Santander empieza el viernes a negociar el ajuste de empleo
El grupo estudia ya si mantener o vender las alianzas y filiales absorbidas
El Santander se fijó como objetivos inmediatos al absorber el Popular sanearlo, recapitalizarlo y recuperar la confianza de depositantes, accionistas y bonistas. Encauzadas esas tres tareas e iniciado el rediseño de cartelería del Popular, la entidad trabaja ya en la integración del que fuera sexto banco del país . El próximo paso que dará será un ajuste de plantilla en los servicios centrales del grupo.
La dirección del banco ha convocado este viernes una primera reunión con los sindicatos de cara a la negociación de ese recorte de empleo en los centros corporativos que se prevé cerrar a final de año. La medida se extenderá tanto a los servicios centrales del Popular, donde trabajan en torno a 1.000 personas, como del Santander.
Aunque el banco aún no ha desvelado el número de trabajadores afectados ni la forma en qué saldrán del grupo, casi siempre el Santander ha recurrido a prejubilaciones y bajas incentivadas. La última vez, en 2016, cuando redujo su red comercial en 1.000 trabajadores y sus servicios centrales en 380 empleados. De hecho, el Santander ya ha cifrado en 1.300 millones de euros el coste de reestructuración total en que incurrirá.
El primer banco del país prevé generar unas sinergias de costes al absorber el Popular de 500 millones en 2020, el 33% de los gastos del Popular, que ya a finales de 2016 hizo un ERE para 2.600 profesionales, y el 10% de los costes del grupo resultantes.
A este ajuste, que podría centrarse en departamentos duplicados y excluir inicialmente al personal de tecnología necesario para abordar la integración informática, que se prolongará hasta 2019, le seguirá la reducción de empleo y oficinas, que no se esbozará hasta finales de 2018.
Junto a la negociación de ese ajuste en servicios centrales, el banco prevé empezar a determinar en las próximas semanas qué negocios que el Popular tenía en filiales y alianzas («joint ventures») con otras compañías son estratégicos y cuáles no.
Los negocios heredados de mayor envergadura son el banco digital Wizink, del que el Santander quiere salvar la unidad de tarjetas, y el acuerdo de bancaseguros con Allianz, similar a la alianza que ya tiene con Aegon.
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