Agricultura
El director general de Interoliva califica de «fake news» la posible integración en Dcoop
«Estamos invirtiendo fuerte en la empresa y no es para venderla», afirma Carlos Jiménez

Internacional Olivarera (Interoliva), con sede en Dos Hermanas , fue pionera en abordar la mecanización integral del proceso de aderezo de las aceitunas verdes, siendo éste el primer logro del que hoy es su director general, Carlos Jiménez , a comienzos de los 70. La modernización ha sido una constante en la trayectoria de esta empresa, propiedad de la familia Jiménez a partir de los 90, quien continúa promoviendo nuevas inversiones.
Así, a la fábrica se suman una planta de envasado y una finca de olivar de casi 400 hectáreas . No obstante, el fuerte endeudamiento y el inicio de la crisis financiera obligan a Interoliva a entrar en concurso de acreedores. Tras alcanzar un acuerdo de pago con los proveedores ordinarios, la llegada de un grupo inversor en 2015, Sainberg Olives —principales accionistas actualmente—, aportó músculo financiero y permitió relanzar de nuevo la compañía.
Interoliva espera sanear definitivamente las cuentas con sus acreedores «en febrero de 2020», gracias a que en los últimos cuatro años «el volumen de ventas se ha duplicado». Esto ha permitido retomar las inversiones (tres millones de euros en los dos últimos ejercicios) para afrontar nuevos nichos de negocio más allá de las aceitunas.
—¿Cómo está resultando la campaña del verdeo en la finca?
—La finca acaba de llegar a la edad adulta y si el año pasado nos movimos entorno a 2.500 toneladas, este año cosecharemos la mitad. Tenemos manzanilla y gordal en intensivo y arbequina en superintensivo. Del volumen total de aceitunas que tenemos, sólo entre el 25 y 30% es de cosecha propia. El resto procede de proveedores de la zona que cumplen nuestros estrictos estándares de calidad. Como novedad, toda nuestra producción de arbequina la vamos a dedicar a elaborar un aceite premium, que viajará envasado hasta Japón. Es un proyecto cerrado recientemente, por lo que estamos inmersos actualmente en el diseño del envase, con intención de estar en el mercado asiático en 2020.
—¿Yla actividad en la fábrica?
—Tenemos una fábrica capacitada para duplicar su volumen, porque nuestra intención es crecer. Hemos invertido tres millones de euros en los dos últimos años en dotar a nuestras plantas productivas de la última tecnología para producir, con todas las garantías, cualquier producto envasado, bien sea de la gama de las aceitunas o de los encurtidos, sector donde hemos entrado y queremos reforzarnos. Aparte, hemos retomado la línea de especialidades. Son productos artesanales, delicatessen, que han tenido muy buena acogida. En esta línea de negocio hay trabajando ya 50 personas y estamos dispuestos a seguir creciendo. De otro lado, también estamos potenciando la línea de productos ecológicos. De hecho, en la feria alimentaria «Anuga», en Colonia, presentaremos en octubre siete nuevos productos ecológicos y a la «Spanish Extravaganza» de Zúrich llevaremos cinco. Son productos innovadores gracias a un proceso de marinado que elimina la amargura de las aceitunas orgánicas y con sabores como curry, cajún o teriyaki.
—¿Qué apuesta va a hacer la empresa por el sector de los encurtidos?
—Ya tenemos dos productos nuevos posicionados en Australia, uno tipo cóctel y otro sólo con pepinillos. No obstante, en febrero de 2020 esperamos efectuar el último pago a nuestros acreedores tras la situación concursal a la que nos vimos obligados a entrar en 2013. Será entonces cuando nos dedicaremos, con especial ahínco, a buscar mercados para posicionarnos en este negocio. La idea es que entre un 10 y un 20% de nuestro volumen sean productos encurtidos.
—¿Interoliva está pensando en la integración en Dcoop, tal y como se ha publicado?
—No ha habido nunca ninguna intención por parte de los socios de vender esta empresa. Estamos invirtiendo fuertemente en Interoliva y no es para venderla. Todo lo contrario, estamos en un proceso de crecimiento y continuidad del negocio. Se han dicho barbaridades. Son «Fake News».
—¿No ha habido negociaciones?
—Ni con Dcoop ni con ninguna otra entidad. No voy a negar que de vez en cuando nos ha salido «algún novio», pero repito que esta empresa no está en venta. Queremos crecer y por ello estamos apostando por nuevos nichos de mercado. Nuestro plan de crecimiento pasa por alcanzar en los próximos años los 40 millones de euros en facturación.
—Parte de su negocio se vende en Estados Unidos. ¿Cómo podría afectar a la empresa la amenaza de Trump de poner aranceles a la aceituna verde?
—El 65% de nuestras ventas se dirigen a Estados Unidos. Pero soy optimista, pues el sector ha sabido defenderse de anteriores amenazas comerciales, y creo que al final lograremos sacar a las aceitunas de la lista negra. Contamos con la defensa de Asemesa, Interaceituna y la propia Unión Europea. Además, ¿quién pagaría esos aranceles? El consumidor de Estados Unidos, que no va a dejar de comer aceitunas. Por eso, ya hay entidades de consumidores norteamericanas en contra de esta lista negra donde está la aceituna. La presión jugará a favor del sector.
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