Las tarifas en el transporte público se dispararon en la crisis
Los ingresos tarifarios crecieron un 25,6% en Barcelona y un 16,7% en Madrid entre 2008 y 2013
El planteamiento de la política de infraestructuras ha cobrado especial importancia en los últimos meses en vísperas de las elecciones generales del 20 de diciembre. La patronal de las principales compañías de la construcción (Seopan), que integra a multinacionales como ACS, Ferrovial, OHL, Sacyr y FCC, reclamó hace unas semanas que el Gobierno priorice la construcción de equipamientos sociales (depuradoras, instalaciones energéticas y centros sanitarios, entre otros) frente a la de transportes, donde España ha logrado –tras una fuerte inversión– una posición sobresaliente. El mensaje, sintetizado, sería: menos AVE y aeropuertos y más infraestructura social.
La Asociación de Empresas Gestoras de Transportes Colectivos Urbanos (ATUC), que agrupa a empresas de transporte público de España, quiere lanzar ahora un mensaje también en esta línea de renovación y desarrollo del sistema: no basta con disponer de estas infraestructuras, sino que es necesaria, además, u na normativa para armonizar las regulaciones autonómicas , dotar de equilibrio a las subvenciones que recibe el transporte público y agilizar su gestión.
Lo cierto es que una lectura del Observatorio de Movilidad Metropolitana –una iniciativa interministerial, en la que están presentes Agricultura, Fomento, Industria e Interior (a través de la DGT)– permite ver estas disparidades, pero se aprecia un punto común: durante la crisis, de 2008 a 2013, los servicios de transporte público de las principales ciudades aumentaron sus ingresos procedentes del cobro de las tarifas en porcentajes de dos dígitos. Este dato contrasta con el de los costes de explotación, que crecieron en menor medida que las tarifas e, incluso, en algunos casos descendieron, debido a los recortes en frecuencias y conexiones.
Aumento generalizado
De media, los ingresos repuntaron un 14,3%. Destaca Barcelona, donde se elevaron un 25,6% (sin incluir los servicios de autobuses urbanos), ligeramente superado por Granada (29,5%), y seguido por Mallorca (21,2%), Madrid (16,7%) y Sevilla (13,5%). En ninguna de estas ciudades se contabilizan las cifras de los servicios de trenes de Cercanías.
Estas subidas contrastan con la moderación de los costes de explotación. En Barcelona crecieron cerca de la mitad que la subida de los ingresos por la venta de billetes (13,8%). Este amplio espacio entre lo que recaudaron por ingresos tarifarios y gastos –el margen de beneficios– fue similar al que experimentaron otros centros urbanos. Así, en Sevilla sólo subieron un 4,5% y en Madrid (-6,4%), Málaga (-4%) y Mallorca (-0,1%) se situaron en terreno negativo. La excepción fue Granada, donde la subida de ingresos vía tarifas, cercanos al 30%, se contrapusieron a la subida del 51,2% en los costes, pero con unas magnitudes totales inferiores a las de Madrid y Barcelona. Ambas ciudades asumieron gastos de explotación de 11.753,5 y 5.947,7 millones, respectivamente.