Sobre el cambio climático

La interrogación, conviene adelantarlo, se encuentra en si en estos momentos no tiene lugar la aparición de una nueva revolución, que puede denominarse la del 4.0.

En la etapa de la Revolución del Neolítico ocurrieron numerosos cambios climáticos ISABEL PERMUY

JUAN VELARDE FUERTES

Conviene señalar, tras la reunión de Madrid, algún aspecto sobre la base del problema del cambio climático en relación con las consecuencias económicas que de ahí se derivan. La base del problema se encuentra en que es preciso separar correlación y causalidad, y problemas a corto y largo plazo. Evidentemente, ha cambiado desde la Revolución Industrial radicalmente la emisión de óxido de carbono, algo nuevo en el planteamiento anterior, calificado de revolución del Neolítico, en la que había nacido nada menos que la civilización occidental.

La interrogación, conviene adelantarlo, se encuentra en si en estos momentos no tiene lugar la aparición de una nueva revolución , que puede denominarse la del 4.0. Respecto a España, es la que se acaba de manifestar en la publicación de José Molero, Antonio García Sánchez y Sarai López Castro, El impacto de la financiación pública de la I+D+i en las estrategias tecnológicas y los resultados económicos de las empresas españolas (ICEI, 2019).

En la etapa de la Revolución del Neolítico ocurrieron numerosos cambios climáticos. Pensemos, por ejemplo, en el bautismo de Groelandia, a la que se pasa a contemplar recientemente helada, pero que su nombre fue dado porque era una «tierra verde» . Que últimamente se registra un aumento en los datos de la temperatura de la Tierra tiene que contemplarse con el cuidado de no ligar esto con planteamientos de causalidad , porque en ocasiones esos datos proceden de fuentes no precisamente verídicas. Por ejemplo, en Madrid, las temperaturas tomadas en El Retiro han subido con claridad, y se exponen como un dato temporal homogéneo.

Sin embargo, se incrementaron conforme los barrios situados en torno a la avenida de Menéndez Pelayo se urbanizaban. Pero, aparte de ese error básico, en más de una ocasión los datos sí muestran que las consecuencias de la industrialización y sus derivaciones son la fuente de lo que había ya señalado, hace un poco más de un siglo, Arrhenius.

Todo eso explica que el tema del CO2 se coloque en primer lugar, y también que determinadas realidades, como por ejemplo la de China, que necesitan para su desarrollo incrementar ese CO2, se opongan a medidas restrictivas. Dígase lo mismo acerca de lo que plantean los Estados Unidos ; pero por otros motivos vinculados al populismo económico de Trump. La solución se ve muy difícil.

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