El Santander estudia comprar el Popular para evitar la resolución europea del banco

La Comisión Europea pide al Gobierno y a Emilio Saracho una «solución doméstica» mientras Ana Botín planea ya una ampliación de capital

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín REUTERS

El plan A no le cuadra a Bruselas. Así es que no queda otra, plan B . Porque el plan C, mejor descartarlo, ya que pondría en peligro la mejora de la reputación y el devenir futuro del sistema financiero español tras el titánico esfuerzo realizado en los últimos cinco años con su saneamiento global. Descartado pues el tercero de los planes —que supondría activar, por primera vez desde su creación, el mecanismo único de resolución—, parece que se pone en marcha definitivamente el B. Y en esas están Banco Popular, Gobierno y sector bancario.

Según ha podido saber ABC, la Comisión Europea no ve con buenos ojos que la solución que planteaba que Bankia podría hacerse con el control del Popular no es viable. De hecho, si no se pudiera bloquear por razones financieras, Europa sí la bloquearía por razones de competencia. El pasado viernes Bruselas dio por muerta esta vía, algo que trasladó tanto al Gobierno como al presidente del Popular, Emilio Saracho.

Ni confirman, ni desmienten

Por tanto, la solución tendrá que venir a través de una oferta de compra desde dentro del sistema financiero español. Las razones que habrían dado en Bruselas tanto al Ejecutivo español como al propio Popular es que si el sector está saneado, uno de los grandes bancos debe de estar dispuesto a asumir la responsabilidad de sacar adelante al que hoy es aún el sexto grupo financiero del país.

Ayer, saltaba la noticia. O el rumor. El caso es que Banco Santander, dicen, está echando números. Y ahora en serio. No como la oferta que, el pasado mes de enero, puso Ana Botín sobre la mesa del anterior presidente, Ángel Ron. Según informó la agencia Blomberg, citando fuentes familiarizadas con el proceso, el Santander está estudiando ampliar capital en 5.000 millones de euros para financiar la operación sin dañar sus niveles de capital . Mientras, en la entidad rechazan hacer comentarios al respecto. Ni hecho relevante, ni confirmación de ninguna de las partes. Pero el rumor se quedó ahí, en el aire.

Las fuentes citadas explican que aunque el primer banco del país trabaja ya con sus asesores en el diseño de la operación, aún no habría tomado una decisión final al respecto. Solo en el caso de que finalmente se decida a lanzar una oferta pública de adquisición (opa) por el Popular, puja en la que también estaban situados BBVA y Bankia, acometería esa ampliación de recursos propios.

La operación tendría el beneplácito del propio Gobierno que, según fuentes financieras, se habría puesto en contacto con la presidenta del Santander para consultarle si sería posible hacer efectivo el interés mostrado en meses anteriores. Las fuentes apuntan a que la cifra de provisiones que manejan estaría entre los 5.000 y 7.000 millones de euros . Fuentes del mercado consultadas por este periódico aseguraron que en cualquier caso, y viendo números de uno y otro banco, una ampliación por 5.000 millones de euros se quedaría corta, las cifras resultantes así no cuadrarían, y añaden que si fuera una actuación inminente el Santander habría enviado un hecho relevante ayer mismo a la CNMV. Al cierre de esta edición, no había ocurrido.

Precio de saldo

Ahora bien, los analistas consultados coinciden en que una oferta de un eventual comprador será a precio de derribo . No solo porque la cotización de la entidad haya caído en los últimos ocho días un 53% y se sitúe ya solo en 0,32 euros , sino porque además con una oferta a la baja el Santander u otro posible comprador compensaría el incierto volumen de provisiones que necesita el Popular para sanearse y los eventuales litigios a los que se enfrente en el futuro. La propia dirección del Popular sabe que el tiempo no juega a su favor y ha tratado de cerrar enlos últimos días una operación corporativa cuanto antes. Según ha podido saber ABC, el banco de inversión encargado de guiar la operación, JP Morgan, hizo entre el pasado viernes y este lunes una segunda ronda de llamadas a las entidades interesadas para animarles a pujar por el banco.

La fecha tope para presentar ofertas, según comunicó esa entidad, sigue siendo el 10 de junio, pese a que desde la entidad se amplió luego de forma oficiosa hasta el día 30. Y es que tanto el Popular como las autoridades quieren evitar extender los plazos y que al final el banco tenga que ser intervenido y se apliquen quitas a los tenedores de bonos convertibles («cocos»), pues esto podría hacer disparar la prima de riesgo y el coste de financiación del resto del sistema.

El «bail in», descartado

Por tanto se aleja, de forma prácticamente obligada, la activación del mecanismo de resolución que supondría el debut del «modus operandi» que aprobó Bruselas tras los rescates bancarios desatados por la crisis económica y financiera y que busca evitar que los contribuyentes tengan que hacerse cargo de la factura, como ocurrió estos años atrás. Se trataría de evitar un «bail in», un autorrescate de la entidad, en el que los accionistas y deudores asumen las pérdidas de la misma . Así, el primer paso es valorar en cero todas las acciones del banco, con lo que los actuales socios perderían la totalidad de su inversión. Los siguientes en asumir pérdidas serían los cocos, de los que el banco tiene en torno a 1.250 milones de euros. Después, la deuda subordinada, la preferente y la senior y por último los depósitos no cubiertos por el FGD.

Mientras, la agencia de calificación crediticia Moody’s rebajó ayer el rating de deuda a largo plazo de Popular dos escalones dentro del «grado de especulación» conocido como «bono basura», desde «Ba3» hasta «B2» con perspectiva negativa. La decisión se basa en la «reciente evolución de la entidad en el mercado» y en el impacto que podrían tener en las métricas financieras del banco.

Situación en Bolsa

La falta de certidumbre sobre el futuro del Popular volvió a lastrar ayer la cotización del banco. Sin mensajes ni de la dirección ni de los supervisores que arrojen luz, las acciones grupo, tras tres sesiones desplomándose un 18%, cayeron ayer un 6,21%, a 0,32 euros, acumulando ocho días en «números rojos». En ese tiempo el Popular ha perdido un 53% de su valor, que se sitúa ya en solo 1.330 millones de euros. Hoy se espera que, tras la publicación ayer al cierre de los mercados de la noticia de la posible ampliación de capital del Santander por 5.000 millones para financiar la adquisición del Popular, la acción reacciones positivamente.

La jornada arrancó ayer con ciertas esperanzas de que la reunión prevista entre el BCE y los primeros ejecutivos del Popular aclarase la situación de la entidad y sus opciones. Sin embargo, a lo largo del día se fue difundiendo en el mercado que a esa reunión no llegó a celebrarse, lo que alimentó las dudas. Ni desde el Popular ni desde el BCE confirman ni desmienten el encuentro. «No puedo decir nada, así de sencillo. No es el momento ni vengo preparado para eso», dijo ayer en el Senado el gobernador del BAnco de España, Luis María Linde, a preguntas de un parlamentario.

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