Setas de calor y ampliaciones de terrazas como salvavidas para los bares

Los establecimientos hosteleros recurren a estufas de cara a la temporada de frío y amplían las mesas en el exterior con instalaciones portátiles

Seta de calor en la terraza de un bar EP
Teresa Sánchez Vicente

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Tras un verano en el que el sol empezaba a salir después de meses de nubarrones, los dueños de bares y restaurantes se enfrentan a un otoño con nuevas restricciones de aforo, limitaciones de horario y en algunos casos, a cierres totales o del interior de sus establecimientos como medidas para frenar la segunda ola de la pandemia de coronavirus. Las terrazas y la posibilidad de ampliarlas han emergido como la tabla de salvación para muchos locales de hostelería por el resurgir de las prohibiciones y también por el miedo de los clientes a acceder dentro del local, donde crecen las probabilidades de contagio. Pero, ahora llega el frío y los hosteleros se preparan para sobrevivir al otoño y recurren a setas de calor -más baratas que acristalar- o a tarimas portátiles en zonas de aparcamiento o aceras con el fin de ganar un espacio que les permita contar con mesas en la calle.

Dentro del sector son conscientes de que sobrevivir pasa por transformar sus espacios en el exterior o por levantarlos desde cero para ganarse a los consumidores en un escenario de pandemia y de crisis económica. «Todos van a intentar tener una terraza utilizable y poner estufas para mejorarla y atraer clientes durante el mayor tiempo posible. Los bares se van a adaptar sí o sí, no es tiempo de grandes inversiones ni de grandes desembolsos como el que supone la instalación de cristales o cierres y muchos recurrirán a las setas de calor, que tienen un precio razonable, aunque no hay que olvidar que consumen mucho gas», explica el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel.

Ante este panorama, las compras de setas de calor por parte de bares y restaurantes se están disparando. Así lo confirman desde Glass & Service, empresa de suministro a hostelería, donde calculan que las ventas de estos productos han subido un 50% respecto a las cifras del año pasado . «Esperamos facturar aún más en las próximas semanas cuando empiece el frío de verdad, muchos establecimientos están esperando a hacer la inversión hasta el último momento», indica un portavoz de Glass & Service. Las estufas de gas se adquieren más que las eléctricas por su diseño, pero también por ser más económicas, con un precio que va desde los 278 euros a un máximo de 770,40 euros.

En grandes cadenas como Leroy Merlin también muestran su «sorpresa» por el incremento en la compra de setas de calor durante los últimos días. «Hemos percibido un aumento significativo del interés y de la demanda, por parte del mercado, de las soluciones de calefacción exterior. El aumento está llegando al 100% de crecimiento de ventas respecto al año pasado», sostiene Ramón Egaña, jefe de producto de calefacción en la compañía. «Muchos propietarios de bares, cafeterías, y restaurantes, están visitando nuestras tiendas para adquirir las soluciones más adecuadas para poder acondicionar sus espacios de exterior , y se está disparando especialmente la venta de estufas de gas. Tanto las funcionales, como las decorativas», añade.

Foco de prohibiciones

Los locales de ocio y restauración han sido el centro de muchas de las nuevas prohibiciones del Gobierno por ser lugares de socialización y encuentro y, en consecuencia, ser considerados como uno de los principales focos de contagios. Sin embargo, desde Hostelería de España mencionan estudios realizados en Inglaterra, Holanda y Francia donde se apunta a que en estos establecimientos solo se originan del 3 al 6% de las nuevas infecciones por Covid-19.

Yzuel también manifiesta su enfado por la gestión de la pandemia por parte del Gobierno y se muestra preocupado ante la evolución del negocio durante los próximos meses. «Esperamos una campaña pésima de otoño-invierno. Estamos siendo demonizados y limitados por todos lados. La mancha del rebrote se amplía cada vez más, la segunda ola ha llegado antes de lo previsto y nos va a afectar como sector, porque se nos limita y eso hace que todo se derrumbe. Todo es un desastre y seguimos muy escépticos y muy cabreados», señala.

El presidente de esta organización empresarial va más allá y pronostica que la hostelería «se va a quedar como un solar» si no llegan ayudas, y predice que cerrarán un 30% de los bares y restaurantes, un porcentaje que equivale a un total de 100.000 locales repartidos por toda España. En base a cifras aportadas por Hostelería de España, la caída de ventas ronda el 50% en lo que va de año y es más alta en segmentos como el del «catering« y los eventos, la alta gastronomía o los locales cercanos a oficinas por el auge del teletrabajo.

Ángel Cabeza García, encargado del local Bravas & Croquetas, coincide con Yzuel en que se está «machacando» al sector y se muestra convencido de que la mayoría de contagios se producen en los hogares y no en los bares. La instalación de una tarima de madera en la zona de estacionamiento a modo de velador con cinco mesas ha supuesto cierto alivio para este negocio ubicado en el barrio madrileño de Simancas. Cabeza García aún no sabe si recurrirá a las estufas cuando llegue el frío. «Hago planes de una semana para otra, no me atrevo a presupuestar ningún cambio en medio de tanta incertidumbre porque las leyes y restricciones cambian de un día para otro». A pesar de que han aumentado los clientes gracias a la nueva terraza, el encargado de este bar no es optimista respecto a los meses que vienen. «Tenemos que cerrar a las 23.00, mantener un aforo del 50% y está prohibido el uso de la barra», lamenta el encargado de este bar, antes siempre concurrido por oficinistas, aficionados al fútbol y vecinos de la zona.

Por su parte, Pablo Machado, profesor de Economía de la Universidad Europea y, a la vez, dueño de una cafetería, mira al futuro con pesimismo. «Esto se va a prorrogar durante todo el 2021 porque la vacuna es como el cuento de la lechera. Habrá que ver qué capacidad tiene el Estado para soportar todas las ayudas, los ERTE y las prestaciones de paro». Por otro lado, cree que la gestión gubernamental no ayuda a dar confianza ni a los consumidores ni tampoco a los empresarios. «El Estado no es infinito, pero el Gobierno tiene que actuar de forma mucho más solvente y consistente. Hay una desconfianza e incertidumbre enorme, no sabes exactamente qué plan hay, qué medidas vamos a encontrar, estamos en una situación de ir viendo día a día qué se les ocurre y qué podemos hacer. El propio Gobierno con su indecisión consigue que el consumidor sea mucho más precavido en sus actos porque hay miedo», opina Machado.

Cree que una solución a medias para la restauración pasa por centrar el negocio en el exterior, aunque destaca que esto solo servirá para reducir las pérdidas. «Hay que ocupar el máximo posible de terraza, si se puede, realizar las inversiones que sean necesarias para proteger del frío y tratar de conseguir el mayor número de clientel a posible fuera del local», insiste el profesor de la Universidad Europea.

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