Gestión del agua
La digitalización es la clave para mitigar el impacto de la sequía
Aljarafesa, Aqualia, Emasesa e Hidralia analizan los desafíos para la empresas del ciclo integral del agua
La sociedad afronta un momento convulso marcado por las consecuencias del Covid o el crecimiento acelerado de la inflación y los costes energéticos. En este complejo escenario, las empresas dedicadas a la gestión del ciclo integral del agua afrontan además otro problema acuciante —especialmente en el sur y el levante español— como es la sequía. «La situación en Sevilla es delicada , en agosto entraremos en alerta y si las cosas no cambian sustancialmente en los doce meses siguientes entraremos en emergencia en agosto de 2023, lo que obliga ya a aplicar restricciones», según afirmó Jaime Palop, consejero delegado de Emasesa , en las jornadas sobre ‘Gestión del Agua en la Era de la Escasez’. El margen para la construcción de nuevas infraestructuras que eleven la capacidad del abastecimiento es limitado, de ahí que a corto plazo la gran fórmula sea «seguir elevando al máximo la eficiencia».
Las ciudades andaluzas deben estar cada vez más preparadas para situaciones como la actual. En la cuenca mediterránea las precipitaciones son irregulares y hay periodos de sequía recurrentes, y el cambio climático está agravando esta situación. «Vamos a afrontar una época en la que los periodos con ausencia de precipitaciones serán más prolongados y, cuando se produzcan, las lluvias estarán más concentradas y serán más torrenciales», según sostuvo Ernesto Sánchez , director de desarrollo e innovación de Hidralia. A su juicio, hay que aceptar que se avecina un tiempo en el que los gestores deben afrontar de manera permanente un estado de «déficit hídrico estructural», que debe determinar todas las políticas públicas y privadas.
La magnitud de este desafío requiere, en primer término, una hoja de ruta común de todos los actores públicos y privados. «Todas las administraciones tienen algún tipo de competencia en esta materia, y lo primero que necesitamos es generar unidad de acción y evitar que este problema se politice , generando esfuerzos estériles, y asumir que tenemos una responsabilidad compartida para la sostenibilidad presente y futura del agua», incidió Pedro Rodríguez, presidente de ASA (la asociación de empresas de abastecimiento de Andalucía) y director gerente de Aljarafesa . Las medidas que se adopten para la mejora de la financiación de los servicios deben contar con el consenso necesario, dado que se trata de un asunto vital.
Salto cualitativo
A corto plazo la gran prioridad es la eficiencia , un ámbito en el que la región ya ha dado un salto cualitativo. Lucas Díaz, director de Aquala en Andalucía , recuerda que «a inicios de los años noventa en Almería había una población de 160.000 habitantes que consumía 30 hectómetros; y treinta años después se ha reducido ese importe casi un 50% pese a que la población ya roza los 200.000 habitantes» . Este dato constata que se ha llevado la eficiencia hídrica al máximo, optimizando con tecnología, automatizando redes, y «el siguiente paso para seguir avanzando está siendo la digitalización». En las poblaciones costeras, la incorporación de energías renovables y nuevas tecnologías deben permitir también elevar la dotación de agua con la inversión en desaladoras que han avanzado exponencialmente en eficiencia y sostenibilidad en relación a las infraestructuras de la pasada década.
¿Qué capacidad existe para financiar las inversiones que requiere el sector para combatir los efectos del cambio climático? Como recordó Jaime Palop, en este momento el importe de las tarifas del agua no cubren los gastos del servicio ni el volumen de inversiones necesario para actualizar e impulsar nuevas infraestructuras, con lo cual «en este momento no está garantizado que las futuras generaciones puedan tener la misma calidad de la que disponemos actualmente, con lo que se quiebra el principio de sostenibilidad».
Y este déficit en la financiación se agrava en un momento en el que ha crecido la factura eléctrica (que impacta entre un 5% y un 15% en el coste), así como algunos insumos esenciales como el cloro, como recuerda Pedro Rodríguez. «Esto nos recuerda que hay que desarrollar inversiones para que logren elevar la autosuficiencia energética de las empresas y reducir al máximo sus emisiones». Es por ello que el agua y la energía son ya dos ámbitos íntimamente ligados.
Plan de recuperación
Si elevar al máximo la eficiencia en la gestión del recurso es una de las claves para reducir el consumo, el camino son las nuevas tecnologías. El Gobierno ha establecido un Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación (Perte) para canalizar ayudas europeas a la digitalización del ciclo integral del agua, que en el sector ven como una oportunidad para dar un salto adelante.
«Es la gran oportunidad para completar la transformación de la red con sensorización y telecontrol , culminando así la optimización de todo el entramado de instalaciones para el abastecimiento y el saneamiento», recuerda Lucas Díaz . Para Ernesto Sánchez es un reto a todos los niveles «que debe acelerar proyectos para lograr rendimientos de la red que superen el 90% ». La incorporación de este tecnología aporta una cantidad ingente de datos de forma inmediata que debe conllevar, a su vez, a una transformación en la gestión para que las empresas puedan actuar con toda la celeridad . Esto es necesario que se combine con todas las líneas que hay abiertas para la transición energética, como es el caso del biogás o el hidrógeno verde, en el que «las compañías del ciclo integral del agua también podemos realizar una gran aportación».
El aprovechamiento de estos recursos ha conllevado un impulso a la colaboración entre empresas públicas y privadas . «En ASA hemos realizado un esfuerzo para encontrar consensos en todo el sector para concretar 17 grandes proyectos que puedan avanzar en su maduración para estar preparados en el momento en el que salgan las primeras convocatorias», recuerda Rodríguez.
Palop subrayó que los Next Generation deberían marcar un antes y un después y esto exige «diseñar y presentar iniciativas que tengan capacidad real de transformar la gestión y cambiar la sociedad». El aprovechamiento eficiente no dependerá solo del consumo del ciudadanos, sino que la sensorización hará posible detectar si un hogar está perdiendo agua porque tiene algún tipo de fuga en sus redes.
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