«Cohousing»: el modelo que huye de la vida tradicional

Este nuevo modelo apuesta por los espacios compartidos y la convivencia vecinal

La promoción de Las Carolinas, en el madrileño barrio de Usera ABC

Belén Rodrigo

Hace una década nadie había oído hablar del «cohousing», un nuevo modelo de vivienda en el que, junto a las casas particulares, abundan las zonas y estancias comunes para trabajar o convivir. Sin embargo, el modelo se va extendiendo en Madrid y en otras zonas de España. «Este término está llenando su contenido pero nos habla de una comunidad en donde sus miembros tienen la intención de convivir», cuenta Nacho García Pedraza, del grupo de cooperativas Tangente. Desde esta empresa, que engloba 13 cooperativas, ofrecen varios servicios, entre ellos el de asesorar en el proceso de «cohousing». Recuerda que este nuevo modelo de vivienda ecosocial en derecho de uso recupera la tradicional cooperativa de viviendas «en toda su esencia y no se trata de una técnica para comprar sino que quienes la forman quieren seguir juntos». No tiene dudas que se trata de un sector en crecimiento porque las personas «están cansadas del modelo de ciudad que existe».

Quienes viven en estos espacios no son propietarios de las casas sino usuarios de por vida. «El régimen fiscal y jurídico se está perfilando», recuerda García, quien apunta que este tipo de proyectos pueden ser públicos, mixtos o privados. Aunque haya interés municipal en este modelo de convivencia, los que están funcionando son iniciativa privada y mixta y se espera un nuevo impulso a raíz del próximo congreso estatal (19 y 20 de octubre) , «un claro indicador de que prolifera el modelo y despierta interés en las administraciones». En el diseño de estos espacios priman los lugares comunes como pueden ser cocinas comunitarias, salones o cuartos para lavadoras .

Este modelo trata de frenar los procesos especulativos en las ciudades y antepone lo común a lo individual. Es lo que ha ocurrido en Entrepatios, que integra tres promociones. Las Carolinas , en Usera, es la que ya está más avanzada, en construcción, y se espera que funcione el próximo año; otra en Vallecas ya tiene suelo y espera los permisos; y una tercera está buscando el solar. Entrepatios nació cuando un grupo de unas doce personas se replanteó el actual modelo de vivienda. «Hay una tercera manera de acceder a la vivienda, sin ser compra o alquiler, que es el derecho de uso», explica Berta Iglesias Varela.

Ella es una de las cooperativistas de Entrepatios que decidieron comprar suelo después de comprobar que la vía tradicional era prácticamente imposible. «En Madrid es muy difícil, lo contrario que ha pasado en Barcelona, y en 2016 compramos el solar», matiza. Se fijaron en proyectos ya existentes como el de Trabensol en Madrid («cohousing senior») y los que existen en Uruguay o centroeuropa. «Montar Entrepatios no fue fácil, no hay demasiado legislado al respecto» , indica la cooperativista. En el caso de Las Carolinas son 17 viviendas, el rango de edad es de 35 a 45 años y hay muchos niños. «Nos preocupa el medio ambiente. La estructura del edificio es de madera y los materiales son los más ecológicos posibles, dentro de nuestras posibilidades de presupuesto», explica Iglesias. Tiene, por ejemplo, placas solares en la azotea . En cuanto a los espacios comunes, «están sobre todo en el bajo y en el ático. Si tuviésemos más recursos habíamos pensado tener un albergue para acoger a personas, algo que ahora no se ha podido hacer», añade. Como es habitual en este modelo, no hay propietarios únicos, y si alguno sale recibe el capital invertido. En estos momentos están pagando la letra «que equivale a un alquiler de la zona pero después esperamos que la cuota sea aproximadamente la mitad». Begoña Iglesias espera que este modelo se extienda y que, de esta forma, no se especule tanto con el suelo.

«Cohousing senior»

Trabensol es la referencia en Madrid del «cohousing senior». Cuando los socios de este proyecto comenzaron a diseñar la idea ni siquiera habían oído hablar de esta palabra ni sabían de la existencia de iniciativas similares en otros países. «Éramos un grupo de personas que nos conocíamos, en algunos casos con lazos fuerte de amistad», indica Jaime Moreno, socio fundador de Trabensol. Algunos habían comprado casa en la zona de Moratalaz por los años 70, e incluso participaron en una cooperativa educativa que dio origen al colegio Siglo XXI . En el año 2000, este grupo de personas nos dimos cuenta de que «estábamos envejeciendo y teníamos duras experiencias con nuestros mayores que no queríamos que pasaran nuestros hijos. Nuestra pensión era alta para las residencias públicas y baja para las privadas», contextualiza Moreno. Encontraron este camino intermedio para dar respuesta a una necesidad y crearon la cooperativa en 2002. Visitaron barrios y pueblos por todo Madrid para encontrar un solar en pleno «boom» de la construcción y, por casualidad, llegaron a Torremocha de Jarama. Aunque tuvieron que esperar unos años para que el terreno cambiase de uso. En 2011 pusieron la primera piedra y en junio de 2013 entraron a vivir de forma oficial.

«Queríamos un edificio con poco impacto medioambiental y con un mantenimiento barato», cuenta, lo cual dio lugar a un «edificio bioclimático singular». En los 16.000 metros cuadrados de los que disponen cuentan con 6.000 de planta y el resto para jardines y huertos. «Todos los apartamentos tienen 50 metros cuadrados con terraza, orientados al sur, con suelo radiante», puntualiza Moreno. Cada uno tiene su espacio íntimo (cuarto, salón, cocina y baño) y los espacios comunes donde almuerzan y realizan sus actividades. «La idea inicial es de solidaridad y ayuda mutua contratando servicios según lo necesitamos» , explica este socio. «Pagamos una cuota mensual que cubre la comida, una hora de limpieza al día, la luz, el teléfono e internet y el baño terapéutico», entre otros servicios.

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