El emprendedor de Sevilla que sedujo a Telefónica

La multinacional de las telecomunicaciones se ha hecho con el 2% de C&G IT, una firma sevillana que repara más de 300.000 dispositivos móviles al año

Alejandro Costa Raúl Doblado

LUIS MONTOTO

Telefónica acaba de convertirse en socio de la empresa sevillana , una compañía especializada en la reparación de dispositivos móviles que nació en 2004 de la mano de Alejandro Costa, un emprendedor genuinamente andaluz que rompe con todos los tópicos. Al preguntarle si es ingeniero informático, responde sin tapujos: «¡Qué va! Yo hice un ciclo formativo de grado medio». Entonces empieza a contar su historia: «Trabajaba en el mantimiento de los equipos informáticos de los centros de salud de atención primaria, mi horario era de ocho a tres y por las tardes me aburría, así que decidí buscar otros clientes, acabé montando una tienda que llevaba yo por las tardes y un empleado por la mañana, al final, el volumen de trabajo fue tal que mis padres, en la cocina de casa, me recomendaron que dedicara todos mis esfuerzos a mi propia empresa».

Así nació en 2004 la compañía, que actualmente factura más de siete millones de euros, tiene una plantilla de 140 personas y repara más de 300.000 dispositivos móviles al año.

Una década después de fundar C&G It Solutions, Costa decidió dar un paso adelante y fundó Myfixpert , una plataforma que pone en contacto a técnicos expertos y a usuarios que requieren reparar sus dispositivos tecnológicos. Entró en El Cubo -el espacio de Telefónica Open Future en Sevilla - cuyo objetivo es apoyar a los emprendedores en su carrera hacia el éxito con el programa de aceleración de startups Wayra . «Aplicamos nuestra experiencia en este sector a una nueva tendencia en el mercado y así creamos la primera plataforma especializada en reparaciones de tecnología en el mundo».

A través de Wayra, Telefónica concedió primero un crédito a esta iniciativa. Ahora, hace solo un mes, Costa fusionó sus dos empresas (C&G It Solutions y Myfixpert) y T elefónica capitalizó su préstamo a estas sociedades, pasando a controlar así el 2% de las acciones . «Es un porcentaje simbólico que nos va a ayudar a crecer, ya que somos a todos los efectos una empresa participada por Telefónica y esto aporta prestigio en un momento en el que estamos negociando grandes contratos».

C&G It Solutions ha crecido a un ritmo del 25% anual en los últimos ejercicios y, en 2016, podría incluso doblar su volumen de negocio (a más de 14 millones). «Hemos atraído contratos de países como República Checa o Portugal, donde los sueldos son muy inferiores, la clave no está en lo que hacemos, sino en cómo lo hacemos, nuestra calidad y los tiempos de respuesta», remarca.

El tercer negocio

A medida que ha crecido la empresa Costa ha descubierto que «lo que realmente le apasiona es la gestión de personas. Para mejorar el funcionamiento de la organización creó el software Paconica , que invita a «aumentar la cultura de reconocimiento entre los trabajadores, ya que pueden reconocerse acciones positivas entre sí dándose medallas virtuales, que les permite obtener recompensas como tarjetas regalo, sesiones de coaching, formación o bonos de hoteles». Lo que empezó siendo una solución casera para C&G It se ha convertido en una nueva línea de negocio y hoy forma parte de la vida diaria de más de 10.000 usuarios en empresas de todos los ámbitos. «Damos voz a los empleados para que fueran dueños de su propio desarrollo, pero a partir de entonces no hemos dejado de crecer y recibimos una iformación de la plantilla que nos ayuda a tomar decisiones». La última maniobra de Costa ha sido crear el holding Emprépolis del que cuelgan sus distintas inciativas (CyG IT, Pacónica y los futuros desarrollos que están por venir).

¿De dónde le viene este gen del emprendedor? «Mi madre siempre dice que soy como mi abuelo paterno». Cuenta entonces con admiración la vida de Domingo Costa. «Empezó trabajando en la Renfe recogiendo pizarras, para complementar sus ingresos se colocó por las tardes en el bar El Rápido, junto a la estación, y ahí le ofrecieron representar a una marca de pies de frigoríficos y acabó montando tiendas de electrodomésticos». Una decisión desacertada le arruinó, pero se reinventó «comprando dos furgonetas y convirtiéndose en repartidor de ABC de Sevilla ». La base del empresario es trabajar duro. «Mi abuela, con cinco niños, le reporchaba que no la llevaba de veraneo, así que consiguió la representación de Camy en Matalascañas y puso a todos a vender helados en julio y agosto mientras él seguía repartiendo el ABC».

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