organizaciones empresariales, Álvarez Vigil comenzó como tendero en una tienda familiar de ultramarinos en la calle Feria llamada La Asturiana, situada frente al mercado y a la iglesia de Omnium Sanctorum, y en el año 1970 fundó Ecovol en la Carretera Amarilla, un economato netamente sevillano nacido bajo una novedosa fórmula comercial y que llegó a tener más de 33.000 familias asociadas.

Ecovol, la mayor aventura empresarial de este sevillano, fue la primera gran superficie de España y resistió durante más de un cuarto de siglo el empuje de las multinacionales de hipermercados. Su éxito, fruto de un imaginativo procedimiento para involucrar a las empresas sevillanas y sus trabajadores, se basó en la creación, inusual en la época, de un club de compra por el que sus asociados pagaban un canon mensual a cambio del acceso a una gran superficie donde se ofrecían productos a precios más bajos que en otros establecimientos comerciales. Junto a ello, la empresa ofrecía otros servicios a sus asociados, como un seguro de vida a los titulares de su tarjeta por invalidez o por fallecimiento del cabeza de familia.

El jueves 22 de junio de 1995 un incendio destruyó las instalaciones del edificio emblema de Ecovol, que con el paso de los años había logrado aumentar su superficie añadiendo a su primer centro de alimentación y droguerías otros dos establecimientos, una tienda textil y otra de muebles y electrodomésticos. Con gran dolor de su corazón, Álvarez Vigil (Sevilla, 1929) tuvo que vender Ecovol a Continente, precursora de la actual Carrefour . Bajo el lema «La gran familia que compra unida», durante sus casi 30 años de historia Ecovol empleó a 400 sevillanos, se situó entre las principales empresas andaluzas en índice de facturación y ahorró a las economías familiares de Sevilla 100.000 millones de las extintas pesetas . La buena marcha de este negocio llevó a Álvarez Vigil a poner en marcha otra empresa similar en Valencia bajo el nombre de Nusico (Nuevo Sistema Comercial), manteniendo la misma fórmula del club de compras que tan buena respuesta obtuvo en las clases medias sevillanas.

Hijo de un asturiano humilde, la historia de Álvarez Vigil es la de un hombre hecho a sí mismo, la de un trabajador infatigable y la de un comerciante dotado de singular olfato para el negocio y que supo conducirse con seriedad y solvencia desde aquella modesta tienda de la calle Feria a una gran superficie comercial con los procedimientos más modernos y las iniciativas más sugerentes. Fue en Ecovol donde este empresario puso en práctica sus singulares conceptos del comercio entrelazados con los fines sociales. Como más de una vez destacó en alguna entrevista, «no siempre el fin de la empresa debe ser el lucro; hay unos valores paralelos que pueden ser primordiales, como el concepto de servicio a la comunidad».

Se le recordará además como el introductor del sistema de código de barras como lector de precios y por traer a Sevilla las primeras bolsas de rafia reutilizables como alternativa ecológica a las bolsas de plástico, para lo que no dudó en viajar a China ante la resistencia de los fabricantes españoles del sector.

Su trabajo y su estrecha relación con la ciudad le hicieron merecedor en el año 1985 del título de «Sevillano del Año» del Club Rotary . Prueba de su defensa de que los beneficios económicos deben tener una repercusión social es que los ingresos de la cena celebrada en su honor por esta distinción se destinaron a la obra de la institución Paz y Bien, en Santiponce. Años antes, en 1980, su labor como empresario le hizo merecedor de la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de plata.

Muy implicado con Sevilla, el fundador de Ecovol encarnó al rey Baltasar de la Cabalgata del Ateneo en el año 1979. Hermano número uno de La Cena y de Todos los Santos, amante de los coches de caballos, era fácil verlo en la Feria de Abril. Revestido de un profundo ideario social, el lema que inspiró su vida fue el de «lo imposible es lo posible por hacer».

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