El Banco de España secunda al BCE: el impuestazo de Sánchez dañará la solvencia de las entidades

El supervisor cuantifica en hasta dos décimas el impacto negativo del gravamen sobre el ratio de capital

También reclama al sector «una política prudente de planificación de provisiones y de capital»

El BCE emite una condena radical contra el impuestazo del Gobierno de Sánchez a la banca

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España EFE

Daniel Caballero

Madrid

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El Banco de España dibuja un horizonte plagado de riesgos para el sistema financiero español; una advertencia a la banca y al Gobierno sobre que las amenazas para la estabilidad no son pocas, y tampoco desdeñables. Con la inflación todavía en niveles elevados, la guerra en Ucrania y la amenaza de recesión, el supervisor reclama a la banca «una política prudente de planificación de provisiones y de capital». ¿En qué se traduce eso? En que utilicen los beneficios actuales para protegerse ante el escenario económico que viene y anticipar, así, posibles pérdidas en forma de impagos o deterioro de los activos. Este mensaje hay que ponerlo en el contexto de que el Ejecutivo impondrá un nuevo impuesto al sector, que, como sostiene la institución, dañaría la solvencia del gremio financiero.

«El escenario actual de desaceleración económica, elevada inflación y extraordinaria incertidumbre aumenta los riesgos de un deterioro de la calidad del crédito y de un endurecimiento adicional de las condiciones de financiación», señala en su informe de otoño de estabilidad financiera. Y añade: «El aumento de los costes de financiación de hogares y de empresas y la desaceleración de sus ingresos reducirá su capacidad de pago, lo que podría elevar los costes bancarios en términos de dotaciones por deterioros financieros».

Ángel Estrada, director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España, ha detallado lo que significa esa petición de prudencia, tanto en provisiones como capital. «La recomendación que hacemos es que las entidades tienen que tener en cuenta el entorno en que nos estamos moviendo. Tenerse en cuenta los escenarios macro y las vulnerabilidades y riesgos que afrontamos de cara a futuro. La recomendación es que provisionen adecuadamente, a tiempo, que estresen sus modelos teniendo en cuenta los escenarios macroeconómicos. Lo mismo con el capital para las pérdidas esperadas», ha asegurado.

La institución dirigida por Pablo Hernández de Cos se ha caracterizado desde el inicio del Covid-19 por ser muy cauta sobre la situación económica. Es habitual escuchar en sus discursos o leer en sus informes las peticiones de prudencia a la banca, pero ahora esa necesidad se ha vuelto mayor ante el empeoramiento de la situación macro. «Las entidades bancarias, ante la extraordinaria incertidumbre actual, deben mantener un posicionamiento prudente, con un reconocimiento adecuado y temprano de los riesgos, que preserve la confianza en el sector y la capacidad de sostener el flujo de financiación a la economía. En particular, resulta fundamental mantener una elevada prudencia en sus políticas de provisiones y de planificación de capital», indica el informe.

En este sentido, el Banco de España sí que añade el matiz de que las entidades deben vigilar su posición de capital ante esta crisis. Porque los indicadores apuntan a un posible deterioro de sus activos, a impagos... y a un golpe en sus principales ratios. «Es preciso tener en cuenta que la materialización de los riesgos macroeconómicos descritos puede tener un impacto significativo negativo sobre la rentabilidad y solvencia de las entidades bancarias», asegura.

El supervisor no ha dejado pasar la ocasión para cuantificar el impacto negativo del nuevo impuesto a la banca sobre la solvencia del sector, medida con la ratio de capital CET1 en un ejercicio de estrés que realiza al sector. «Se ha evaluado el impacto de aplicar un gravamen fiscal del 4,8% en el margen de intereses y las comisiones netas de las entidades financieras con ingresos brutos en estas partidas superiores a los 800 millones de euros en 2019. Este gravamen reduciría la ratio CET1 agregada en 0,1 pp en el escenario base, y en 0,2 pp en el adverso», afirma el documento. Además, el informe añade que en el escenario adverso, «la base del impuesto se ve ampliada por la expansión del margen de interés. Así, el gravamen supondría una mayor carga relativa precisamente en un escenario en el que se reducen la rentabilidad y la solvencia».

