ESPECIAL FORMACIÓN SUPERIOR

El cambio completo de chip de la vida universitaria

Gestionar bien los tiempos, actuar con independencia, lidiar con el exceso de expectativas... son muchas las lecciones a aprender tras dejar atrás el Bachillerato

Belén Rodrigo

El cambio del Bachillerato a la Universidad es un paso importante en la vida de cualquier estudiante. Supone la entrada a una etapa en la que ganan una mayor autonomía, comienzan a poner en práctica los conocimientos adquiridos y desarrollan una mirada crítica. Afrontar el nuevo curso no resulta siempre fácil, el entorno ha cambiado, incluso a veces la ciudad.

«Los jóvenes se encuentran con nuevos desafíos en un momento de sus vidas en el que tienen una mayor autonomía y sienten más curiosidad», explica Silvia Martínez, miembro del equipo del Servicio de Orientación Universitaria de Deusto. Uno de los retos es adaptarse también a una forma diferente de estudiar y de hacer exámenes. «En la universidad van a tener más capacidad de autogestión. Los profesores ya no les piden las cosas, sino que les presentan las asignaturas de forma diferente», señala Martínez. Si bien normalmente los estudiantes están motivados al estudiar la carrera deseada, «les cuesta gestionar los tiempos«. De ahí que centros como Deusto sensibilizan sobre la importancia de una buena organización y planificación. »A los que tienen más dificultad en la gestión de tiempo se les ofrecen recursos desde el propio servicio de orientación como consejos, métodos, cursos... Para mejorar una competencia que es fundamental en el mundo profesional«, añade.

Aplicar lo aprendido

«Preparamos a los alumnos para pensar. En el instituto les han enseñado las herramientas y ahora toca saber aplicarlas», recuerda Bartolomé Rubia Avi, catedrático y director del Departamento de Pedagogía en la Facultad de Educación y Trabajo Social de la UVA. «Hay un cambio en la forma de pensar, abstraer ideas, buscar documentos que no se parecen en nada al libro de texto», resalta. Reconoce también que ahora en las universidades se tiende a orientar los estudios al mundo profesional, «los profesores tratamos de que sean capaces de formarse como profesionales, y cada vez más tienen ese perfil las carreras», puntualiza.

Desde la Comisión Sectorial de Asuntos Estudiantiles de CRUE señalan el cambio radical del entorno educativo que experimentan los alumnos. «Han estado todo un curso preparándose para superar la prueba de acceso a la universidad y ahora se enfrentan a la realidad que llevaban tanto tiempo esperando». En este momento, además, sabrán si realmente les gusta lo que han elegido. «Primero es difícil porque se han creado expectativas que, en ocasiones, no son reales o, simplemente, no se dan en ese aterrizaje en la Universidad», añade. En el primer curso van a encontrar también muchas asignaturas básicas y «pueden pasar años hasta que comiencen a estudiar lo que les gusta».

Estudios

Uno de los grandes cambios que se experimenta al llegar a la Universidad es la manera de enfrentarse a los estudios. «Ya son mayores de edad y nadie les va a preguntar por qué vienen o no vienen a clase. Tienen que organizarse ellos, no desde los centros educativos. Es su propia responsabilidad si van a clase o a prácticas«, explican desde la comisión. Nadie les dirá cuándo tienen que estudiar y son ellos los que tendrán que organizar su manera de enfrentarse a una práctica, a un modelo de evaluación o a grupos de trabajo con personas que no conocen. »Tienen que abrir mucho los ojos para ver a lo que se enfrentan, para saber que son personas maduras y que nadie les va a llevar de la mano a ningún lado. Van a tener que marcarse ellos el camino. Vienen a una vida universitaria donde cada uno es independiente«, resaltan.

La forma de abordar los exámenes tampoco resulta fácil en los primeros meses. «Se enfrentan a mucha cantidad de contenido y deben dar respuesta a problemáticas de estrategia», indica el docente. Es habitual que se produzca una bajada de notas con relación al instituto, incluso en alumnos con buenos expedientes. «Se nota tanto en carreras de letras como de ciencias. Necesitan dominar la materia para reflexionar de manera crítica y activa como profesionales», añade.

Tal y como recuerda Silvia Martínez, los procesos de evaluación continua están cada vez más instalados por lo que hay una gran de diversidad de formas de evaluar el aprendizaje. No se trata solo de exámenes sino también, por ejemplo, de informes científicos, trabajos que requieren reflexión. La adaptación a este nuevo modelo dependerá de la capacidad de formularse preguntas.

Pero la adaptación no es solo académica sino también personal. «Cada alumno viene con sus mochilas, muchas veces golpeados por el Covid, conflictos personales, económicos, necesitan apoyo emocional«, relata Martínez.

 

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