Ingeniería

Ayesa define el relevo generacional

Los hijos del presidente serán consejeros delegados y se turnarán en la presidencia

Arancha, José Luis padre y José Luis hijo ABC

LUIS MONTOTO

Las guerras familiares más encarnizadas nacieron, curiosamente, de la buena voluntad de un patriarca empeñado en mantener unido a su linaje en torno a una empresa. El gran error llega cuando se elige a un «primus inter pares» y se consolida una situación de privilegio que salta por los aires cuando asoma la cabeza la tercera generación. Esta semana se cumplen 50 años desde que José Luis Manzanares se subió a un Seat 600 junto al sesentero expresidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para fundar Aguas y Estructuras SA . Aquella decisión fue bastante más sencilla que la que ha tomado en estos meses: ¿Cómo se organiza ahora el relevo en una compañía con unos ingresos de 250 millones de euros y unos 3.500 empleados ?

Sus hijos José Luis (ingeniero de Caminos) y Arancha (ingeniera industrial) se incorporaron en los noventa y son desde entonces artífices de la evolución de Ayesa bajo la batuta del fundador. El primero recibió el encargo de dirigir el área de ingeniería y la segunda la rama de consultoría y nuevas tecnologías, que han gestionado con un pique sano. «Claro, a José Luis le encargas El Corte Inglés y a mí me toca vender Mercerías Mari Puri », bromeó Arancha en aquel momento por la disparidad del volumen de ambos negocios.

Tras la adquisición y transformación de la antigua Sadiel (que hoy aporta unos 90 millones de facturación), este área está más equilibrada con el resto y tiene un gran potencial de crecimiento. Ahora ambos dejan de ser vicepresidentes y gestionarán Ayesa como consejeros delegados (manteniendo el reparto de dos grandes ámbitos, una de ingeniería y otra de sistemas y nuevas tecnologías). Reportarán a un consejo de administración —en el que también se sentarán independientes— que estudiará las decisiones de las dos áreas, asegurando que fluye toda la información y estableciendo consensos en torno a las decisiones estratégicas.

La presidencia , de la que dependerán los servicios corporativos (como el departamento financiero y los recursos humanos), será rotativa y recaerá sobre uno y otro hermano en turnos de dos años. Hay dos ejecutivos ajenos a la familia que tendrán un peso relevante: de puertas para adentro, Germán del Real será la mano derecha del presidente como director corporativo; hacia afuera, Rafael Fernández Cantillana dirigirá la rama patrimonial, asesorando adquisiciones y alianzas. Y como hay una tercera hermana (Ana es veterinaria y dirige la fundación) se establecerá una política clara de dividendos.

Esta especie de gobierno colegiado es la vía elegida por José Luis Manzanares tras descartar otras opciones como la salida a Bolsa . ¿Es la más adecuada? Solo el futuro dirá si supera los escollos en los que se han estrellado tantos otros.

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