ESTUDIO DE RENTA

Torrevieja, el refugio asequible para la población «fantasma»

Jubilados y extranjeros distorsionan sus datos de pobreza en pleno auge inmobiliario

La playa de Torrevieja el pasado jueves SERGIO SOLER

Una vista panorámica de Torrevieja ofrece el paisaje de decenas de urbanizaciones de chalés y bungalós que se pierden en el horizonte, lo que explica un censo de 88.447 habitantes –que llegaron a ser 107.000 hace unos años¬– para un municipio que tenía la mitad de población en el año 2000 y solo 23.192 en 1990.

Ese crecimiento exponencial explica, en parte, porqué su renta media está a la cola de España: buena parte de esos empadronados no tributan en Torrevieja, ya que el 42,79% de la población nació en el extranjero (47 nacionalidades distintas) y no viven allí todo el año. Con todo, el 25,27% de tasa de desempleo pesa, tras el parón del ladrillo, y la economía depende del turismo residencial.

Solo en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Sevilla se formalizan más transacciones inmobiliarias que en Torrevieja, que con su mucho menor tamaño lidera proporcionalmente este mercado a escala nacional . En solo un trimestre del año pasado –entre abril y junio– se registraron 1.323 ventas, y con precios para todos los bolsillos, desde 30.000 euros un apartamento. Pero ese mercado pujante no queda reflejado en muchos casos en las estadísticas de renta, porque son operaciones entre no empadronados torrevejenses.

Ese tejido productivo monocolor (servicios) debilita la renta por el efecto temporada, ya que en invierno baja la actividad y disminuyen los ingresos. «Pero por las mañanas llegan personas a trabajar desde 20 y hasta 30 kilómetros de distancia que luego se marchan a sus municipios», explica el concejal y diputado nacional Joaquín Albaladejo, quien coge con pinzas el balance del INE a la luz de otros datos que hacen pensar en cierta distorsión: el consumo de agua y generación de basuras se corresponde a 270.000 habitantes, el triple de la población censada.

Y la vida es asequible, con precios en alimentación bajos, hortalizas desde un euro el kilo, por ejemplo. Con un 21,9% de mayores de 65 años, tres puntos por encima de la media nacional, este rincón de la Costa Blanca parece conservar el atractivo que a principios de los años 80 lo convirtió en el sueño de media España, cuando el premio del concurso «Un, dos, tres» era un apartamento en Torrevieja .

De hecho, un 41,61% de hogares están formados por una sola persona, lo que explica compras de segundas residencias, a menudo de europeos fuera de las estadísticas. Y los nacionales, que sí cotizan, cobran pensiones que tampoco elevan la media. Sin cuestionar el método empleado en estos estudios, Albaladejo sí se pregunta cómo la renta de Torrevieja ha podido pasar de 7.985 a 13.877 en solo un año, entre 2012 y 2013.

Consultados al azar tres residentes típicos ya se ven diferencias de percepción. José Luis Ávila –militar retirado– cree que ese indicador del INE refleja bien la realidad: « La cosa ha ido a peor en los últimos 10 o 12 años, solo vivimos más o menos bien los jubilados ». Al preguntarle por las razones económicas, pone el acento en la «corrupción política» sin explicar muy bien la conexión con el bienestar ciudadano. En cambio, para Daniela, extranjera que regenta una pizzería en el paseo marítimo, «hay más consumo que el año pasado» y no ve síntomas de pobreza ni mucho menos, desde que hace varios años abrió su restaurante.

Otros que pasan allí temporadas, como el escritor madrileño Pablo Arribas, relativizan las estadísticas: «Hay mucha gente mayor que cobran pensiones solamente, pero que tienen su vivienda en propiedad y no necesitan mucho dinero para vivir».

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