Sánchez compromete más gasto a las puertas de la desaceleración económica
El PIB cae a su menor nivel en cuatro años y el empleo sube menos del 3% por primera vez desde 2016
El consumo se debilita por el alza de la inflación y los bajos salarios
El Gobierno socialista ha heredado una economía española que mantiene un fuerte impulso, pero que al igual que en el resto de la Eurozona empieza a ralentizarse . El crecimiento del PIB ha caído a su nivel más bajo en cuatro años y la creación de empleo se modera. Organismos oficiales y privados han constatado ya una desaceleración que tendrá que gestionar el Ejecutivo de Sánchez, que aún así ya ha comprometido más gasto público .
El incremento del PIB en este tercer trimestre, según el dato adelantado del INE, será de solo el 0,6%, el más bajo desde junio de 2014 en términos intertrimestrales. Y en términos anuales se quedará en el 2,7%, bajando por primera vez en tres años de la barrera psicológica del 3% .
«Esto, junto con el aumento del número de riesgos y su probabilidad de realización, ponen un sesgo a la baja sobre el crecimiento previsto para 2018», avisa BBVA Research en un reciente informe. «La información coyuntural conocida hasta el momento referente al tercer trimestre de 2018 ha proporcionado señales de una ligera desaceleración», apunta la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), cuyos analistas señalan como «sorpresas negativas» los últimos datos de afiliación a la Seguridad Social, de actividad del sector servicios y de producción industrial .
Señales de alarma en el empleo
El empleo es, sin duda, el indicador que refleja la buena salud de una economía. Y España sigue creando puestos de trabajo a buen ritmo, según refleja la afiliación, el registro más fiel para medir la ocupación. Los datos de la Seguridad Social de julio indican que los cotizantes crecieron en el último año un 2,99%, medio millón más, y que este incremento elevó la cifra total los 19,04 millones, la más alta desde agosto de 2008, justo el mes anterior a la caída de Lehman Brothers . Sin embargo, el porcentaje de incremento comienza a reflejar un frenazo en el mercado laboral. Por primera vez desde julio de 2016 el número de afiliados subió menos del 3%.
En esa desaceleración, está teniendo algo que ver el turismo. Tras años de encadenar récord este año el crecimiento está siendo más lento. Esto se aprecia algo en la afiliación, con incrementos más bajos en hostelería y comercio. Y también se aprecia en las comunidades más costeras. Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía o Murcia, que registraron en julio alzas de afiliación sobre el año anterior más bajos que en 2017. Otras como Madrid o Navarra han acelerado.
La afiliación de autónomos, colectivo que ha tirado del empleo en España, refleja también una desaceleración. Julio de 2018 registró la mayor caída de afiliación de autónomos desde 2009 . Comparada la cifra de evolución mensual (junio-julio) de la última década, julio de 2018 marca un récord de caída al perder 22.261 trabajadores. La pérdida de 22.261 autónomos supera por 5.763 la julio de 2009, en plena crisis.
El consumo privado pierde fuelle
El menor vigor de la economía se explica por un menor dinamismo del consumo de los hogares, su principal sustento . Si hace un año crecía al 0,8% y en los tres primeros meses de 2018 al 0,7%, entre abril y junio solo creció un 0,2%, impactado por la disminución de la capacidad adquisitiva derivada del repunte de la inflación y el precio del petróleo y de los bajos salarios.
La actividad del sector servicios también se resiente y en julio creció a su menor ritmo desde 2013: el índice PMI del sector bajó de 55,4 a 52,6 puntos. En esa línea, el índice de producción industrial cayó en junio un 0,6%. A ello hay que sumar que ahora el sector exterior ha pasado a restar crecimiento al PIB. Las exportaciones cayeron en el segundo trimestre un 1% debido a que las grandes economías europeas, principales socios comerciales de España, también se desaceleran. Así, la demanda externa ha pasado de aportar dos décimas al PIB a restarle 0,2 puntos. Por si fuese poco, el sector turístico, que venía registrando año a año cifras récord, ha comenzado ya a normalizar su crecimiento. El pasado mes de julio las pernoctaciones hoteleras cayeron un 2,2% respecto al pasado verano.
Sin el paraguas del BCE
El Gobierno tendrá que lidiar con esta desaceleración cuando aún hay grandes desequilibrios por corregir, como el nivel de deuda pública, que apenas ha bajado del 99% del PIB, y la tasa de paro, que duplica la de los principales socios europeos. Y tendrá que hacerlo sin el empuje de una política monetaria tan favorable, pues a final de año el BCE dejará de comprar deuda, lo que elevará la presión sobre el Tesoro , y del precio del petróleo, que se ha disparado un 45%, lo que puede lastrar el histórico superávit por cuenta corriente logrado en los últimos años.
«Haciendo uso de mi recién estrenada condición de consejero, diría que el consejo rector sería evitar caer en la complacencia y, por el contrario, aprovechar la expansión económica para adoptar las medidas que permitan alcanzar un crecimiento sostenible, un mayor grado de estabilidad y un margen de maniobra más amplio ante eventuales crisis futuras», dijo hace un mes el nuevo gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, al tomar posesión como miembro del Consejo de Estado.
Cos, que aspira a reforzar el papel del Banco de España como institución de alerta temprana de riesgos económicos y financieros , destacó ese día que «en este contexto, se hace necesario ahondar en el proceso de consolidación fiscal» . Casi todos los analistas y organismos insisten en que España debe mantener la disciplina presupuestaria teniendo en cuenta el alto nivel de deuda y la amenaza de una eventual nueva crisis que muchas voces sitúan ya en torno a 2020.
Sánchez afronta ese panorama no solo con una debilidad parlamentaria que dificulta la aprobación de reformas. En ese escenario político, y con el fin de poder diseñar sus propios Presupuestos y garantizar así la legislatura, ha empezado a pactar con Podemos medidas de incremento del gasto público contrarias a esas recomendaciones de contención fiscal.
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