Las tierras raras, posible baza de China en la guerra comercial
Estados Unidos importa el 80% de estos materiales a Pekín, que monopoliza su producción y comercialización
Las decisiones proteccionistas de Donald Trump pretenden afianzar Estados Unidos como potencia mundial. Pero la última escalada de tensión entre Washington y Pekín, el veto del presidente estadounidense a la tecnológica Huawei , podría tener represalias. Porque China tiene un posible as en la manga: las tierras raras , los diecisiete materiales presentes en cada dispositivo electrónico del mundo y fundamentales para el desarrollo de las energías renovables.
Desde el cerio o el disprosio, utilizados en motores diésel y coches híbridos, respectivamente, hasta el erbio o el neodimio, componentes de la fibra óptica y los discos duros de los ordenadores, estos elementos (al pie de la tabla periódica) se caracterizan por ser buenos conductores de la electricidad y por sus propiedades magnéticas. Diecisiete metales que se encuentran en minerales como la bastnasita, la monacita y la loparita, y cuyo suministro en todo el planeta monopoliza el país comunista .
No en vano declaró el presidente Deng Xiaoping en 1992: «Oriente Medio tiene petróleo, China tiene tierras raras». Aunque el gigante asiático alberga el 47% de las reservas naturales de tierras raras (44 millones de toneladas), controla el 90% de su producción y comercialización, entre otras cosas, por la política de compra de minas que emprendió a principios de esta década.
En opinión de Javier Molina, miembro del consejo de la Escuela de Ventas de Esic Business & Marketing School, «no se trata de un tema de materias primas». Él habla de dos vertientes: la militar –el espionaje– y la económica, «el vil metal con el que gobiernas». En este sentido, mira hacia África y recuerda que « los chinos son los dueños de Angola , que está cambiando materias primas por desarrollo civil».
China no solo controla el acceso a importantes reservas de tierras raras repartidas por todo el globo, sino que es el mayor exportador de estos minerales. El año pasado, produjo 120.000 toneladas de tierras raras , un 17% más que en 2017. Conscientes de la importancia de estos elementos, Estados Unidos, Australia, Burma (Myanmar) y Burundi empiezan a dedicar esfuerzos a la extracción doméstica, en aras de evitar una creciente dependencia del país asiático.
Cortar el suministro a Estados Unidos
El año pasado, reabrió la única mina de tierras raras operativa en Estados Unidos, Mountain Pass , paralizada en 2015 cuando la antigua propietaria, Molycorp, se declaró en bancarrota. Pero el yacimiento californiano está atrapado en la tensión comercial, pues, aunque las firmas estadounidenses Materiales MP y QVT Financial poseen el 90% de la mina, la china Leshen Shenghe Rare Earth es propietaria de un 10% .
Aunque la Organización Mundial del Comercio ya obligó a China, en 2012, a reducir las restricciones de exportación impuestas a las tierras raras, Pekín podría cortar el suministro a Estados Unidos , que importa el 80% de estos materiales del país asiático. Esta dependencia es una posible baza del Gobierno chino para responder a la sucesión de aranceles impuestos por la Casa Blanca.
El experto Molina se muestra negativo sobre el futuro y cree «que esto puede ir a peor», que Estados Unidos está en un proceso de intentar ganar adeptos y que todo depende del volumen de estos. «Nos van a obligar a elegir a todos: China intenta dejar solo a Trump, mientras que Estados Unidos busca ganar seguidores entre sus aliados históricos», señala.
«Al final todo se circunscribe a lo mismo: quién gobierna el mundo, el que tiene el dinero y la capacidad para comprar tecnología», ha apuntado este analista, que considera que «las armas de la Segunda Guerra Mundial son los bits de ahora». A su juicio, las guerras ya no se libran «desde un avión, sino con la tecnología ». Y las tierras raras son el sustento de la industria tecnológica.
Noticias relacionadas