Cultivar talento para exportar innovación

La crisis ratifica la producción de alimentos como un sector económico estratégico y de crecimiento para Andalucía, aunque requiere todavía avanzar en diversos frentes

Susana Vilariño ABC

Inma Lopera

El agro también puede ser un sector que cultive talento y exporte tecnología. Es el desafío, por ejemplo, de la finca El Valenciano , propiedad de la empresa cordobesa Galpagro, donde ha nacido el Rural Innovation HUB para facilitar la transferencia de conocimiento al campo. «Es un ecosistema de innovación que está a disposición de todas aquellas empresas, instituciones, profesionales, agricultores y universidades que estén interesadas en aportar ideas y contenido a este centro». Entre sus asociados están MoMA Telecomunicaciones, Kubota, Bosch, o IBM.

«Esta crisis debe posibilitar que Andalucía siga exportando muchísimo, ya no sólo alimentos, sino también conocimiento y gestión optimizada a lo largo de toda la cadena alimentaria», declara el CEO de la empresa sevillana EC2CE, Pedro Carrillo . Esta empresa, dedicada a aplicar Inteligencia Artificial y analítica predictiva a toda la cadena de suministro, permitiendo ajustar la producción a la demanda y aumentando así la eficiencia y la rentabilidad, ha logrado exportar su tecnología. La compañía ha conseguido expandirse en tan sólo cinco años vendiendo una tecnología «hecha 100% en Sevilla» a las grandes firmas del sector del lúpulo en Alemania, a las empresas líderes del sector de los arándanos en Perú, o a los principales operadores del negocio del tomate en Chile. «Y no somos una excepción, pues nos consta que como nosotros hay muchas empresas andaluzas que prestan servicios de digitalización a las empresas agroalimentarias líderes en los distintos sectores».

«El sector agroalimentario ha crecido mucho con la adquisición de digitalización»

Su éxito para competir con otras grandes tecnológicas norteamericanas y asiáticas que acceden a una mayor financiación ha sido «lograr incorporar talento». El directivo de EC2CE asegura que «Andalucía puede ser un gran centro de atracción de talento» , pues «es muy competitivo crear tecnología e innovación en la comunidad, mucho más que en el norte de España y cinco veces más que en Estados Unidos». Por tanto, el futuro pasa por que «crezca la avidez por absorber esa innovación con origen andaluz», destacando al respecto que el sector agroalimentario ha crecido mucho en la adquisición de digitalización en los últimos años, especialmente en la toma de datos, y «ahora es el momento de proyectar la información de esos datos para poder tomar decisiones acertadas en escenarios futuros».

Pero ni la innovación ni la digitalización está llegando por igual a todos los sectores ni a todas las empresas. «Uno de los grandes retos es ganar dimensión, imprescindible para invertir en I+D+i», asegura el director de Agrovegetal, Ignacio Solís . Se trata de una empresa dedicada a la obtención y desarrollo de nuevas variedades de cereales y leguminosas, propiedad en un 85% de ocho cooperativas cerealistas andaluzas. «Somos una pyme que maneja sólo 200.000 toneladas de cereal al año de las más de 600.000 que se producen en Andalucía; con la unión de todo el sector podríamos intentar competir en I+D con Australia o Canadá».

Los cereales, por su baja rentabilidad, no tienen una gran cultura de la innovación en Andalucía aunque « las empresas de semillas somos una excepción , pese a que la biotecnología está atada de pies y manos por la legislación europea al prohibir el uso de OGM», apunta el directivo. La semilla es uno de los insumos agrarios que demanda más innovación. «Hace 30 años la agricultura andaluza era consumidora de tecnología, pero aquí no se generaba I+D de nuevas variedades, agroquímicos o sistemas de riego; no obstante, en las últimas décadas, Andalucía ha logrado revertir esa situación y cada vez son más los sectores que desarrollan tecnología propia».

