El BCE y la Reserva Federal ya no pueden revertir la política monetaria como antes

Los bancos centrales están en una posición «incómoda» mientras la inflación se acelera

Christine Lagarde, presidenta del BCE, y Jerome Powell, presidente de la Fed ABC

S. E.

El BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, que mantendrán esta semana diversas reuniones, no pueden revertir la política monetaria como antes y, aunque las acciones deberían ser coordinadas, lo sorpresivo sería precisamente que se anunciara esa especie de coordinación, según Philippe Waechter, jefe de investigación económica de la gestora Ostrum, del grupo Natixis.

Explica que los bancos centrales «se encuentran en una posición incómoda mientras la inflación se acelera en todas partes. La primera reacción a la aceleración de los precios al consumo es endurecer la política monetaria, hacerla menos acomodaticia. Esta estrategia es más compleja de aplicar hoy que en el pasado. La primera razón es que la mayoría de los actores de la economía están muy endeudados. Es el caso, en particular, de los estados que vieron aumentar fuertemente su endeudamiento durante la pandemia. Invertir la estrategia monetaria es arriesgar la normalización económica mientras la crisis sanitaria no haya terminado».

Añade que «subir bruscamente los tipos de interés es invertir la estrategia de orientación previa que los bancos centrales llevan aplicando desde hace muchísimos años. En un mundo bancarizado, los bancos centrales siempre han anunciado lo que van a hacer para no conmocionar al sistema financiero. Además, la política monetaria se compone ahora de dos instrumentos: los tipos de interés y la flexibilización cuantitativa. Todos los banqueros centrales han condicionado la subida de los tipos al fin de esta flexibilización cuantitativa. Por lo tanto, en la fase económica actual les resulta imposible subir los tipos de interés de forma preventiva. El Banco de Inglaterra había dicho que quería hacerlo, pero se echó atrás en su última reunión».

Además, la forma de la recuperación es también una fuente de cautela por parte de los banqueros centrales. «En efecto, el ‘shock’ de la demanda de la primavera pasada provocó un terrible impacto en la oferta. Este choque es tanto más fuerte y difícil de gestionar cuanto que la dinámica observada es global. Los procesos de producción están internacionalizados y asumir el riesgo, para un banco central, de subir los tipos de interés por su cuenta es aceptar modificar el patrón natural de ajuste macroeconómico».

Este experto de la gestora Ostrum subraya que «la acción debe ser común y coordinada. La sorpresa de estas reuniones de la Fed, el BCE y el Banco de Inglaterra en la misma semana sería que pudiera haber una base común de decisión. De lo contrario, las medidas anunciadas no podrán luchar contra la inflación inmediata, lo que erosionará la credibilidad de las autoridades monetarias».

Sobre la emisión soberana neta en la Eurozona, afirma que superará el billón de euros en 2021, cifra que se reduciría a 480.000 millones en 2022. «Por lo tanto, el BCE también puede reducir sus compras. En el rango de 40.000 o 50.000 millones al mes nos parece adecuada».

En cuanto a la subida de tipos, parece que el mercado se está moviendo demasiado rápido. «Unos 40 puntos básicos de subida de tipos a finales de 2023 es un escenario que nos parece excesivo». Es más, no prevé ninguna subida de tipos antes de 2024. Apunta que habría que insistir en que las compras de bonos deberían ser suficientes después de marzo para garantizar unas condiciones de financiación coherentes con el retorno de la inflación al 2% a medio plazo.

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