Crían insectos en una granja en Andalucía para abono natural o generar aceite de cocina

La empresa sevillana Bioprin innova optimizando los recursos agrícolas mediante granjas de grillos, gusanos y moscas de las que obtienen vermicompost y una harina hiperproteica

Gusanos de la harina ABC

Inma Lopera

Los emprendedores Joaquín Gil y Antonio J. Delgado están detrás de la empresa sevillana Bioprin , dedicada a la biotecnología de insectos. Han irrumpido en el sector agrario con algo tan innovador como «la ganadería de insectos» , que «presentan un menor impacto medioambiental que las ganaderías tradicionales por su baja emisión de gases de efectos invernadero », afirman sus promotores.

Su proyecto encaja como un guante en la estrategia de economía circular al que instan las Administraciones regional, nacional y europea , al convertir los residuos en recursos. De hecho, logran «la optimización de los recursos agrícolas a través de la cría de insectos», señala Joaquín Gil, que explica que usan «la fruta de calidad no comercial que suelen eliminar muchas industrias dedicadas al mercado en fresco para alimentar a los distintos insectos, de los que se aprovecha todo, hasta sus desechos».

La empresa viene trabajando en mayor medida con tres insectos: el grillo, el tenebrio (o gusano de la harina) y la mosca soldado negra . De éstos se obtienen principalmente dos productos: «por un lado, el vermicompost, que mejora las propiedades del suelo agrícola y la respuesta de determinados cultivos; y por otro, una harina hiperproteica que se puede usar tanto para alimentación animal (elaboración de piensos y productos para piscifactorías) como humana ». Pero además, la ganadería de insectos tiene otras muchas posibilidades de negocio, como la elaboración de aceites y grasas. « Algunas de las especies de insectos con las que trabajamos presentan un elevado porcentaje de grasa. Esto, además de servir como aporte extra de calorías para animales con carencias nutricionales en periodo de lactancia y enfermedad, también resulta ser una gran fuente natural de grasa y derivados para su uso directo».

En este sentido, «las grasas son extraídas por un proceso que nos permite delimitar diferentes grados de pureza y calidad, produciendo desde grasas industriales a aceites de cocina de alta gama », informan los socios de Bioprin.

Tras varios años produciendo en fase pre industrial, la empresa quiere dar un salto y empezar a producir a nivel industrial , por lo que están abiertos a nuevos socios e inversores.

Producción

«Tenemos constatado que con aproximadamente una tonelada fruta no comercial obtenemos 450 kilos de vermicompost y unos 200 kilos harina, y no se desecha nada», insisten los emprendedores. Pero, además de fruta, también se pueden transformar otros subproductos agrícolas como por ejemplo el alpeorujo.

La idea es empezar el primer año con un tratamiento de dos toneladas diarias de esta fruta sin valor comercial en el mercado u otro subproducto, cuya retirada supone problemas y costes a los industriales. «Un semi residuo al que daremos valor en forma de distintos productos que regresarán al campo, bien en forma de abono natural, bien en forma de piensos para animales».

No obstante, esta producción inicial iría creciendo con el tiempo y podría alcanzar «las 35 toneladas de fruta diaria para alimentar a las granjas de insectos en un plazo aproximado de tres a cinco años», prevén los responsables de Bioprin.

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