La crisis se ceba con el eslabón más débil de la construcción

La vuelta a la actividad dejó fuera «in extremis» a las reformas, un sector dominado por pymes y autónomos

Mudanzas paralizadas Muchas familias han tenido que aplazar su mudanza al no tener las casas listas en el plazo previsto ABC

Belén Rodrigo

La prohibición de llevar a cabo reformas en viviendas donde habitan personas ajenas a la obra ha supuesto un duro golpe para este sector. Cuando hablamos de construcción se piensa principalmente en las grandes obras de hormigón, pero la realidad es otra. «La rehabilitación y reforma de los edificios residenciales representan el 75% del mercado y en torno al 45% la suma sobre el total de la construcción», afirma Sebastián Molinero, secretario general de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac). Recuerda que el tejido empresarial de este sector está formado por en su mayoría pymes y autónomos, y «de ella cuelgan muchos empleos directos, como el de los suministros, en donde hay 12.000 empresas que generan 90.000 puestos de trabajo ».

Desde Andimac, que ha calculado unas pérdidas de unos 3.000 millones por el parón de la actividad, no se entendió el momento en el que se anunció la prohibición de las reformas, a pocas horas de reactivarse el sector de la construcción después de las dos semanas de hibernación. «Es contradictorio que dejen entrar a las comunidades a los repartidores de Amazon y no a los obreros que no tienen contacto con los vecinos», indica Molinero. Avisa de que este sector va a sufrir mucho a corto plazo porque «si todo para, vamos a ver un problema enorme en el resto de actividades que dependen de estas reformas. La construcción y los suministros representan el 14% del PIB», matiza. En el caso concreto de las empresas de Andimac, «la venta de materiales a nivel de distribución cayó en marzo en torno al 35% y en abril será del 80%». Y es que los meses de marzo, abril y mayo son tres de los más activos en el sector: «Lo que pase de junio a diciembre es ahora una incógnita».

Proyectos perdidos

Rosa Dios e Ignacio Juncá son los socios de RD Estudio , una pequeña empresa de reforma, interiorismo y decoración. El equipo lo forman cuatro personas en oficina y otras cinco que trabajan en las obras y subcontratan al resto de personal en función de los proyectos. Rosa Dios reconoce que está siendo una época muy dura, «con muchos proyectos parados y otros que hemos perdido porque las personas no saben si van a poder afrontar el gasto», explica. Ellos fueron previsores y compraron todo el material necesario antes de que se paralizasen las actividades pero aún así «en algunos casos ha habido retrasos de entregas».

Entre el 14 y el 30 de marzo lograron mantener una pequeña actividad y «trabajando un operario en lugar de cuatro, con medidas de seguridad, pero no encontrábamos el material de protección, no había». Ya entonces la situación era «dramática porque los operarios son autónomos y necesitan esos ingresos. Teníamos que ver quién podía ir, algunos tenían miedo al contagio» , añade. Cuando acabó el periodo de hibernación retomaron el día 13 de abril una de las obras que tenían en marcha sin saber que el Gobierno había publicado en el BOE , poco antes de medianoche, la referida prohibición. «Los vecinos llamaron a la Policía y paralizaron la obra», explica la diseñadora e interiorista. Entiende el porqué aunque cree que se podría haber gestionado de otra forma, sin cambios a última hora. RS Estudio sigue funcionando desde casa, diseñando futuros proyectos, pero parte del personal que subcontratan «ha cesado su actividad para poder pedir alguna ayuda. Estamos hablando de gente que vive al día y hay mucha angustia», indica.

Desde la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma (Anerr) indican que con el levantamiento de la actividad en construcción tras la Semana Santa , «la situación sigue siendo complicada, ya que la vuelta a la actividad no es igual en obra pública, locales comerciales a pie de calle, rehabilitaciones integrales de edificios y, en general, en aquellas en las que no hay habitantes y por tanto no presentan un peligro sanitario, si se mantienen las medidas de forma muy estricta», subraya Fernando Prieto, presidente de Anerr.

La patronal del sector ha calculado pérdidas de unos 3.000 millones de euros

La mayor dificultad está en las viviendas en comunidad , ya que está prohibido intervenir si hay habitantes en el edificio. «Solo se podría intervenir si es desde el exterior, en fachadas o cubiertas, o en una situación de emergencia», añade. Pero este problema también afecta de forma muy directa a los usuarios. «Nos llegan consultas de personas que estaban realizando una reforma integral de su vivienda y se han ido de alquiler, por ejemplo, y la paralización les crea un coste no previsto», subraya Prieto.

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