En otras palabras, que el gravamen que fijará el Gobierno y que ahora se encuentra en el trámite parlamentario afectaría negativamente a la solvencia de la banca española. Algo de lo que ya advirtió, entre otros asuntos, el Banco Central Europeo (BCE) en su reciente dictamen sobre el tributo.

El supervisor europeo emitió una condena radical contra el impuesto del Gobierno de España por amenazar la rentabilidad, la solvencia, estar mal diseñado, poner en riesgo la transmisión de la política monetaria... Ahora el Banco de España recoge el informe del BCE, días después de que varios miembros del Gobierno de Sánchez, incluido el propio Sánchez, hayan ninguneado el informe de la institución. En casos como José Luis Escrivá (Seguridad Social) se llegó al descalificativo profesional y en el de Sánchez las críticas fueron hacia el vicepresidente del BCE, el español y exministro del PP, Luis de Guindos.

Pese a todo, Ángel Estrada ha indicado que se esperarán a realizar un análisis detallado del impacto del gravamen a la banca hasta el momento en que esté aprobado ya que, por ahora, se encuentra en tramitación parlamentaria.

Los créditos ICO

Más allá de ello, el Banco de España pone también el acento en lo que está ocurriendo con los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) durante la pandemia. Si bien ahora no suponen un problema para el sector, sí que resultan una amenaza por el riesgo latente que acumulan y ante el previsible deterioro de la calidad de estos préstamos, que ya se está produciendo y que se espera que continúe en los próximos trimestres.

Todo dependerá, en este sentido, de cómo evolucione la situación económica. Y aunque la organización no muestra una elevada preocupación sobre la morosidad de estos créditos, sí que pide cautela a la hora de valorarlos y vigilarlos.

La institución desglosa la situación de los préstamos ICO en función de si se han pedido carencias o no. Y los datos muestran un empeoramiento en aquellos que sí solicitaron la carencia y que ya está vencida. «Empezando por el crédito avalado por el ICO cuyas carencias han vencido hasta julio de 2022, se ha observado un empeoramiento de su calidad con respecto a diciembre de 2021. En concreto, los préstamos en vigilancia especial han pasado del 21,9% al 26,4%, y los dudosos, del 3,6% al 5,7%, medidos ambos en términos del volumen dispuesto . Sin embargo, esta evolución no es demasiado distinta a la del total de operaciones con aval ICO, aunque el incremento de la proporción de préstamos en vigilancia especial es algo inferior en este caso, del 20,3% al 23,2%», destaca el documento.

Situación económica

Yendo más al detalle de la situación macroeconómica de España, la organización advierte sobre el horizonte nada despejado que tiene por delante el tejido productivo: «La fuerte desaceleración económica que se anticipa para los próximos trimestres también podría impactar negativamente sobre la situación económica y financiera de las empresas, especialmente si se materializan los escenarios de riesgo sobre el crecimiento económico».

Todo ello sin olvidar que los riesgos sobre el crecimiento español también afectan a los hogares y pueden traducirse en «un aumento del desempleo, presionando adicionalmente las rentas y la capacidad de pago de los hogares».

Consolidación fiscal

El Banco de España tampoco ha dejado pasar la ocasión para llamar la atención sobre los desequilibrios de las cuentas públicas. En concreto, ha realizado un llamamiento al Gobierno para diseñar cuanto antes un plan de consolidación fiscal para meter en cintura, de verdad, la deuda y el déficit públicos.

En concreto, el supervisor bancario indica que la deuda continuará en niveles elevados todavía a medio plazo y que ello provoca que España se quede sin margen para reaccionar ante futuras crisis. Relacionado con ello, el Banco de España también recomienda que las medidas fiscales de ayuda a hogares y empresas por las crisis de inflación y energética sean selectivas y no generales, además de temporales, porque si no se corre el riesgo de alimentar de nuevo la inflación.

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