El sector del libro trata de reescribir su historia más dura
La alta dependencia de la venta física aboca a los pequeños comercios a reinventarse
Librerías cerradas a cal y canto, lanzamientos de obras aplazados, negocios que contienen la respiración en busca de soluciones ante una situación que desafía su supervivencia… la crisis del coronavirus ha sumido al sector del libro , el que más aporta al PIB dentro de las actividades culturales, en uno de sus capítulos más tristes. Editores, libreros y distribuidores se enfrentan a una tempestad que no saben cuánto tiempo podrán resistir .
«Uno de los riesgos es que haya empresas que desaparezcan, especialmente en el eslabón más débil de la cadena, que es el de las librerías. En el sector editorial quizá tengan un poco más de aguante ese núcleo de pequeñas y medianas firmas, aunque algunas también corren peligro», asegura Miguel Barrero , presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), que alerta de que las previsiones de facturación para el año 2020 podrían caer a la mitad en el mercado interior, entre 1.000 y 1.200 millones de euros , como consecuencia de la pandemia. Advierte, además, de que «el tejido del libro no se recupera en forma de V, sino que necesita tiempo».
En España, la mitad de las librerías independientes (50,4%) factura menos de 90.000 euros anuales, según el último informe del Observatorio de la Librería publicado en noviembre de 2019. Unos exiguos beneficios que las dejan en una posición muy delicada para hacer frente al Covid-19. «Una librería da para vivir al día, vas feliz a trabajar, pero siempre estás al borde del alambre. Al no haber ahorros, dos o tres meses sin facturar nada te crea unas complicaciones enormes», señala Pablo Bonet , secretario general del Gremio de Librerías de Madrid. Solo en la capital han echado la persiana en los últimos 20 años 209 comercios frente a los 108 que se han creado.
«Una librería da para vivir al día, vas feliz a trabajar, pero siempre estás al borde del alambre»
Los modestos espacios de cultura, que enriquecen barrios, pueblos y ciudades, son precisamente los que más están sufriendo el devastador azote de la pandemia, que llega, además, en una de las épocas clave del año , con eventos pospuestos como Sant Jordi en Barcelona o la Feria del Libro de Madrid . «Los negocios pequeños viven prácticamente de campañas como la navideña, la de las ferias o la de los libros de texto. El resto de los meses suele ser un valle para ellas. Las que estuvieran en mayores dificultades cuando llegó este momento serán incapaces de superarlo», lamenta Álvaro Manso , portavoz de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal). Según las estimaciones de la patronal de las librerías independientes, contando con una perspectiva de dos meses sin facturación o con facturaciones residuales, las pérdidas ascenderían a unos 200 millones de euros hasta junio, lo que supone algo más del 20% de la venta anual.
Sin apenas actividad, el canal online podría suponer una tabla de salvación para muchos de estos establecimientos. Y aquí viene el gran problema: según datos de Cegal, solo una de cada cuatro librerías (25,8%) recurre al ecommerce y, en cualquier caso, esta alternativa representa alrededor del 11% del total de las ventas.
Redefinir la oferta
«Para una librería independiente, las mayores ventas se hacen en el mostrador, las que provienen de la web son una ayuda muy buena, porque mejor es algo que nada, pero no son las suficientes como para mantener el negocio», sostiene Jesús Otaola , responsable de Librerías Proteo y Prometeo, fundadas en Málaga en 1969, cuyas ventas han caído un 90% desde que se decretó el estado de alarma.
Juan Antonio García , presidente de la Federación Andaluza de Librerías, menciona uno de los principales obstáculos que tienen que salvar los libreros de a pie: « La venta online se la llevan las grandes plataformas , que no se dedican a hacer cultura ni a dar alegría a su entorno, sino que tratan el libro como cualquier otro producto». La feroz competencia de los gigantes de Internet se suma a otros desafíos que ha tenido que afrontar el sector como los cambios en los hábitos de los usuarios , con el auge de plataformas como Netflix.
Sin fecha concreta para la vuelta a la normalidad, el sector se niega a bajar los brazos. Desde que se decretó el estado de alarma, han florecido diversas iniciativas para contribuir a que la lectura siga presente en los hogares . Desde Cegal recuerdan el portal Todostuslibros.com , que el año pasado registró dos millones de visitas mensuales. Si en sus inicios servía para que los usuarios localizaran la librería donde estaba la obra que querían, con motivo del coronavirus permite también comprar cheques regalo canjeables una vez que el comercio vuelva a abrir.
Otro proyecto para ayudar a los libreros es Paraseguirleyendo.com , operativa desde el 6 de abril. El usuario adquiere bonos de entre cinco y 50 euros que puede canjear por libros cuando su comercio favorito recupere el funcionamiento habitual. «No tenemos ningún ánimo de lucro, el dinero se destina cada semana a las librerías», resalta Alejandra Meléndez , cofundadora de la web, donde hasta el momento se han dado de alta más de una veintena de establecimientos y la recaudación supera los 10.500 euros .
Nakama Librería, situada en el madrileño barrio de Chueca, es uno de los comercios que se integró en el portal. Como consecuencia del confinamiento, su actividad se cortó al 100%, ya que paralizaron los envíos a domicilio. «Gracias a la plataforma llevamos recaudados en torno a 1.000 euros. Es una ayuda maravillosa que nos permite tener cierta liquidez, pues las ayudas oficiales se están retrasando un poco por el colapso que hay», subraya Rafael Soto , uno de los socios del local.
También han organizado, a través de sus redes sociales, encuentros con psicólogos, poetas o editores, al igual que hacían cuando su negocio funcionaba sin restricciones. Afrontan el futuro con cierta preocupación , aunque confiados en salir adelante. «La gente pasa más tiempo viendo series en casa, eso ha hecho que nuestras ventas mermen. Si ahora le sumamos una súper crisis mundial, la situación es bastante oscura, pero no veo al sector una muerte asegurada, vamos a seguir estando ahí», dice Soto.
Fidelizar en la distancia
Con ese mismo espíritu luchador la librería Caótica, ubicada en Sevilla, ha tirado de ingenio para mantener vivo el vínculo con sus lectores y soportar la caída del negocio. A través de redes sociales y de su página web han emprendido varias acciones. Para conmemorar el Día del Libro , han sacado una serie de títulos en preventa que, una vez termine el encierro, podrán adquirirse físicamente en la librería o recibir en casa.
También han puesto en marcha una campaña en medios sociales para sumar socios , con la que han captado ya 70 nuevos que se suman a los 150 que tenían antes del confinamiento. «Sin el compromiso de nuestros clientes, socios y mecenas sería inviable que la librería se pudiera sustentar. Ya es un milagro que hayamos sobrevivido a la gentrificación y sería un milagro que lo hiciéramos al coronavirus», afirma Eduardo Mestre , librero del local.
Desde el sector solicitan medidas a las Administraciones Públicas para paliar los efectos negativos del coronavirus. Entre otras, piden la inyección de capital para la compra de libros en bibliotecas y colegios, la emisión de un bono libro cultural, que los libros de texto se adquieran desde las librerías y que fluctúe el crédito estatal a bajo interés para las empresas. Las actividades culturales aportan al PIB español 27.728 millones de euros (el 2,4% del total). Por áreas, lidera libros y prensa, con 8.723 millones, según datos de la última Cuenta Satélite de la Cultura.
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