El tejido empresarial saca todo su músculo y muestra sus reflejos
Compañías de todos los sectores fueron capaces de modificar su producción o sus servicios habituales para adaptarse y responder en tiempo récord a las necesidades del momento
Geles hidroalcohólicos, mascarillas, equipos de protección individual, piezas para respiradores, pantallas de protección, guantes… Han sido muchas las empresas que han cambiado en estos días su modelo de negocio y se han puesto manos a la obra con el firme propósito de ayudar y de responder a las necesidades sanitarias y sociales, algo que, además, ha permitido mantener su producción y a sus trabajadores . Los ejemplos han sido numerosos: bodegas y destilerías pasaron a embotellar desinfectante, también lo hicieron empresas de cosmética o farmacéuticas. El sector textil y del calzado centraron sus nuevas colecciones en batas y equipos de protección para los sanitarios; los hoteles se medicalizaron, el sector energético y tecnológico ha ofrecido nuevas soluciones, la industria del automóvil, la comunidad 3D y otras muchas empresas se han puesto a fabricar respiradores. El Covid-19 ha dejado bien clara la capacidad de transformación de grandes, medianas y pequeñas compañías (de conocido nombre o sin él) para enfrentar un problema global.
Ganar para ganar
«Esta crisis sanitaria está haciendo que el valor compartido sea mucho más transformador, estamos más que nunca en el momento de «Win to win», donde las empresas están demostrando que no solo quieren vender, sino atender a la sociedad, donde interesan las personas», señala Begoña Casas , profesora de Economía y Empresa de la Universidad Europea, para quien esta transformación ha tenido lugar en tres escenarios diferentes. El primero se ha centrado en las necesidades : «Muchas compañías han reconcebido sus productos y servicios para atender a la urgencia sanitaria. Quienes disponían de alcohol han pasado a producir hidrogel o las que fabricaban textiles han elaborado EPIS. Todas han realizado un esfuerzo ya que los productos nuevos tienen su complejidad y diferencias con su producción habitual, pero están dentro de su “know how”, de su conocimiento. Han aportado en aquello que conocen y que son mejores», explica.
El segundo escenario ha necesitado una modificación de la cadena de valor : «Ha exigido una mayor complejidad, han tenido que ajustar su productividad a una necesidad concreta, incorporando diferentes prototipos, maquinaria, tiempos de producción, y hasta personal especializado. A lo que han tenido que añadir procesos de verificación del material sanitario fabricado», señala Casas quien también resalta un tercer escenario: el clúster , donde la coordinación es clave . «Un ejemplo han sido los hoteles medicalizados, que además de modificar su actividad han tenido que ponerse de acuerdo con los otros organismos como ayuntamientos, Comunidades Autónomas, con proveedores…». Para Casas esta respuesta ha sido posible porque el sector empresarial «está acostumbrado a reconvertirse, a reinventarse de manera constante y ha respondido con prontitud y extraordinaria rapidez».
Generosos y proactivos
En ello coincide Bernardo Villazán , director de la Cátedra de Industria Conectada de Comillas ICAI. «El sector empresarial ha actuado de manera voluntaria , generosa y proactiva », y señala que «incluso antes de entrar en situación de confinamiento y que se detuviera producción industrial muchas comenzaron a anticiparse y a tomar medidas para dar continuidad a su producción, atendiendo a la salud de sus trabajadores y a las demandas de los clientes , para que no se alterara ni la cadena de suministro ni de valor».
Para Villazán, esta transformación también ha ayudado a mantener la competitividad y el empleo, y dibuja un escenario en el que muchas compañías podrían dedicarse a nuevas líneas de producción complementarias a las que conforman su ADN para atender a las nuevas necesidades. Este experto puntualiza que «la generosidad ha sido enorme, dedicando sus propios medios de producción, materiales, tiempo y trabajo de sus empleados», y llama la atención sobre la importancia que ha tenido la colaboración entre empresas de diferentes sectores que han compartido experiencias.
«Incluso antes de entrar en situación de confinamiento y que se detuviera producción industrial muchas empresas comenzaron a anticiparse»
Álvaro Flores , director de Recursos Humanos del Grupo Juste, lo ha vivido en primera línea. Con un siglo de trayectoria en investigación, desarrollo y distribución de especialidades farmacéuticas, y hoy especializada en contraste radiológico, esta compañía no dudó en ponerse a fabricar hidrogel para poder donarlo . «Aunque a menor ritmo mantuvimos nuestra cadena de producción y, a la par, nos dedicamos a hacer hidrogel». Flores considera que la aportación de los departamentos de I+D en estas situaciones de transformación es algo «estratégico y vital» y coincide en que «la cooperación entre compañías y sectores ha sido muy importante. Nos ha hecho más fuertes», sentencia.
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