ajuste de cuentas
Hay 5.000 millones de teléfonos abandonados
El sector privado reacciona a las nuevas normas europeas asumiendo más reciclaje y recuperación
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El filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han sostiene que el teléfono móvil es «el nuevo rosario digital». Lo cierto es que en menos de dos décadas este objeto se ha convertido en un accesorio imprescindible para el hombre moderno. Por eso, ... todo lo que tiene que ver con él tiene un impacto social evidente. Esta semana, GSMA, la organización mundial que agrupa a los operadores y empresas vinculadas al ecosistema de la telefonía móvil y cuyo presidente es el CEO de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ha dado a conocer un dato sorprendente: hay más de 5.000 millones de teléfonos móviles (inteligentes y tontos) inactivos que están abandonados por ahí. Pueden estar en los cajones de un escritorio, en cajas guardadas en un trastero, envejeciendo en un escarapate o en la mesilla de noche. Ellos son el nuevo objetivo de una campaña de reciclaje que ha iniciado la GSMA.
Al proyecto capitaneado por Tele2 y Orange se han sumado British Telecom, Globe Telecom, GO Malta, Iliad, KDDI, NOS, Proximus, Safaricom, Singtel y Telefónica. Los objetivos principales definidos son aumentar la recuperación de teléfonos móviles y evitar que vayan a dar a vertederos o a la incineración. Para el año 2030, los firmantes pretenden que la cantidad de dispositivos móviles recolectados mediante esquemas de recuperación de los operadores ascienda al menos al 20% de los aparatos nuevos vendidos directamente a los clientes. Y, además, para esa fecha, el cien por cien de los móviles recuperados se repararán, reutilizarán o transferirán a organizaciones de reciclaje controladas.
Un teléfono reacondicionado puede llegar a suponer un 87 % menos de impacto medioambiental que un teléfono nuevo. La GSMA estima que, si se reciclan adecuadamente, estos cinco mil millones de aparatos permitirían recuperar oro, paladio, plata, cobre, elementos de tierras raras y otros minerales críticos por una valor aproximado de 8.000 millones de dólares y suficiente cobalto para 10 millones de baterías de automóviles eléctricos.
Esta decisión sigue a la aprobación, el 14 de junio pasado, de un acuerdo alcanzado por el Parlamento y la Comisión Europea para endurecer las medidas para la recolección de residuos, la eficiencia del reciclaje y la recuperación de materiales. Pese a que esto incluye objetivos de recogida de residuos muy estrictos (para baterías portátiles un 45% en 2023; el 63% en 2027 y el 73% en 2030), la principal novedad que ha trascendido a la opinión pública ha sido la obligación de que los futuros dispositivos tendrán que contar con una batería extraíble y reemplazable por el propio usuario, como eran los primeros dispositivos. Esto obligará a las compañías fabricantes a modificar el diseño de sus productos como ya ha ocurrido con la obligación de adoptar el conector USB-C. A veces a uno le cabe la duda de si los políticos europeos son mejores diseñadores industriales que los técnicos de Apple.
jmuller@abc.es
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