Vulnerabilidades muy presentes

«Un gobierno minoritario encabezado por PSOE y Unidas Podemos probablemente tendría un poder político limitado para llevar a cabo las costosas reformas necesarias para hacer frente a los retos estructurales pendientes»

Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) Jaime García

Alvise Lennkh

Que Pedro Sánchez logre la abstención de ERC para la investidura es difícil pero no imposible, aunque requerirá que logre un equilibrio entre la promesa del PSOE de dar pasos políticos para reanudar el diálogo con Cataluña y las demandas de ERC de liberar a los políticos catalanes encarcelados y reconocer el derecho de la región a la autodeterminación.

Sin embargo, incluso si se llega a un acuerdo y se evita la repetición electoral, tal arreglo alimentaría aún más la división política del país y daría lugar a un gobierno de coalición multipartidista débil que dependería del apoyo de otros partidos para sacar adelante cualquier ley, comenzando por los próximos Presupuestos Generales del Estado.

Un gobierno minoritario encabezado por PSOE y Unidas Podemos probablemente tendría un poder político limitado para llevar a cabo las costosas reformas necesarias para hacer frente a los retos estructurales pendientes , que siguen estando cubiertos por un crecimiento superior a la media de los países de la Eurozona y por los beneficios de unos tipos de interés en mínimos históricos. Además, todavía no está claro qué prioridades de política económica y fiscal perseguiría en última instancia un gobierno minoritario, ya que el acuerdo preliminar entre las dos partes sigue teniendo poca sustancia.

Los retos económicos subyacentes de España incluyen una deuda pública aún elevada, estimada en alrededor del 96% para 2019; una tasa de desempleo estructural de alrededor del 14% (la más alta de la zona euro); el uso generalizado de contratos temporales (alrededor del 22% de todos los contratos, frente a una media del 14% en la zona euro); un desempleo juvenil que duplica con creces el de la Eurozona; y una productividad total de los factores por debajo de la media, todo lo cual restringe la calificación de España en el actual nivel A-.

Prevemos una ralentización del crecimiento económico del 1,5-1,7% en los próximos años , desde alrededor del 2% este año y el 2,4% en 2018, que sigue estando por encima del crecimiento de la zona euro en torno al 1%. La demanda interna, respaldada por la mejora de la situación financiera de los hogares y las empresas, así como por la facilidad de las condiciones financieras derivadas de la política monetaria acomodaticia del BCE, seguirá sosteniendo una economía en crecimiento.

Sobre esta base, y a falta de un cambio político sustancial, el Banco de España estima que el déficit público descenderá a alrededor del 2,1%, frente a alrededor del 2,5% este año (igual que en 2018), y que seguirá disminuyendo hasta situarse en torno al 1,4% del PIB en 2022. Sin embargo, esta mejora se debe exclusivamente a los efectos favorables del ciclo económico y a la reducción del coste medio de la deuda, dados los bajos tipos de interés actuales. Por lo tanto, no hay una mejora estructural de las finanzas públicas españolas. De hecho, el déficit estructural sigue siendo el más elevado de la Eurozona , en torno al 3%.

Es probable que el déficit presupuestario de España de 2019 esté en línea con el de 2018, en torno al 2,5%, a pesar de un crecimiento favorable, lo que detendrá la reducción constante del déficit desde 2012. Esto se debe al aumento de la remuneración de los empleados y de las prestaciones sociales, así como a un crecimiento más modesto de los ingresos procedentes del Impuesto de Sociedades, ya que la elevada recaudación de 2018 no se repetirá este año. El déficit del 2,1% previsto para el próximo año es 0,3 puntos porcentuales superior al estimado anteriormente por el Banco de España, impulsado principalmente por la revisión de la hipótesis sobre la revalorización de las pensiones. Sobre la base del proyecto de plan presupuestario del Gobierno, se estima que las pensiones aumentarán con la inflación para el período 2020-2022 en torno al 1,4%, en lugar de la revalorización del 0,25% en vigor. En consecuencia, es poco probable que la ratio deuda/PIB de España disminuya mucho. Las proyecciones del FMI muestran que durante el período 2014-24 sólo disminuirá de alrededor del 100% al 91%, muy por debajo de la reducción de la deuda de Portugal (BBB/Positivo), de alrededor del 131% al 99%.

La actual parálisis política tras las cuartas elecciones en otros tantos años, la fragmentación parlamentaria, así como la cuestión divisoria y no resuelta de la independencia de Cataluña, son obstáculos para que los líderes políticos de España formen un gobierno estable y orientado a las reformas para hacer frente a las restantes vulnerabilidades económicas y fiscales del país.

En ausencia de tal gobierno, el coste de la inacción, y posteriormente la presión a la baja sobre el rating A- de España con perspectiva estable, seguirá aumentando.

Alvise Lennkh es Responsable de Finanzas Públicas de Scope Rating

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