El oro vuelve a relucir en la oscuridad
Como en otros momentos de crisis, el activo dorado se ha convertido en refugio para los inversores
Si la expansión del coronavirus había desatado un auténtico terremoto económico, la guerra entre Arabia Saudí y Rusia por el precio del petróleo ha sido la gota que ha colmado el vaso para unos mercados bursátiles en estado de máxima tensión . Y no falla: a río revuelto, ganancia del oro. Mientras que el nerviosismo se ha apoderado de los principales parqués, incapaces de levantar cabeza a pesar del esfuerzo de políticos y banqueros por demostrar que actuarán para contrarrestar el efecto de la enfermedad en la economía, los inversores buscan refugio en el metal dorado , uno de los activos preferidos en los momentos de incertidumbre e inestabilidad.
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Frente al desplome de las bolsas, el oro vuelve a relucir gracias a su condición de valor a prueba de crisis . El lunes llegó a superar los 1.700 dólares la onza, máximo desde diciembre de 2012, y aunque el jueves se vio afectado por la avalancha de ventas en los mercados de valores, su caída intradía, del 3,82%, fue contenida en comparación con el descalabro de índices bursátiles como el Dow Jones (-10%) o el Ibex 35 (-14,06%). El viernes se movía próximo a los 1.520 dólares, lo que supone un repunte superior al 18% respecto a hace un año. La tendencia alcista del metal precioso comenzó hace año y medio, cuando el fantasma de la desaceleración comenzaba a hacerse visible. La cotización despegó entonces del suelo de los 1.200 dólares y el rally se ha mantenido. A pesar de todo lo acontecido en las últimas semanas, el oro sigue registrando los niveles que marcaba a comienzos de 2020 , en torno a los 1.520 dólares la onza.
Crece la demanda
«Siempre es un valor refugio, en los momentos en los que hay incertidumbre o va mal la economía, aumenta la demanda. Ya lo vimos en 2011, cuando registró su máximo histórico al situarse en los 1.900 dólares por onza», recuerda Marta Eizaguirre , directora de Circa en Madrid, compañía de compraventa de alta joyería, diamantes y relojes.
Joaquín Robles , analista del bróker XTB, cree que la fiebre por el oro se mantendrá si se prolonga la pandemia y se agrava la situación en los mercados financieros: «Los inversores están a la expectativa de las medidas de los gobiernos y de los bancos centrales. Si esas medidas tienen un impacto positivo en su confianza, de tal manera que provoque rebotes en renta variable, podríamos ver un oro más estabilizado, pero en el caso de que las medidas adoptadas no surtan efecto y de que la crisis continúe, veremos subidas hacia el entorno de los 1.800 o 2.000 dólares por onza».
Por su parte, Ángel Pérez , analista de Renta4, señala que, aunque es difícil saber a qué niveles se podría ir la cotización del metal precioso, «las políticas monetarias que han adoptado los bancos centrales pueden hacer que repunte con mucha más fuerza de lo que hizo en 2008».
«Si las medidas adoptadas no surten efecto y la crisis del coronavirus continúa, veremos subidas hacia el entorno de los 1.800 o 2.000 dólares por onza»
Y es que la aversión al riesgo producida por las zozobras aún latentes - guerra comercial , Brexit-, a las que se ha unido la inesperada aparición del coronavirus han sembrado un terreno fértil para que el oro se convierta en el valor por excelencia para retener al capital más miedoso . «La incertidumbre generada en torno a cómo se va a ver afectada la economía y el crecimiento mundial con este parón que se está produciendo en las cadenas de distribución y de fabricación por el coronavirus es lo que ha empujado el precio del oro. La caída del petróleo es un factor que ha añadido gasolina al fuego», apunta Tomás Epeldegui , director de Degussa Metales , compañía especializada en la inversión en metales preciosos.
Otra circunstancia que ha favorecido el aumento del precio del oro, destaca Epeldegui, es la bajada de tipos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y las previsiones de que los institutos emisores intensifiquen sus inyecciones de liquidez. «Los bancos centrales están emitiendo dinero y eso lo único que traslada al inversor de a pie es una pérdida de poder adquisitivo , puesto que va aumentando la masa monetaria. Si le sumas la gran cantidad de renta fija que hay en el mundo con tipos de interés negativos, se incrementa el atractivo de incorporar oro a las inversiones», explica Epeldegui.
Diversificación
Una de las principales ventajas de invertir en el metal, además de reducir la volatilidad de las carteras , es la diversificación, haciendo valer ese viejo refrán español de «repartir los huevos en diferentes cestas». En este sentido, el director de Degussa señala que el oro va más allá de ser un activo al que recurrir para protegerse de las turbulencias financieras . «Hay que tener presente la inversión en oro no solo cuando está lloviendo sino también cuando tenemos cielo azul y brilla el sol», simplifica Epeldegui, que considera que, dadas todas las incertidumbres que existen en los mercados financieros por el crecimiento de la economía global, así como las tensiones geopolíticas que vivimos, el oro físico aporta valor y protección al conjunto del reparto patrimonial.
«La inversión en oro físico es garantía de pago frente a las inversiones financieras que tienen riesgo de emisor, apalancamientos y liquidez en situaciones extremas de mercado. Una inversión financiera te puede llegar a valer cero, pero el oro tiene su valor intrínseco. Además, el oro físico dispone de una excelente liquidez y es reconocido y aceptado en todo el mundo», argumenta Epeldegui, de Degussa. Ahora bien, matiza que «para una buena diversificación en la parte de nuestro patrimonio que destinamos a inversiones financieras también puede resultar interesante, estratégica o tácticamente, destinar una proporción a la inversión en oro a través de vehículos financieros».
En época de incertidumbre, el oro vuelve a brillar. Incluso como garantía o respaldo de otros productos financieros. «Ahora hay muchos productos que tienen como contrapartida el oro. En este momento que la bolsa va mal estas partidas podrán ir mejor», explica la directora de Circa en Madrid.