El ahorro familiar, esperanza para la recuperación

A diferencia de la crisis financiera de 2008, esta pilla a las familias menos endeudadas y mejor preparadas que lo estaban entonces para afrontar la que se nos viene encima

Yolanda Gómez Rojo

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La tasa de ahorro de los hogares se ha disparado durante el confinamiento. A pesar de que son muchas las familias que han visto reducidos sus ingresos, la mayoría de las inmersas en ERTE, ya que la prestación pública no cubre las rentas salariales que se dejan de percibir, el desplome del consumo se ha traducido de forma automática en un incremento del ahorro , que según el INE, superó los 3.000 millones de euros en el primer trimestre del ejercicio, que solo incluye quince días de confinamiento. Un hecho inducido no solo porque el confinamiento reducía considerablemente las posibilidades de consumir (no se podía viajar, ni ir a bares, ni a restaurantes, ni a tiendas, no se podían hacer obras en casa…), sino también por la incertidumbre generada por la situación y el miedo al futuro. Y que puede suponer también un impulso a la recuperación en la que estamos inmersos.

Si durante los meses de abril y buena parte de mayo el grueso del consumo familiar se ha centrado en la alimentación, poco a poco la reapertura ha ido diversificando el gasto, pero está claro que ni ha vuelto ni probablemente volverá en el periodo estival a los niveles de años anteriores. Aunque muchas familias intentarán hacer alguna que otra escapada, nada que ver con los planeados viajes de ejercicios pasados. Probablemente será la en otros momentos olvidada España rural la que más notará este verano la afluencia de visitantes de grandes ciudades que años atrás escapaban a la costa o al extranjero. Y está claro que es más barato veranear en el pueblo, que en Nueva York, París o Roma. Además, aunque se ha acabado el estado de alarma y las fronteras se han abierto al menos a algunos países, todavía son muchas las restricciones vigentes que dificultan volver a nuestra antigua vida e incluso consumir como lo hacíamos antes de la maldita pandemia, lo que supondrá que probablemente en estos meses seguiremos aumentando nuestro ahorro.

Hay quien dice que la pandemia ha demostrado que buena parte de nuestro consumo es inducido. Y probablemente lleven razón. También apuntan que este tiempo nos ha ayudado a darnos cuenta de que no necesitamos tanto, de que podemos vivir perfectamente sin comprar ni tanta ropa, ni tanta colonia, ni tanto maquillaje,ni, ni, ni… que se puede tomar una cerveza en casa, o una buena comida… Sinceramente, creo que la pandemia cambiará algunas cosas, pero la mayoría de nuestros hábitos de consumo y de socialización se mantendrán . Por tanto, este ahorro embolsado puede ser una buena oportunidad para reactivar el consumo si los nubarrones que se ciernen sobre nuestra economía consiguen despejarse o, al menos, disminuir. A diferencia de la crisis financiera de 2008, esta pilla a las familias menos endeudadas y mejor preparadas que lo estaban entonces para afrontar la que se nos viene encima. Otro cantar es lo que ocurre con las empresas, que han disparado su petición de créditos durante estos meses, y qué decir de las Administraciones Públicas, que, según el Banco de España, pueden llegar a disparar sus números rojos hasta el 130% del PIB. Pero eso da para otro artículo.

Las cifras : según el INE entre enero y marzo, con solo 15 días de confinamiento, los hogares aumentaron su renta disponible bruta un 1,2%, hasta 176.013 millones, y su gasto en consumo se situó en 172.51, un 5,2% menos, de forma que ahorraron 3.043 millones, frente a los 8.551 que se endeudaron en el primer trimestre de 2019.

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