«Desde hace años hay multinacionales implatando centros de innovación en Andalucía»

Agrovegetal trabaja desde hace más de 20 años en la búsqueda de nuevas variedades de trigo más productivas, resistentes a enfermedades y que cubran los parámetros de calidad que demanda la industria. Gracias a la innovación, «el año pasado prácticamente no se importó trigo duro de calidad de Canadá para abastecer a la industria, y por primera vez, se exportaron varios barcos de trigo andaluz. Ese es el camino».

Pero ese conocimiento necesita transferirse al campo «con mayor celeridad», acortando la distancia que tradicionalmente ha existido «entre las batas y las botas», apunta Ignacio Solís.

Cultivos innovadores

«Debemos seguir apostando por impulsar iniciativas de crecimiento basadas en la innovación, la tecnología, la especialización y el valor añadido», destaca la responsable de I+D del grupo Algosur, Susana Vilariño . Este grupo con sede en Sevilla está apostando por la introducción de nuevos cultivos. Es el caso de la quinoa, el trigo sarraceno, la pipa blanca, el maíz de palomita o el algodón de fibra extra larga, que ofrecen alternativas a los cultivos extensivos tradicionales, sumidos en una profunda crisis de precios desde hace años.

«Trajimos la quinoa de los Andes a Sevilla y hemos desarrollado así un cultivo con una gran demanda mundial»

«Competimos en un mundo global, por lo que es importante buscar nuevas oportunidades». En el caso del algodón, « Algosur empezó a trabajar con la fibra extra larga porque nos dimos cuenta que no podíamos competir con la capacidad productiva de China, India o Estados Unidos , por lo que buscamos un pequeño nicho de mercado en el que entrar y desarrollarnos». Las nuevas variedades de semillas, nuevas formas de cultivo y también de transformación para obtener esa longitud de fibra «nos ha permitido mantenernos en el mercado en momentos muy complicados para el sector en términos económicos».

Otro ejemplo fue el cultivo de quinoa, que llegó de los Andes a la provincia de Sevilla. « Muchos nos dijeron que estábamos locos , pero supimos adelantarnos a la demanda de lo que después se ha erigido como un superalimento; su consumo ha crecido mucho en los últimos años, y seguimos trabajando en agregar valor al producto». Por ahora Algosur está ofreciendo el grano de quinoa entero, pero «nuestros planes de desarrollo pasan por buscar otras fórmulas de presentación, para seguir abriendo el abanico de oportunidades comerciales», concluye la técnico.

Eficiencia en recursos

En la comunidad se distinguen tres tipos de agricultura . Así, de menor a mayor rentabilidad, está la agricultura extensiva de secano , que factura entre 500 y 1.000 euros por hectárea. Luego, vendría la agricultura extensiva de riego , cuya facturación ronda entre los 5.000 y 10.000 euros por hectárea. Por último, la agricultura intensiva bajo plástico , que factura de 50.000 a 100.000 euros por hectárea. «Mientras más podamos crecer en este último modelo o en el de los cultivos extensivos de riego, más seremos capaces de aportar al PIB». Pero «estas hectáreas son limitadas y para ganar superficie es necesario el acceso al agua», destaca Ignacio Solís.

No obstante, la disponibilidad del recurso es escasa en Andalucía, y parece que aún lo será más en un escenario futuro de cambio climático. Por ello, el futuro de la agricultura pasa también por acometer proyectos de inversión en materia hidráulica. En este sentido, «el uso de las nuevas tecnologías vuelve a ser primordial para el desarrollo del sector, pues permiten reducir hasta un 30% el consumo de agua en algunos cultivos muy demandantes como son las berries y eso permite crecer en el número de hectáreas», apunta Pedro Carrillo, de EC2CE.

Pero además del agua «habrá que ser más eficientes en el uso de fitosanitarios que se emplean en la agricultura y con la huella de nitrógeno» . Así, «la sostenibilidad se erige como otro vector de crecimiento, y cada vez será más importante medir cómo se producen los alimentos. Muchos supermercados europeos ya están midiendo la huella ambiental, lo que nos ha permitido competir mejor en Europa que otro gran productor de frutas y hortalizas como es Marruecos, y así se ha demostrado en esta crisis sanitaria», concluye.

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