JAVIER PÉREZ CANO, AGRICULTOR Y MENTOR TECNOLÓGICO
«Andalucía tiene talento para ser referente en la digitalización del agro»
El experto asegura que el tejido de las startups del sector agrario «está creciendo a buen ritmo» y representa el 20% dentro de Andalucía Open Future
La agricultura del siglo XXI o el «Smart Agro» pasa por la transformación digital de toda la cadena agroalimentaria, y Andalucía tiene «talento y ganas de crear y emprender para convertirse en un referente en la digitalización del sector agrario». Así lo afirma Javier Pérez Caro, profesor y mentor de startups en los centros de Andalucía Open Future, la iniciativa de crowdworking liderada por Telefónica y la Junta de Andalucía abierta a todos los actores públicos y privados para impulsar el emprendimiento basado en la innovación. Biznieto, nieto e hijo de agricultor, Pérez Caro pertenece a la cuarta generación que se sitúa al frente de su explotación familiar, dedicada al cultivo de cereales, oleaginosas, proteaginosas, algodón y olivar, tanto de verdeo como de molino, en varias fincas ubicadas en Écija y en Osuna. Este coach de emprendedores y «facilitador de la agro-digitalización», como le gusta definirse, prefiere predicar con el ejemplo y probar en modo piloto en sus tierras muchas de las innovaciones, convencido de que «hay que aprender haciendo» y de que es necesario abanderar la «innovación abierta», compartiendo el conocimiento con el resto de la comunidad agraria.
—¿Cómo será la explotación agraria del futuro?
—Todo estará automatizado y habrá una integración de toda la cadena. En un cuadro de mando estará todo compilado. El dron hará su parte, el tractor autoguiado la suya, y el big data y la inteligencia artificial suministrarán información continua. Dentro de este ecosistema digital, el agricultor podrá tomar decisiones a tiempo real con datos históricos, presentes y futuros sobre cuestiones como existencias que hay en el mercado, sobre cómo va a afectar al cultivo la climatología, sobre qué está pasando en las cosechas de otros países, qué está demandando el consumidor… Ya hay agricultores que pasan más tiempo delante de su ordenador planificando y tomando decisiones que labrando el terruño, y esta será la tendencia en el futuro.
—¿Qué se entiende por agricultura digital?
—Hay dos conceptos: digitalización y transformación digital, y no hay que confundirlos. La digitalización es aplicar las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a un sector, pero las explotaciones agrícolas tienen que empezar la transformación digital, que afecta a las personas, al modelo de negocio, a la forma en que nos relacionamos y, principalmente, impacta en la cuenta de resultados. El campo no se puede quedar en la superficie de la digitalización. El agricultor debe cambiar su mentalidad y entender su negocio como una empresa agroalimentaria, y tiene que ser partícipe de todo el flujo de información que se produce y aprovecharla para optimizar su toma de decisiones.
—¿El campo andaluz está dando pasos firmes hacia esa transformación digital?
—Se han dado algunos pasos ya, pero queda mucho camino aún por recorrer. Hay empresarios que han ido viendo el impacto que lo digital está teniendo en otros sectores y decidieron empezar con pruebas piloto, integrando tecnología, personas, capacidades, visión de negocio, partner, etc., y a día de hoy están cosechando sus frutos. El freno no viene ni por la edad de los agricultores ni por el tamaño de las explotaciones, es cuestión de mentalidad, de tener hambre de conocimiento y ganas de emprender. Por otra parte, el tejido de las startups del agro está creciendo a buen ritmo, pues hemos recuperado mucho talento que se había ido desde que Andalucía Open Future ha decidido que uno de sus verticales sea Smart Agro.
—¿Hay muchas iniciativas de emprendimiento dentro del sector agrario?
—Actualmente, el peso de las startups dedicadas al sector agrario es de un 20%. En Sevilla, tenemos empresas aceleradas por Andalucía Open Future como Ec2ce, que aplica inteligencia artificial y big data para combatir plagas como la mosca del olivo y predecir cosechas, o BrioAgro Technologies, que a través de un sistema de monitorización el agricultor recibe información a tiempo real de las principales variables en las que puede intervenir para mejorar sus cultivos. Tenemos también un centro de tecnología Fiware en la Cartuja, para empujar la implantación de ciudades inteligentes en Andalucía e impulsar el Internet de las Cosas (IoT), a través de actividades de formación, asesoría y desarrollo de soluciones. Pero todo esto es desconocido para el agricultor. Por ello, necesitamos auspiciar entre todos un «hub» de conocimiento compartido en torno a la digitalización del agro, para que el agricultor que quiera digitalizar su explotación sepa a dónde acudir y no se sienta solo en esta tarea.
—¿Hay instrumentos de financiación o ayudas que faciliten la digitalización del campo?
—Dentro del programa Horizonte 2020 está el proyecto «Internet of Food and Farms 2020», que tiene como objetivo el desarrollo de soluciones para el Internet de las Cosas para el sector agroalimentario, donde hay muchos fondos económicos que se están quedando sin usar porque el agricultor desconoce esta vía. Por otra parte, tanto Telefónica como la Junta de Andalucía tienen mucho interés en que el protocolo Fiware se conozca, porque también hay ayudas disponibles para el agricultor para que aborde esta transformación digital.
—¿Cómo influye la digitalización en la rentabilidad del agricultor?
—Hay estudios que dicen que una mejora del 10% del índice de digitalización de un país genera un incremento de entre el 0,79 y el 1% en el PIB, y eso no es poco. Pero para mejorar el PIB en España todos tenemos que trabajar por la digitalización. En el momento en el que empezamos a aportar valor a la cadena usando, por ejemplo, inteligencia artificial o geolocalizando la información en la parcela, estamos ahorrando dinero. Gracias al big data podemos tener datos históricos y saber cómo se ha comportado la explotación en los últimos años según qué parámetros y actuar en consecuencia. Con el uso de drones y cámaras multiespectrales es posible mapear la finca para aplicar en cada zona los tratamientos que se necesitan, racionalizando así los consumos. Todo esto se traduce en un impacto en la cuenta final de resultados, ahorrando costes y mejorando la producción. No siempre es cuestión de conseguir un precio más alto por nuestros productos, a lo mejor la batalla está en abaratar los costes de la producción y estas herramientas ayudan mucho.
—Tecnologías como el GPS o el uso de drones son, quizás, las más conocidas. Pero, ¿qué otras herramientas se están usando también en el campo?
—La realidad virtual y la realidad aumentada que están haciendo tan famosa a la industria del videojuego también tienen muchas aplicaciones en el sector agrario. Al ser tecnologías inmersivas ayudan mucho en la parte de formación. Así, por ejemplo, es necesario formar a muchos jóvenes en las técnicas de podar olivos y ya se están dotando algunas aulas con tecnologías de realidad virtual, donde alumnos con unas gafas especiales interactúan con la motosierra como si estuvieran en el campo de verdad. Luego, los contratos inteligentes, gracias a la tecnología blockchain, están llegando al sector agro, aportando trazabilidad y transparencia en la procedencia de los alimentos, innovación en las formas de pago y agilidad al pasar a formato digital todos los papeles, pues hoy día somos demasiado burócratas.