La «troika» vuelve a Portugal

La grave situación del sector bancario al otro lado de la frontera, en el punto de mira

Pintadas rechazando la «troika» en Portugal REUTERS

FRANCISCO CHACÓN

La «troika» está de nuevo en Portugal. La misión semestral aterrizó en Lisboa el pasado 15 de junio y tiene intención de permanecer en el país vecino hasta el día 30 .

La situación de la economía así lo requiere, pues llega con la premisa de vigilar muy de cerca la ejecución de los presupuestos de 2016 y, sobre todo, las decisiones que se toman en medio de las gravísimas perspectivas de la banca , verdadera clave para que el sistema financiero no se colapse y pueda desembocarse en una crisis tan acusada (o más) que cuando quebró el Espirito Santo hace dos años.

A los inspectores del Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea se añaden por primera vez otros del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Todo un toque de atención para el Gobierno socialista de António Costa , quien despierta recelos en Bruselas por su obligación de contentar a sus socios radicales: el Bloco de Esquerda y los comunistas. Mucho más cuando estos últimos vuelven a la carga con su vieja reclamación de que Portugal abandone la zona euro.

Según fuentes próximas a la «troika» , «comienza una misión del programa de vigilancia para Lisboa ». Los puntos sobre la mesa contemplan «una amplia gama de temas de política económica para avalar la situación macroeconómica y financiera de Portugal».

Los técnicos, coordinados desde Bruselas y Washington, emitirán un dictamen considerado decisivo al otro lado de la frontera, especialmente si tenemos en cuenta que aún debe resolverse el procedimiento por déficit excesivo.

La anterior presencia de los inspectores, en febrero, finalizó con serias advertencias: «Portugal precisa consolidar el progreso alcanzado en la estabilización del nivel de deuda pública en los últimos años, gracias a sus ajustes presupuestarios».

El FMI aconsejaba «continuar con las reformas para ayuda a mantener la credibilidad conquistada a un alto coste». Pero se ha agregado en estos meses otro motivo de preocupación al reducirse la jornada laboral de los funcionarios a 35 horas, algo que sin duda tendrá un impacto en el equilibrio económico.

La institución con base en la capital norteamericana determina: «Los balances de los bancos deben fortalecerse para evitar nuevas sorpresas negativas».

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