Thomas Middelhoff, de directivo millonario a asistente social
Condenado por desfalco y fraude fiscal, ha aceptado un puesto de trabajo con la nómina embargada en el centro de discapacitados en Bielefeld
Son las 8:53 de la mañana y Thomas Middelhoff llega dispuesto a cumplir con el primer día en su nuevo puesto de trabajo. Al volante del mini rojo, su hija, que le despide con un beso antes de huir de la nube de periodistas. Lejos quedan los tiempos en los que las portadas alemanas se referían a Thomas Middelhoff como "Big T." , el máximo jefe de Bertelsmann y que pasó después a dirigir Arcandor, el gran grupo empresarial de venta directa, por catálogo o por internet, y propietario de la cadena de almacenes alemanes Kardstadt, Quelle y Thomas Cook hasta que se declaró en insolvencia en 2009.
En 2014, el Tribunal Regional de Essen declaró culpable a Middelhoff de desfalco en tres casos y de fraude fiscal en 27 , además de dictar una sentencia de tres años de prisión contra el alemán, entonces de 61 años. Sin bienes ni dinero a su nombre con los que responder de su deuda fiscal, constando como un parado más, ha aceptado un puesto de trabajo con la nómina embargada en el centro de discapacitados en Bielefeld. Así, ha evitado cumplir condena en la cárcel desde el 6 de mayo y sus ingresos servirán para ir saldando al menos una parte de su deuda con el Estado.
Ataviado con una gabardina de Hugo Bosch y con zapatos náuticos de Tommy Hilfiger , se presentó sonriente el lunes al centro que acoge 160 discapacitados a cargo de 40 cuidadores. Su sueldo será el mismo que el de sus compañeros, 1.785 euros brutos al mes, pero no verá ese dinero porque irá directamente a su cuenta de administración de insolvencia. Su categoría es la de "asistente", su falta de f ormación específica le obligará a pasar un mínimo de seis meses a las órdenes de un veterano . El contrato es de 18 meses con opción de prórroga y según ha informado el director del centro, Cornelius Meyer, su trabajo consistirá en "servir y recoger las mesas después de las comidas, acompañar a los discapacitados en silla de ruedas al baño y movimiento de mobiliario y material para las actividades y rehabilitación según el programa diario del centro".
Durante el proceso judicial contra Middelhoff, que acaparó los focos en Alemania, se conoció la vida que llevaba el alto directivo. Reconoció, por ejemplo, que durante su mandato al frente de Arcandor utilizó 610 veces un jet privado . Él mismo pagó 201 vuelos, el resto recayó sobre la empresa. También contrataba habitualmente vuelos en helicóptero para los traslados entre su casa en Bielefeld y la central de Arcandor en Essen, con un precio por viaje de más de 3.000 euros , con el fin de evitarse el atasco de las carreteras de la zona en horario final de oficinas. En su alegato final argumentó que fue contratado para "salvar la empresa y los empleos" y se quejó de que "el proceso judicial de cinco años ha sido una pesadilla. Me siento herido en mi dignidad y honor".
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