El sector de la moda se viste de verde y se sacude las prisas
Una de las industrias más contaminantes busca alternativas sostenibles más alla del «fast fashion»
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, por detrás de la petrolera. Se fabrica un 60% más de ropa que hace una década, más barata, y se ha pasado de producir dos temporadas a más de seis. En casi todos los armarios hay prendas que apenas usamos, compradas por impulso, y según un informe de la ONU, una pieza se utiliza solo diez veces antes de ser tirada.
Los meses de confinamiento han servido para darse cuenta de que el planeta necesitaba un respiro. El sobreconsumo tiene un efecto negativo sobre el medio ambiente y tanto fabricante como consumidor pueden poner medios para evitarlo. Es una reacción, incipiente pero visible, al «fast fashion» que domina la industria desde hace años. «La sostenibilidad es la capacidad para desarrollar una economía que no acabe con los recursos naturales que tenemos. Y la moda sostenible viene a cambiar la concepción que tenemos del sector», indica Maika Carné, coordinadora académica especializada en procesos de sostenibilidad en el Istituto Europeo di Design (IED).
De forma gradual el consumidor está cada vez más concienciado y aunque no busque este tipo de prendas , «al elegir entre dos puede decidirse por la sostenibilidad», señala la diseñadora. Pero lo que sí considera importante y llamativo es que los alumnos que estudian moda «vienen con un gran conocimiento de la sostenibilidad, mostrando mucho rigor y criterio en su formación». Por eso no tiene dudas de que los futuros diseñadores «van a introducir cambios, quieren producir otro tipo de moda». Maika Carné cree que los meses en los que el mundo ha parado «muchas personas han visto que otros modelos son posibles, la sociedad se plantea si el modelo se cuestiona el estado del bienestar y se preocupa por la industria local». En las aulas los futuros diseñadores estudian el enfoque sostenible del proyecto. «A la hora de diseñar se tienen en cuenta varios parámetros como al usuario que va dirigido, los medios de producción, los textiles, las personas que van a trabajar, las emisiones de CO2, y el valor que va a generar tu proyecto en la sociedad. Deben entender que la sostenibilidad es dar valor al producto». Además desde un principio se habla del origen de los tejidos, «que entiendan de dónde vienen y lo que se puede hacer con ellos después», señala la coordinadora.
Sobreconsumo
«El consumidor se ha vuelto loco con el sobreconsumo. No valora el producto. Da igual lo que dure, es un problema de educación y conciencia, hace falta poner en valor lo que es una prenda», resalta Eduardo Zamácola, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex). Maika Carné también cree que se piensa mucho en el consumo capitalista y que hay que trabajar más para dar el salto, para pensar en la sostenibilidad en el tiempo. «Hay una parte de la sociedad, con menos recursos, que no puede acceder a la moda de calidad. Pero también vemos una falta de cultura y poca información», subraya la coordinadora de IED.
Desde Acotex recuerdan que el sector de la moda no levanta cabeza desde 2008, registrando niveles un 30% por debajo de 2007. «Con la liberalización de las rebajas en 2012 hemos pasado a la moda low cost, se vende barato», explica su presidente. A su juicio, España todavía no está preparada para la moda sostenible, «implica un reciclaje complicado y costoso. Estamos por detrás de otros países y en España no se está todavía preparado para pagar más».
Lo que sí percibe es una creciente utilización de materias primas orgánicas, lo cual indica una preocupación por el medio ambiente. Sin embargo, «la moda sostenible va en contra del modelo de negocio de las grandes cadenas, que optan por la rotación», puntualiza Zamácola.
Otro aspecto importante es el tema económico ya que fabricar ropa 100% sostenible implica reducir los márgenes. Es lo que le ha ocurrido a Ecoalf, la firma española creada en 2009 que diseña y produce prendas de ropa y accesorios a partir de materiales reciclados. «La sostenibilidad debería ser algo natural en las marcas, pero no es así y seguimos siendo pioneros y referentes en la moda sostenible porque tenemos claro nuestro propósito», explica Carol Blázquez, directora de Sostenibilidad e Innovación de Ecoalf. Cree que existe un movimiento y una intención de hacer las cosas de manera sostenible pero ello implica «no tomar decisiones a corto plazo ni pensar en los resultados económicos». Es decir, a la hora de la verdad pesan más otros intereses. «Ser sostenibles —dice Blázquez— implica renunciar a mejores márgenes, invertir en I+D, tomar decisiones difíciles como dejar de trabajar con determinados proveedores. Y es difícil, tienes que estar muy seguro del propósito». En el caso concreto de Ecoalf, «nos lo creemos, hemos nacido para cambiar la moda», asevera.
Muchas variables
Blázquez recuerda que el concepto de sostenibilidad conlleva muchos aspectos, como tejidos, tintes, fábricas, la cultura de la empresa, la forma de relacionarse con los proveedores... «Todo es sostenibilidad, está basado en generar el mínimo impacto en el planeta», defiende. Es consciente que este tipo de modelo de negocio «remueve los cimientos de la economía» pero después de lo vivido con la pandemia, «hemos visto que el planeta ha revivido, que la naturaleza ha recuperado su espacio». Ha sido un parón y después la gente ha vuelto a salir a la calle, a consumir, «pero los que ya estaban concienciados ahora lo están más». Cree también que es un momento bueno para que las marcas sostenible se posicionen.
Ecoalf logró también cambiar el concepto que se tenía de la ropa sostenible. «Diseñamos ropa bonita además de sostenible», recuerda la directora de Sostenibilidad e Innovación. Sus diseños también están teniendo mucho éxito en el extranjero y es que hay una serie de países donde están mucho más avanzados en lo que a moda sostenible se refiere. «En Bélgica, Holanda y Alemania el mercado de segunda mano está muy bien visto pero en España no, es un tema cultural», recuerda Maika Carné.
A día de hoy en España la moda sostenible representa menos de un 1% y con la crisis que se avecina parece difícil que se opte por comprar prendas más caras. Pero algo está cambiando, al menos la conciencia, y también los jóvenes diseñadores que ya están emprendiendo para lograr un mundo más sostenible.
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