Las inciertas cuentas de la Seguridad Social
Un experto considera que hay buenas razones para temer que el sistema amplíe su déficit más que equilibrarse

El ministro José Luis Escrivá ha insistido en diversas comparecencias públicas que una manera de eliminar las incertidumbres en torno a nuestro sistema público de pensiones es «solidificando la Seguridad Social». Así lo planteó en el Senado en febrero de este año cuando predijo ... que hacia el final de la Legislatura, las cuentas de esta institución, «probablemente», terminarían «en torno a la estabilidad presupuestaria». «Esa es otra forma de transmitir confianza y seguridad a los pensionistas: tener una Seguridad Social sólida y equilibrada», rubricó el ministro.
En el año 2021, según las cifras oficiales, la Seguridad Social terminó con un déficit del 0,93%. En 2017 y 2018 fue del 1,5%. En 2022, el Gobierno estimó inicialmente un déficit de medio punto y va a cerrar una décima por debajo, en el 0,4% del PIB, mejor de lo previsto en sus presupuestos.
Sin embargo, la situación puede cambiar en 2023. En su 'Nota sobre el Presupuesto del 'Sistema de la Seguridad Social 2023', elaborada por el economista Miguel Ángel García Díaz para Fedea, figura una advertencia surgida al constatar que la magnitud en que aumentarán los ingresos será aproximadamente la mitad que el incremento de los gastos.
«De cumplirse estas previsiones, la evolución de los ingresos por cotizaciones sociales en 2023 (5,1% deducido el aumento de cotización del 0,6% destinado al nuevo Mecanismo de Equidad Intergeneracional, MEI) será muy inferior al aumento del gasto en pensiones (10,1%)», escribe García Díaz, quien participó en la comisión que diseñó la reforma de las pensiones del Gobierno de Mariano Rajoy y después integró el Ministerio de Empleo de Fátima Báñez.
«Una evolución de los ingresos y gastos de estas características elevaría el déficit del Sistema de Seguridad Social hasta el 0,7% del PIB en 2023, y lo aumentaría en dos décimas adicionales, hasta el 0,9% si se deducen los ingresos extraordinarios obtenidos por el MEI, que en puridad deben inyectarse en el (sub) Fondo de Reserva para ser utilizados en el pago de pensiones a partir de 2032».
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Esto, concluye, se alejaría del objetivo de equilibrio presupuestario dibujado por Escrivá en febrero, a pesar de las fuertes inyecciones de transferencias efectuadas por el Estado a la Seguridad Social.
En todo caso, resultará difícil explicar por qué si existe tal déficit se inyectan aportaciones a un Fondo de Reserva que se empezará a utilizar en 2032 cuando los ingresos disponibles no llegan a cubrir las obligaciones presentes. García Díaz considera que el 'shock' inflacionario ha demostrado «el riesgo de mantener en cualquier circunstancia la actualización de las pensiones con el IPC», deteriorando la sostenibilidad financiera y la equidad personal e intergeneracional del sistema en desmedro de un equilibrado reparto de los costes de la Seguridad Social. jmuller@abc.es
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